lunes, 23 de marzo de 2020

CUENTOS PARA MÍ. Y 5ª PARTE.

Nunca había podido olvidar a aquel hombre… Pero la vida continuó y en pocos años sucedieron tantas y tantas cosas que aquella se convirtió en otra inquietud más. 

Hacía apenas unos meses que me había casado. Dejé la carrera de Medicina y me hice maestro e ingresé en el Cuerpo, también había pasado por la Academia de Infantería y había sido alférez del Grupo de Fuerzas Regulares de Infantería Alhucemas … el regimiento más condecorado de la historia militar española… Muchas veces pensaba que era como aquel hombre pues para más coincidencia me había empeñado desde el primer día que entré en Magisterio en ser especialista en Educación Especial y en Audición y Lenguaje...como él. 

Mi mujer y yo habíamos subido al barrio a ver las candelarias, era la mágica noche de San Juan y nos traía muy buenos recuerdos de cuando empezamos a salir juntos. Mi padre, además, había diseñado y casi construido una hoguera preciosa para la Asociación de Vecinos, hoguera que se había llevado el primer premio en el concurso. Nos reunimos toda la familia y se montó junto a la hoguera una barra donde servían bebidas. Pronto mi suegra acercó unos platos con queso, tomates, … Mi madre, no paraba de gastar bromas a unos y a otros con aquella gracia tan cercana, tan cariñosa. Al poco, empezó a sonar música y muchos se animaron a echar un baile. En definitiva, una tarde feliz y en familia. 

Sobre las diez de la noche se prendió fuego a la hoguera, hoguera a la que mi suegro ya se había preocupado de ponerle mucha madera y cartones debajo para que aquello “...ardiera como tenía que arder... “. 

A la luz del fuego muchas cosas parecen mágicas y, sin embargo, se ven hasta más reales. Tere estaba preciosa, sus ojos relucían a la luz de las llamas, encima aquellos vaqueros blancos le hacían un cuerpo extraordinario que no escapaba a la mirada de admiración de muchos. 

Nos sentamos en la puerta de la casa y aprovechando el calor de la noche nos quedamos allí un buen rato charlando. Mi padre nos dijo que él nos llevaría luego a casa en coche. 

Desde allí veía perfectamente los rescoldos y las maderas aún ardientes de la hoguera...ya no quedaba nadie por allí ...¿Nadie…? No, ...había un hombre junto a la hoguera. 

-Voy a mirar la hoguera, me encanta verla arder -dije excusándome dejando a la familia charlando sobre sus cosas. 

-¿Quieres que vaya contigo? - me dijo Tere, a lo que respondí que no hacía falta pues ella estaba en animada charla con mi madre y la suya. 

Me acerqué a la hoguera  donde sólo estaba él mirando fijamente el resplandor: 

-Buenas noches, disculpe ... ¿Vd y yo nos conocimos hace tiempo, verdad? 

-Tú y yo nos conocemos desde siempre ...Claro que sí, la última vez si no recuerdo mal hasta rezamos juntos… 

-¿Vd es Don Carmelo? - pregunté con la certeza de que lo era. 

-¿Tanto he cambiado…? 

-¡Que va! Lo decía precisamente por eso, ¡ hasta parece más joven! 

Y la verdad es que lo parecía. Esta vez llevaba los vaqueros Lois desgastados con unos botos camperos, un polo Fred Perry verde oscuro que le daba un aire distinguido, sobre la manga izquierda llevaba el emblema del creciente lunar con los fusiles cruzados y el número 5, ... el de mis Regulares… 

-Bueno, la edad es un poco una sensación … aunque te aseguro que los años pesan y uno paga todos los excesos conforme va cumpliendo años. Veo que lo pasáis muy bien en familia -dijo mientras señalaba a mi gente sentada en la puerta de la casa. 

-¿Quiere Vd acercarse a saludarlos? … como me dijo que los conocía. Mi padre seguro que se alegra mucho de volver a verlo. 

-No debo ni puedo … ahora no es el momento… Y te aseguro que me gustaría saludarlos a todos, no sabes como disfruto viéndolos desde aquí...felices… juntos ¿No veo a tu hermano…? 

-Juanma se ha ido con unos amigos a la plazoleta, está tonteando con unas chicas… 

-Tener un hermano es muy importante … pero tener por hermano a Juanma es algo especial. 

-¿Por qué lo dice…? 

-Tú mismo lo comprobarás, date tiempo... 

-Me gusta mucho su polo...¿sabe? Yo también he estado en el Alhucemas… 

-… El mejor regimiento de la historia militar de España, … el más condecorado. Y su 2ª Cia, la mejor, entre las mejores. 

