martes, 15 de julio de 2014

CAIN Y CAIN



No me he equivocado en el título de este modesto artículo, tampoco es un error tipográfico y mucho menos es un error de lectura. Se trata de que tras haberme esforzado en buscar algún “Abel” entre la casta política española sólo he encontrado “caines” armados de quijadas....

Como aclaración, en mi búsqueda, he creído correcto incluir dentro de la “casta política” a estos sindicalistas de medio pelo subvencionado que no han dudado en gastarse al grito de “ ...¡ a las mariscadas !...” el dinero que el resto de la sociedad ponía en sus manos para los parados; también me ha parecido correcto incluir en ella a algunos jueces, fiscales,... que sin el menor rubor y por intereses bastardos apoyan por acción u omisión a alguno de los grupos de poder de la casta; por supuesto que incluyo a casi todos los medios de comunicación subvencionados y a sus periodistas -con o sin título- sin cuya ayuda la casta no sería lo que es; y por último, no quiero olvidarme de tanto y tanto paniaguado que con tal de alcanzar las migajas de un enchufe defienden al líder de turno y a su casta como si de su propia sangre se tratara. ¿Prueba de ello..? basta con ver y escuchar -aguantando las ganas de vomitar alguna de las tertulias que se organizan en televisiones o radios... Todos están de acuerdo en que el que gobierna haga lo que haga es una calamidad que hay que extirpar como sea …. para hacer ellos lo propio o peor aún; y los que gobiernan en creerse imprescindibles y coronados de una aureola de impunidad y autosuficiencia que les lleva a ningunear, ignorar y buscar por cualquier medio la destrucción del más modesto gesto de oposición o crítica constructiva.

No tenemos arreglo, venimos arrastrando siglos esta situación y la transición fue un espejismo en el que muchos creímos para llegar a la frustración que ahora sentimos. Ya en los años 70, Diaz Plaja, escribió un libro cuya lectura recomiendo: “El español y los siete pecados capitales” . En él se describían la ambición y soberbia que desde los celtíberos nos adorna y que por motivos tal vez genéticos se ve elevada a la máxima potencia en cuanto a uno le dan un cargo, carguillo o carguete.

Y dicho ésto, me niego en rotundo en creer que no se pueda cambiar esta desgraciada situación, es más yo diría que ahora estamos en un momento excepcional para que esta situación cambie de una vez para siempre. No creo haber estudiado ningún momento histórico en el que la sociedad mayoritariamente desprecie tanto a esa casta política... al completo. Es cierto que han habido otros momentos históricos de desprecio de la monarquía, la república y de unos contra otros.....pero ahora no, ahora somos mayoría los ciudadanos que nos ponemos frente a toda la casta política para decirles que estamos hartos de ellos, que no les pagamos para que alcancen el poder y hagan lo que sea para mantenerse en él, que no les damos un sillón para que se lo arrojen al contrario, que están para servirnos, para solucionarnos los problemas que tenemos o los que puedan surgir en el futuro, para hacer de ésta una sociedad próspera y no con una casta política despilfarradora y egoísta, para que se dejen la salud y se rebanen los sesos buscando -todos- soluciones, alternativas, opciones, … que sean eficaces, para que protejan a los más desfavorecidos y los saquen del agujero en el que los han metido, para que dediquen los mayores esfuerzos a educarnos, sanarnos y protegernos....Se me ocurren tantas cosas por hacer que me falta espacio para escribir.

En definitiva que necesitamos unos políticos, jueces, sindicalistas, periodistas, ….ciudadanos que dejen de ser “Cain” para ser, por siempre y para siempre “Abel”. ….Y mientras que “Cain” se atenga a las consecuencias.



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