lunes, 23 de marzo de 2020

CUENTOS PARA MÍ. 4ª PARTE.

No recuerdo ni cuantos años habían pasado… Mi vida había cambiado de una forma singular. Me había enamorado y me enamoraba cada día más. Al curso siguiente me tendría que marchar a estudiar a la Universidad de Granada y ello creaba en mí una enorme inquietud al tener que separarme de Teresa… 

Era Nochebuena, y mientras mi familia y la de mi suegra cocinaban para la cena que íbamos a compartir aquella noche, decidí darme uno de aquellos paseos por el barrio, paseos que dicho sea de paso siempre supusieron para mí una forma de relajarme y de aclarar mis ideas… 

Me encantaba acercarme a la parroquia de Santa Maria Micaela en Navidad y ver aquella estrella junto al campanario de la iglesia. Siempre fui un creyente lleno de dudas pero me gustaba mantener aquella tradición de acercarme a dar gracias a mi Cristo Crucificado y rezar porque las cosas fueran bien… 

El alumbrado público de aquella época dejaba mucho que desear pero el hombre que estaba en la puerta de la iglesia sin duda era él. 

-¿Qué tal Don Carmelo? ¡Cuanto tiempo sin verle! 

-Feliz Navidad, amigo, ¿cumpliendo con las tradiciones? - me dijo sorprendiéndome una vez más de que supiera lo que pensaba. 

-Pues sí, … todos los años me gusta acercarme a ver la estrella y de camino entro a dar gracias a Dios… Luego probablemente vendré con mi madre a la Misa del Gallo pero en esa hay demasiada gente para mi gusto… 

-Te comprendo perfectamente, necesitamos intimidad para hablar con Dios ¿verdad? 

-Cierto… no sé si es porque soy muy tímido pero a mí me pasa eso. Además no me gustan para nada esa gente que viene a aparentar públicamente lo que no siente en su alma o esos fanáticos que creen que la religión son sólo formas.... 

-Menos tímido, ...mucho menos tímido que aquel chico que saludé en el Café del Reina hace un tiempo. Te estás haciendo un hombre...un hombre que cometerá errores … pero que también tendrá aciertos. Procura ser algo generoso cuando te juzgues …aunque es probable que eso no lo consigas nunca. 

-¿Cómo sabe Vd tantas cosas sobre mí, sobre cómo pienso o cómo siento…? Discúlpeme no he querido molestarlo… -me disculpé casi inmediatamente temiendo haber cometido alguna torpeza. 

-No te preocupes, no me molesta lo más mínimo ya te dije que dediqué la mayor parte de mi vida a la docencia ...y precisamente a la docencia de los más necesitados… 

-Pues tiene Vd toda la pinta de haber sido militar… 

-Y lo fui. Estuve en la Academia de Infantería y fui oficial de una de las unidades de élite del Ejército… pero decidí que mi mejor manera de ser útil a los demás era la docencia… No obstante, “...quien fue soldado una vez, es soldado para siempre…” Tal vez por eso me veas pinta de militar… 

-De manera que es Vd profesor… 

-Lo fui...ahora,...digamos que estoy disfrutando de la mejor jubilación… 

-¿Y qué es eso de la docencia de los más necesitados…? 

-Pues que fui profesor de Educación Especial y también fui logopeda…¿sabes lo que es un logopeda? 

-La verdad es que no...¿algo relacionado con el lenguaje? 

-Exactamente. Antes de lo que tú crees sabrás bastantes cosas sobre ello. 

-Que bien… yo quiero estudiar Medicina … pero si no fuera posible también me gustaría ser profesor … y si fuera posible como Vd. Bueno, en realidad, ya me gustaría parecerme en algo a Vd… -dije ruborizándome. 

-Ten cuidado con lo que piensas y sueñas que lo puedes alcanzar... jejejejeje. Por otra parte, la vida nunca sabes que te depara...Hay tantas cosas maravillosas y tantas crueles, hay tantos momentos felices y tantos dolorosos, … La vida, Carmelo, es una escuela en la que uno siempre es alumno… 

-No lo dirá por Vd que es profesor… 

-Mira, amigo, cuanto más he aprendido en la vida más cuenta me he dado de lo poco que sé o de cuanto me queda por aprender. Yo también fui un alumno de la vida… y ahora ... probablemente me esté examinando… 

No entendí muy bien esas últimas palabras pero me hice el propósito de no olvidar las primeras… 

-¿Está Vd solo esta noche…? 

-No, no lo estoy, no te preocupes por eso. Y para cuando  tú lo estés tienes que saber que un hombre nunca está solo del todo si tiene recuerdos. 

-¿Tiene familia entonces aquí…? 

