lunes, 23 de marzo de 2020

CUENTO PARA MÍ. 2ª PARTE.


Habían pasado semanas desde aquel encuentro y, sin embargo no podía olvidarme de aquel hombre… La noche se mostraba fría y cerrada, el levante húmedo recorría aquellas calles mal iluminadas y peor asfaltadas. Aquella noche había salido tarde de la Academia Cervantes y mi madre me estaría esperando con la cena puesta. No me iba a dar tiempo de intentar cruzarme con mi vecina Tere… 

Empecé el camino de retorno hacia el barrio de la Victoria y apenas iniciado unos pasos estaba allí, saliendo del Bar Las Minas. 

-Hola, Carmelo.. ¿qué tal estás? Hacía mucho tiempo que no jugaba en una de estas máquinas “Petaco”, no sabes cómo las echaba de menos. Y, además, no he perdido facultades – me dijo con una gran sonrisa y guiñándome un ojo. 

Mis padres me habían advertido que tuviera cuidado con los extraños y yo llevaba esa recomendación a pies juntillas tal vez por mi carácter por entonces tímido e inseguro… Pero aquel hombre me resultaba tan familiar, tan cercano,... 

-¿Hacia dónde vas, … vas hacia el barrio Victoria?… Si no te importa te acompaño, quiero pasar por el Bar Buenos Aires y la plazoleta por si veo a algún amigo y cogeré el autobús allí mismo. 

-Como quiera - le respondí no sin inquietud. 

-¿Qué tal con el baloncesto…? ¿Cuál es tu equipo ahora…? 

-Estoy en mi última temporada con el Instituto Rayo, de hecho ya he empezado a entrenar con el Instituto Iberia para el trofeo de primavera… 

-¿Jugarás de pivot, no…? 

-Juego de poste… pero aún tengo mucho que aprender, sobre todo del tiro a esa distancia. 

-¿Sabes? Yo también jugué de joven al baloncesto y, que casualidad, de poste y de pivot. Tú disfruta, pásatelo bien, ríete mucho, y no te preocupes … ya verás como las canastas entran. Además, harás muy buenos amigos. El baloncesto es algo que nunca olvidarás te lo aseguro… 

-¿Todavía juega Vd. alguna vez – me atreví a preguntarle sin tener para nada en cuenta la probable edad de aquel señor. 

-¡ Noooo! - me respondió sonriendo - que más quisiera yo, algunas noches hasta sueño con ello. Pero primero una rodilla y después una lesión de espalda … me dejaron para el arrastre. Por cierto, hazme mucho caso, cuida tu espalda que los tios altos tenemos una gran tendencia a padecer de ella… 

-Mi madre siempre está con que me ponga recto… 

-Pues hazle caso, que aunque ahora no lo creas un día reconocerás que tu madre llevaba razón en muchísimas cosas. 

El fuerte viento de levante nos empujaba las espaldas pero parecía como si el camino fuese esta vez mucho más largo de lo normal, como si el tiempo al lado de aquel hombre no pasase a la velocidad concebida por el ser humano. 

-¿Tienes un hermano, verdad? 

- Si, Juanma. Es pequeño y un latazo, ahora está malucho y juego mucho con él. 

-¿No tienes muchos amigos…? 

- Pues la verdad es que amigos amigos, lo que se dice amigos, tengo pocos, … me gustaría tener más… Aunque ahora tengo a Juani que ese sí que es un gran amigo mío. Toca la guitarra de maravilla… 

-¿Y amigas… tienes... amigas? 

Aunque por la luz no se me viera la cara enseguida noté que el rubor me subía a ella. No podía evitarlo, era hablarme de chicas y me ponía rojo. 

Aquel hombre pareció notarlo y con una voz cercana y amistosa me dijo: 

-No te preocupes, antes de lo que crees perderás esa timidez y seguro que con tu forma de ser serás un tipo ocurrente y divertido. Igual hasta ya has conocido a la chica que te va a llenar el corazón… una chica que te perderás en su mirada. Pon mucho cuidado en ello y tómatelo en serio, todos los días no se encuentra a la mujer de tu vida… y tengo la sensación de que la vas a encontrar muy pronto … si no las has encontrado ya – Y lanzó una ´gran carcajada que me contagió por la alegría sincera que transmitía. 

-Bueno, ya estamos aquí… ¡que buenos ratos pasé en esta plazoleta! ¿Todavía siguen haciendo las ferias del barrio aquí? 

-Sí, … los bailes ahora se celebran aquí, antes eran en el “Patio del Cura”… Y entre esta feria y la del Centro ponen los cacharros muy cerca de mi casa… 

-¡ Siiii ! En mis tiempos también lo hacían. Y nunca olvidaré ese lugar, fue para mí muy importante por algo que … bueno, por algo. Anda, márchate para casa y dale un beso a tu madre que seguro que no está tranquila hasta que llegues … y más con la nochecita que hace – me dijo mientras se subía la solapa de aquella magnífica chaqueta militar - Gracias por esta charla, de veras…Durante muchos años de mi vida tuve que formar niños y jóvenes con muchos problemas y siempre es muy agradable hablar con chicos como tú ¡ sois el futuro ! - Y, dándome un pequeño y amistoso golpe en el hombro con el puño, aquel hombre se dirigió hacia el autobús de la COA mientras yo me encaminaba hacia mi casa. 

Un instante después me volví para ver como salía el autobús… ¡ iba vacío de pasajeros ! 




No hay comentarios:

Publicar un comentario