-¡ Yo estuve en la 2ª, incluso tuve el privilegio de ser su alférez comandante en una Faja Verde! 

-Pues ya sabes muy bien lo que se siente… ese orgullo que no todos comprenderán…Te veo feliz y Tere está guapísima, un día te darás cuenta de lo afortunado que has sido en la vida con una mujer como ella… Vale mucho, no te enfades conmigo pero un día sabrás que ella vale más que tú. Y esto, los hombres, tal vez por cotidianidad, por cercanía, no lo valoramos en toda su dimensión y, a veces, hacemos o decimos cosas de las que nos estaremos arrepintiendo mientras vivamos. 

-Hoy lo veo, no sé, … como triste… 

-Nostálgico, es la palabra… No puedes imaginarte cuantos y cuantos recuerdos estoy teniendo esta noche y cómo me alegra ver lo que veo. Los recuerdos son la vida misma…sin recuerdos no tenemos vida. Además, desde los recuerdos podemos aprender a ser mejores…¡Es curioso lo que puede uno llegar a pensar y decir ante una hoguera! - dijo con aquella risa campechana. 

-Si me lo permite, siempre que hablo con Vd me queda la inquietud, la sensación, de que es Vd un hombre que ya está de vuelta de la vida, que tiene mucha experiencia en ella. Un hombre sabio… 

-Te equivocas… Te lo dije en otra ocasión y te lo vuelvo a decir: en la carrera de la vida todos somos estudiantes, a ella venimos a aprender y, como yo, un día te darás cuenta de es muy corta para todo lo que tenemos que aprender. Aprovecha cada minuto...¡carpe diem! 

-Caramba, eso me lo dijo en otra ocasión y le aseguro que lo intento pero a veces el futuro me da miedo, lo reconozco, me da miedo lo que pueda pasarnos, me da miedo el dolor, la angustia, la enfermedad… 

-Todo ello forma parte de la vida, sin esas cosas malas no sabríamos valorar en toda su dimensión las cosas buenas. Tú, por ejemplo, no valoras todavía el buen rato que estabas echando con tu familia, lo guapa que estaba tu mujer, la risa de tu madre, la creativa sensatez de tu padre, la cercanía de tu hermano, la sabiduría de tu suegro, la entrega de tu suegra, en definitiva, el gran amor que os une ... y un día, que todavía tardará en llegar, … quizá pases por la puerta de esta casa y notes como el corazón se te encoge porque ya te faltan algunos de ellos...Lamento decírtelo… a mí me pasó y aun me duelen las lágrimas – me contó mientras yo veía en sus ojos el dolor al reflejarse las llamas de la hoguera con una intensidad desconocida… 

-Me está Vd asustando, Don Carmelo… 

-Nada más lejos de mi intención, amigo. Precisamente lo que quiero decirte es que disfrutes de los muchos ratos buenos que te va a brindar la vida, que los disfrutes intensamente y que intentes siempre hacer feliz a todos los que te rodean y dejes a un lado ese mal carácter tan impulsivo que tantos disgustos te da y te va a dar. Es lo único que de verdad dará sentido a tu vida y hará que haya merecido la pena vivir. Aunque ahora no lo creas es lo que de verdad valorarás en la vida cuando llegues al final… 

-Es verdad, tiene Vd razón… este carácter impulsivo ...luego me arrepiento de todo… 

-Y sufres el doble… 

-Ya lo creo… 

-Pues aplícate el cuento, como dice tu padre, y empieza a corregir desde ya. No creas que siempre se tiene esta oportunidad… 

-Gracias, Don Carmelo, ¿de veras que no quiere venir a tomarse algo con la familia…? 

-No, amigo, no… no puedo. Hoy ya me tengo que marchar, me gustaría mucho, muchísimo que recordaras mis palabras y corrigieses esas cosas, ...no siempre se tiene esta segunda oportunidad. 

Le miré a la cara y apreté su mano a modo de despedida, tuve una sensación muy extraña al sentir el tacto de su mano, me era tan familiar… 

-Cuídate y cuídalos… - fueron sus últimas palabras mientras se dirigía al pequeño camino que conducía a mi antigua E.U. de Magisterio… 

Me volví con mi familia y  mi mujer me dijo sorprendentemente: 

-Que poco has echado...Prácticamente has ido y vuelto… 

-¿Cómo…?¿No me has visto charlando con un señor? 

-Tu no has estado con nadie … te he mirado todo el tiempo… has ido hasta allí y has vuelto… 

No supe que decirle, … pero le eché el brazo por los hombros y la apreté contra mí para intentar con su calor apagar el frío que en esos momentos me recorría el cuerpo. 


Ojalá hubiera … pudiera… ser o haber sido así.

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