lunes, 20 de abril de 2020

MI OPINIÓN...


Me gusta ser puntual, … exageradamente puntual. 

Sé que esto en la sociedad informal en que vivimos, donde lo “progre” es no aceptar ninguna norma, puede parecer de viejos o incluso de “facha” porque hoy cualquier cosa que vaya contra el pensamiento único de lo que se ha dado en llamar progresía es, antes que cualquier otra cosa, facha, fascista,… franquista, … en fin. 

Pero un servidor tuvo la inmensa fortuna de tener unos padres que creían en valores como la educación, el respeto, la amabilidad o la cordialidad e hizo el bachiller antiguo, el de siete cursos y dos reválidas, donde estas cosas se valoraban y se exigían al máximo. Si como decía Ortega “Yo soy yo y mis circunstancias” ( o ya puestos, como dice mi amigo el Dr. Sancho Miñano “Ca uno es cauno … y sus caunas “) pues todo ello me hizo ser en esta vida, entre otras muchas cosas, muy puntual. 

Tal vez por ello soy de los que a las 8:30 ya está en la puerta del colegio. Y mientras espero, incluso yendo de camino, me encanta escuchar la radio. Personalmente llevo años siendo un “fósforo” de ese genio de la comunicación que es Carlos Herrera. Primero lo seguía en Onda Cero y ahora en la Cope … y a esto último me quiero referir hoy con estas torpes palabras. 

Tras sufrir en mi infancia, adolescencia y una parte de mi juventud los coletazos de un régimen dictatorial, la falta de libertades, el miedo a la represión, la injusticia social, … llego ahora a lo que debería haber sido una cercana y plácida jubilación donde recoger el fruto de una vida de trabajo … y me encuentro con una de las peores circunstancias que nos ha tocado vivir y no lo digo sólo por el maldito virus chino, que también, sino por la autocensura que nos estamos imponiendo precisamente cuando jamás hemos tenido tantos medios para poder expresarnos. Pues, como decía, un servidor oye a Carlos Herrera en la Cope y ... para que lo digo. En cuanto lo expreso me saltan enseguida varios amigos, familiares e incluso gente que apenas si conozco a increparme con mejores o peores palabras, a criticarme o a calificarme y no precisamente bien. Y me duele… 

Si, me duele, porque hemos perdido cualquier referencia de que la Democracia significa más que cualquier otra cosa que no hay un pensamiento único; que cualquier idea siempre que se manifieste con respeto y en ausencia de violencia puede ser expuesta y debatida; que sobre cualquier ideología ha de primar el sentido común y el bien de todos; que no hay nadie en posesión de una verdad absoluta y que sólo con el compromiso, los acuerdos, el trabajo en común y en libertad saldremos todos adelante. 

Por si no fuera bastante triste estar aquí confinado cuando lo que más me pide el cuerpo a mi edad es oler, ver, abrazar, acompañar, brindar, ver, sonreir, … sentir tantas y tantas cosas buenas de la vida con la gente que quieres y te quiere… te encuentras que esa misma gente es incapaz de admitir tu opinión, tus ideas, tus palabras, … y a la más mínima te acusan, te señalan con el dedo…muchas veces hasta con el desprecio de quien se siente infinitamente superior a ti. 

Llega uno a unas edades, como decía mi suegro Paco Navas con gran sabiduría, que lo menos que puede esperar es que le escuchen y que le escuchen bien, porque no sólo hablan los estudios, las competencias académicas o profesionales, hablan también las experiencias de una vida intensa donde lo que más he aprendido es que nunca termina uno de aprender. 

En 1978, acabábamos de aprobar la Constitución, un compañero de la Academia militar, tal vez uno de los tipos más cultos que he conocido, escribió en una foto de despedida en la que todos expresamos nuestros mejores deseos para los demás: “Intellectus et tolerantia et optima virtutum” (Comprensión y tolerancia, las mejores virtudes). En aquellos momentos no entendí lo que mi compañero César, que así se llamaba, había querido decir, ...hoy lo veo con claridad cristalina…

No hay comentarios:

Publicar un comentario