jueves, 6 de diciembre de 2018

EL JAMÓN


Corría el año 1941 cuando la hambruna que hacía estragos en la Península comenzó a hacer notar sus efectos entre la población melillense. Mi familia paterna, emigrados desde Aragón donde habían perdido todo como consecuencia de la maldita Guerra Civil, no se iba a librar de ello y pronto las carencias se hicieron notar. En éstas estábamos cuando apenas unos días antes de Nochebuena, el “Sanjuanico”, un soldado aragonés que hacia la mili por estas tierras y que -como tantos otros- había sido “adoptado” por mi familia, trajo como regalo del pueblo algo que ni en los mejores sueños hubieran deseado más: un jamón.

Tras pasar la oportuna revista por todos y cada uno de los componentes de la familia de aquel manjar que no veían ni en fotos desde hacía años, mi abuelo Manolo ordenó que se colgase en la habitación que hacía las veces de alacena y allí estuviese hasta la cena del día de Nochebuena.

Pero el hombre propone y el hambre dispone, y justo un día antes de Nochebuena la familia ya había “admirado” en demasía el jamón y tocaba pasar a la acción. Por eso aquella noche sobre las tres de la madrugada todos se sorprendieron cuando mi abuelo encendió la luz de la alacena y allí estaba toda la familia cuchillo en mano:

Pero bueno ¿qué pasa aquí?- gritó mi abuelo que, por supuesto portaba el cuchillo jamonero más grande que pudo encontrar.

¿Y tú...tú qué haces también aquí?- le respondió mi abuela.

Rediez, Vicenta, escuché ruidos y creí que había ladrones...

Si ...ladrones... Ya te veo yo a ti, maño. Aquí los únicos ladrones que hay son los que nos están robando las tripas, Manolo.

Ea, pues no se hable más, que por celebrar la Nochebuena un día antes, dadas las circunstancias, seguro que la Pilarica no se enfada con nosotros. ¡Jesús, Manolín! descolgad el jamón y llevadlo a la cocina.. y ¡ni se os ocurra tocarlo por el camino! Y tu, Vicenta, pon platos y saca todo el pan que tengamos... y, maña,... no te olvides de la bota de vino.....que esta noche es Nochebuena y mañana otra vez será.

Y allí en apenas media hora acabó la historia de aquel jamón cuyo hueso bien aprovechado aún prestó buenos servicios en los caldos de Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo,....

Por mucho que queramos exagerar ni en lo más remoto nos acercamos actualmente a aquellas terribles situaciones de carencias alimenticias de la posguerra aunque hablemos de casos de malnutrición infantil o de que ahora mismo tengamos a miles de familias bajo el umbral de la pobreza.

Pero lo que si es cierto es que cualquier español sensato de clase media tiene “hambre”. Si, amable lector, no crea contradictorias mis palabras porque enseguida le explico en qué consiste dicha “hambre”. Ese español tiene hambre de que sus políticos sean respetados y respetuosos con sus gobernados, que realicen una acción de gobierno llena de sentido común, eficacia, inteligencia y ….¡honradez!; tiene hambre de un estado modesto, solidario y económico que respete todas las libertades y derechos individuales de sus ciudadanos promoviendo y ayudando a quienes puedan crear riqueza, un estado muy participativo con unos impuestos moderados y unos servicios que permitan atender las demandas, sobre todo, de los más débiles; tiene hambre de un poder político que cuide y proteja a los jóvenes con una educación de calidad que a todos satisfaga pues esa es la mejor inversión de futuro; tiene hambre de un estado donde la justicia sea rápida, ecuánime y ejemplarizante, donde nadie se vaya de rositas tras haber cometido un delito flagrante y también donde el error humano tenga su posibilidad de reinserción; tiene hambre de un estado donde el ciudadano se sienta solidario con sus compatriotas y considere un deber contribuir al bienestar de todos; tiene hambre….. porque ahora no tiene nada así.

Y ahora me despierto de ese sueño..... con esa hambre ...y lo malo es que me veo con un cuchillo jamonero muy muy afilado en las manos...…

(Publicado en La Luz de Melilla) 

martes, 27 de noviembre de 2018

CUALQUIER PARECIDO NO ES CASUALIDAD


Érase una comunidad de propietarios que tras muchos y largos años de disputas y enfrentamientos se pusieron a trabajar todos juntos y lograron disponer de un edificio muy bonito, con pisos acogedores, cómodos, modernos con todo lo necesario para hacer felices a sus moradores y unas zonas comunes dotadas de parque infantil, piscina, zonas deportivas, …El ejemplo, fue copiado por otras comunidades de propietarios del barrio que uniéndose todas a su vez en una gran asociación vecinal construyeron entre todas una magnífica zona donde vivir y educar a sus hijos dentro del máximo bienestar, respeto y convivencia.

Junto a este barrio y sus comunidades de propietarios existía otra que era mucho más pobre. Y lo era, más que otra cosa, porque la mayoría de las cuotas de sus inquilinos iban a parar a los gastos del presidente de esa comunidad, apodado “el sultán, un millonario que disponía de un lujo y unos recursos muy superior a todo lo que le rodeaba. Lo curioso era que los propietarios de ese edificio no sólo no criticaban al presidente millonario  sino que lo adoraban casi como si fuese un dios viviente.

