lunes, 14 de julio de 2014

18 DE JULIO. SANTA MARINA.



En cierta ocasión, mi amigo Severiano Gil me dijo: “...somos hombres afortunados. Hemos sobrevivido a las consecuencias de una Guerra Civil, de una Guerra Mundial, de una Guerra Fría, hemos contemplado el fin de ideologías y la caída de muros que llegamos a considerar eternos, el fin de un milenio y de un siglo, el principio de otros,...¿cuántas generaciones han podido vivir años tan apasionantes...?...” Palabras que, con el paso del tiempo, han ido adquiriendo su valor a nada que las he recordado o reflexionado sobre ellas.

Hoy, 18 de julio de 2013, quisiera referirme a uno de los párrafos de aquellas acertadas palabras: la referente a las consecuencias de la Guerra Civil. Un servidor confiesa, sin pudor alguno e incluso con cierto orgullo, que nació en 1956. No sé si existirán recuerdos genéticos pero si los hay tengo arraigadas escenas de aquella maldita Guerra Civil. Y si no nací con estos recuerdos, bien pronto mis abuelos, mis padres, mis tíos,... se encargaron de que conociera el horror, la miseria, el hambre, el remordimiento,... y tantos sentimientos dolorosos a los que da lugar una guerra, máxime si es una guerra entre compatriotas cuando no entre familias. Viví las consecuencias de aquella guerra y de ello, si tengo que escoger un sentimiento, sólo me queda el miedo. Miedo a con quién hablaba, cómo le hablaba o de qué hablaba; miedo a qué leía, miedo a qué escuchaba; miedo a cómo vestía; … miedo a no alterar el orden, miedo a los uniformes...... ; miedo al pecado que, por cierto, lo era casi todo.

Después vino la ilusión y la esperanza... de hacer una España mejor, donde cupiéramos todos los españoles con respeto, tolerancia, libertad y afán común de compartir y construir.... Una España sin miedo a hablar, escuchar, leer, vestir y que cuando uno viera un uniforme sintiera la seguridad de saber que bajo él siempre había una persona dispuesto a ayudarte o protegerte. Y a fe que creí lo habíamos conseguido....

Y con ello, me di cuenta que a la Guerra Civil no nos habían llevado las derechas o las izquierdas, nos habían llevado las intransigencias, las vehemencias, las violencias, las intolerancias, el odio, el desprecio,.... de unos por otros y de los otros por los unos. La lectura ponderada y objetiva de los acontecimientos me llevaron a la conclusión de que la IIª República había sido uno de los fracasos más frustrantes de nuestra Historia – y mira que hemos tenido fracasos- y que si contra ella se levantaron unos militares y políticos totalitarios de derechas fue porque no les dio tiempo -o previamente habían fracasado -recuérdese Octubre del 34- a los militares y políticos totalitarios de izquierdas. También llegué a la conclusión personal que la horrible posguerra con sus terribles represiones hubiese sido igual con la república que con el superlativo general.

Y henos aquí, 77 años después, con una crisis galopante y una casta política que se caracteriza a nada que se investigue por sus ambiciones, su latrocinio, su soberbia, cuando no su estupidez o imbecilidad y su total ineficacia para dar solución a nuestros problemas llegando a constituir, tal vez en si misma, el más importante; que en vez de ofrecernos soluciones propias del y para el siglo XXI, echándole imaginación, creatividad, generosidad… virtudes que a los españoles nos sobran a raudales y que ponemos en marcha cuando nos unimos en cualquier proyecto; no se les ocurre otra solución que volver a sacar la bandera tricolor, uno de los errores más visibles de aquella IIª República y que además es estéticamente de una desarmonización de colores evidente. Bandera que simboliza junto con la bandera del águila todo aquello que nos llevó a enfrentarnos entre compatriotas.

No puedo dejar de sorprenderme a estas alturas, con lo visto, escuchado, leído,... que haya mocitos y no tan mocitos que defiendan con anhelo el régimen del General Franco, o a otros tales que se confiesen sin pudor alguno comunistas, … dejo para la consulta psiquiátrica el tema de los nacionalistas .

Y es por eso que quiero hacer una reflexión y un ruego: llevo 57 años oyendo hablar más del pasado que del presente o del futuro. Para mis hijos y mis alumnos, la Guerra Civil es sólo una unidad didáctica que estudiaron o han de estudiar. Ellos, mis hijos, mis posibles nietos, mis alumnos de 11 años,.. no se merecen estar repitiendo los errores de nuestra historia una y otra vez.

Y por cierto, no saben lo orgullosos que están de su camiseta roja y su bandera rojigualda desde que España triunfa en tantos deportes o ven como nuestros soldados la llevan en misiones internacionales. Se lo debemos a ellos..... y a mi hija Marina, una belleza rubia de ojos azules y 25 primaveras, ilusionada con su título de psicóloga conseguido hace apenas un año, para la que el 18 de julio es, sólo y exclusivamente, el día de su santo.

Julio de 2013









1 comentario:

  1. Claro y conciso, aunque, en esta España de extremismos y donde se pregunta antes quién lo ha dicho que qué ha dicho, no habrá mucha gente de acuerdo, ya sabes aquello de "estás conmigo o estás contra mi".

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