sábado, 12 de julio de 2014

MÉRITOS SIN MEDALLAS



Cuando uno, cuyas sienes blanqueadas y despobladas anunciando la llegada inminente del medio siglo, echa la vista a atrás, no puede ni quiere evitar que dos figuras aparezcan como gigantes guardianes y protectores bajo el inequívoco nombre de madre y padre. 

Uno no puede dejar de recordar a su madre, arrodillada en el suelo con un trapo y un cubo de cinc, que las fregonas por aquellos tiempos ni se conocían, fregando durante horas aquellas interminables escaleras de mármol de la casa donde malvivíamos en una insalubre portería; uno también la recuerda blanqueada por el polvillo de la leche en polvo, de pie, cazo en mano, repartiendo durante horas y horas a tanta gente pobre de Melilla en unos tiempos donde la miseria de los más era lo habitual para la opulencia de unos pocos,...... y siempre con una sonrisa bajo la que se escondía, como más tarde sabríamos, una frágil salud.

Tampoco puede dejar de recordar a su padre, a las seis de la mañana con un café negro de “achicoria” por desayuno yéndose a trabajar a aquella grúa flotante con la que bloque a bloque construiría nuestro puerto y lo repararía tras aquellos terribles Levantes. También recuerda aquel portaviandas con escasa comida pues después del trabajo en la grúa aún quedaban muchas horas en aquel pequeño taller de la carretera Hidún o, sobre todo, en aquellos barracones del dique Sur donde junto a mis tíos construirían todo el forjado del instituto en el que luego yo estudiaría......

Como tantos y tantas, dos vidas repletas de trabajo insalubre, abnegado, sacrificado, apenas si reconocido por familiares y amigos.... todo por un mísero salario que les permitiera dar estudios a sus hijos para que pudieran ser más felices.... 



Hoy mi madre, Maruja, hace cola en los pasillos del Hospital Comarcal para que con algo de suerte dentro de dos meses la pueda recibir el médico especialista que la informe que en los resultados del análisis que se ha hecho ahora tiene una infección de orina......... 

A mi padre, Manolo, lo tuvieron que evacuar “urgentemente” al Hospital Regional Carlos Haya de Málaga para un cateterismo cardíaco: se lo dijeron un miércoles, lo evacuaron un jueves por la noche y no lo intervinieron ..... ¡¡hasta el lunes!!; a pesar de que como nos informaron los médicos una de las coronarias estaba a punto de estallar...... Apenas dado el alta en la UCI, regreso a Melilla bajo una tromba de agua en el aeropuerto donde no nos esperaba ni un misero paraguas.

Ni “las Marujas” ni “los Manolos” irán nunca a un hospital de Houston, ni aterrizaran en una zona privada de un aeropuerto donde les esperaran periodistas con preguntas estúpidas y repetitivas propias de mentes descerebradas, no saldrán en telediarios ni periódicos como noticia, .........y por supuesto ningún gobierno les pondrán nunca la medalla de oro al mérito del trabajo .... aunque de eso, de MÉRITO EN EL TRABAJO, a ellos, como a tantos y tantos otros de su generación, no hay cantante que les llegue ni a la suela de los zapatos.

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