-Sí, si la tengo...Como tú. No olvides esta noche dar un fuerte abrazo a tu padre y un beso a tu madre, son dos personas extraordinarias que empiezan a necesitar saber lo que su hijo los quiere… 

-Si, sé que ellos me quieren mucho… 

-¿Te parece que entremos y recemos un Padrenuestro juntos?, ya casi me tengo que marchar … 

-Por supuesto, pasemos dentro ¿no? 

Subimos los escalones de la iglesia y atravesamos la puerta. La iglesia respiraba ambiente navideño, un gran belén ocupaba buena parte de la entrada. Tras echarle un vistazo en silencio seguí a aquel hombre por el pasillo de la derecha donde estaba mi Cristo Crucificado, un Cristo de tamaño natural casi a la altura de los devotos y al que yo había pedido no pocas cosas sin que casi nunca me fallara… 

-¿Te gusta este Cristo, verdad? 

-Ya lo creo, es… es… tan cercano. De vez en cuando vengo a rezarle. 

-¿Te ha fallado alguna vez? 

-Hombre...alguna, pero en las cosas importantes nunca. 

-Y tú, ...¿tú cuántas veces le has fallado a Él? 

La pregunta me desconcertó, tuve que serenarme para poder contestarle y lo hice sin mucha convicción y casi en voz baja… 

-Muchas veces, seguro que muchas veces. Le confieso que yo quisiera ser cristiano pero la mayoría de las veces no lo consigo… 

-Es que en eso precisamente consiste el ser cristiano. Si fuera fácil, si lo consiguieras a la primera de cambio, si no tuvieras dudas, si fueras perfecto, … no serías humano… Hasta los más santos dudaron. Yo también dude, aunque ahora ya no… 

-¿Y cómo lo consigue…? 

-A esa pregunta te tendrás que responder tú mismo ...Pero no te olvides de lo más importante del cristianismo y si me apuras de todas las grandes religiones: primero, Dios es de todos y segundo, ama al prójimo. Cuando pienses en este Cristo dolorido en la Cruz piensa en los pobres que esta fría noche estarán en la calle sin un techo que los cobije, piensa en quienes rebuscan en las basuras buscando algo para sobrevivir, piensa en quienes están enfermos en el hospital, piensa en quienes esta noche estarán de guardia alejados de sus seres queridos en una garita o recorriendo la Ciudad como policías para que los nuestros pasen una feliz noche. Todos ellos son Jesucristo… 

-Que bien habla Vd y con que convencimiento… 

-Eso lo dices porque soy un viejo...jejejejejee. 

-Vd no es un viejo… 

-¿Y que crees tú que es ser viejo…? 

-Bueno, mi abuelo Paco es viejo, tiene 80 años. Mi abuela Vicenta también … Perdone, tal vez no he usado la palabra adecuado pero no he querido decir viejo en tono despectivo, he querido decirlo como que tienen muchos años. 

-Te he entendido perfectamente. Cuida de tus viejos, dales el cariño que necesitan y respeta sus opiniones tuvieron una vida durísima y lucharon lo indecible para que tú ahora tengas las oportunidades que tienes… 

-Ya lo sé. Me encanta oír sus historias de cuando la Guerra y del hambre que pasaron después . 

-Dentro de unos años además de agradecerles todo lo que hicieron, los admirarás…Bueno ¿te parece que recemos…? Me tengo que marchar y tú deberías hacer lo propio y volverte a casa. 

Y allí, juntos, un hombre y un adolescente rezamos juntos al Dios de todos… 

Cuando llegamos a la puerta de la Iglesia me dijo: 

-Bueno, yo me despido aquí ¡¡feliz Navidad!! amigo y saluda de mi parte a toda tu familia, ...a la tuya y a la de Paco Navas – me dijo dejándome con la boca abierta por conocer también al que sería mi suegro. 

-Igualmente Don Carmelo, salude a toda su familia. 

Bajé los escalones mientras aquel hombre permanecía en el umbral de la puerta de la Iglesia y emprendí el camino de regreso a casa. Apenas si había andado unos pasos cuando, no me pregunten por qué, decidí volverme…Entré de nuevo en la Iglesia y allí sólo estaba el cura párroco, Don Abilio, al que conocía por mi madre… 

-Buenas noches Don Abilio ¿ha visto Vd al señor con el que he entrado a rezar? 

La respuesta del párroco me hizo sentir un escalofrío… 

-¿Qué señor? Tú no has entrado con nadie. Ya sabes que como vienes poco a misa me fijo en estas cosas. Has entrado solo, como haces siempre y le has rezado al Crucificado. Que Él te dé por tus buenas acciones todo lo que le has pedido, Carmelo ¡ Feliz Navidad ! Y espero verte luego por la Misa del Gallo que es a la única que vienes en todo el año. 

Definitivamente aquella Nochebuena iba a ser inolvidable…

No hay comentarios:

Publicar un comentario