Esta insólita comunidad siempre tuvo la solidaridad de la barriada y de la asociación de vecinos de al lado que le sufragaban que si hoy una nueva puerta, que si mañana un ascensor y que si pasado una pintura de la fachada… Por si esto fuera poco muchos de sus vecinos trabajaban en la barriada, lo que les daba oportunidad de llevar unos ingresos decentes para sus familias…

Era lo normal, la buena vecindad, la convivencia y la solidaridad de unos con otros… aunque “el sultán” siguiera a lo suyo.

Llegó un día que en el barrio ejemplar empezaron a aparecer sujetos que vendían drogas, drogas que estos sujetos cultivaban en los jardines del presidente millonario y lujoso. Y se las vendían a los más jóvenes, creando un serio problema en toda la barriada que la obligó a contratar seguridad privada e incluso levantar una cerca de separación que pronto los camellos de la droga aprendieron a burlar y a forzar. 

Por si esto fuera poco, la barriada se fue llenando de indigentes de toda la ciudad que entraban a través del edificio de “el sultán” aprovechando sus ventanas vecinales y pagando a los inquilinos de las mismas… todo un negocio y un enorme perjuicio para los habitantes de la barriada que vieron muy pronto como sus zonas comunes se convertían en zonas peligrosas, en zocos o incluso en zonas de prostitución y venta de drogas. Por otra parte, raro era el día que algún vecino no sufría un robo de una u otra forma…

Para evitar todas estas cosas, la asociación de la barriada se reunió con “el sultán” convenciéndoles éste que sus vecinos eran muy pobres y necesitaban subvenciones para dejar de crear problemas, para más añadidura les explicó que las ventanas de su edificio, por la que los indigentes accedían a la zona vecinal, estaban rotas y que había que arreglarlas … con el dinero de la barriada. Y aunque suene raro, la barriada hizo una derrama importante y les dio una suma que cubría todos esos arreglos, suma que por razones desconocidas terminó en la cuenta corriente de “el sultán” dejando sin cubrir ni uno de los arreglos demandados… Y así una y otra vez.

Aun no había llegado lo peor. Lo peor llegó cuando además de los indigentes empezaron a aparecer centenares de niños por la barriada, niños que si al principio fueron acogidos con todos los derechos de sanidad, educación y vivienda pronto vieron desbordados todos los recursos de la barriada y empezaron a delinquir de forma violenta con la impunidad de saberse menores no afectos a las leyes que reprimían a los mayores.

Llegados a esto, los vecinos de la barriada ante la ineptitud de los dirigentes de la asociación y del ayuntamiento comenzaron a malvender sus propiedades y se trasladaron lo más lejos que pudieron de allí. Hoy, aquella barriada modelo, se ha convertido en casi una escombrera donde todo parece indicar que un enorme tornado o una terrible guerra arrasó aquel barrio y las gentes que allí malviven carecen de los recursos más imprescindibles. Por cierto, “el sultán” se ha construido un palacete extraordinario y desde sus miserias sus vecinos siguen adorándolo… y sufragándolo.

Se me olvidaba comentar que la barriada antaño hermosa se llamaba “Europa” y el edificio de “el sultán” se llamaba “El Poniente” .

sábado, 17 de noviembre de 2018

MAGISTERIO...DE TIZA Y PIZARRA


   Mientras miro por la ventana de mi pequeña aula los hermosos árboles de hoja perenne que un día plantaron los propios alumnos de mi Colegio, no sin nostalgia, me da también por recordar la ilusión que me comprometía antaño cada otoño a celebrar el ejemplo de San José de Calasanz como patrón del Magisterio español. 

  Y tal como si las imágenes pasasen al otro lado de los cristales veo aquellos días a tantos compañeros vestidos con sus mejores galas, reuniéndonos en cenas o comidas de hermandad o acudiendo al Salón Dorado del Ayuntamiento donde, con las autoridades más importantes presentes, se homenajeaba a algún compañero. Todo ello tras una intensa semana escolar llena de actividades, coloquios, películas en vídeo, … donde se mostraba la labor ejemplar del de Calasanz y la de tantos otros maestros que entregaron su vida a la docencia. Me cabe el orgullo de saber que algún que otro joven maestro de ahora encontró su vocación en alguna de esas charlas… 

   El recuerdo llena mi cabeza de nombres: Don Enrique, Don Francisco, Don Adriano, Don José, …, Dña Paquita Lence, Don Francisco Moreno, Don Manuel Domínguez, Doña Lolita Bartolomé, Don Joaquín, Don Hiscio, Don Gonzalo Hoyo… Don Eduardo, Don José Ángel, Don Manuel Ruiz Doña, … maestros de tiza y pizarra, ...Me gustaría no olvidar ninguno de sus nombres pero mi memoria también se ha ido dejando trozos a lo largo de este camino que es la vida. 

   Vuelvo a la realidad, vuelvo a mi Colegio, a mi querido Anselmo Pardo, en cuyas aulas, pasillos, despachos y patios mi vida encontró una utilidad de servicio a los demás. Y, entonces, olvido los malos ratos, las decisiones equivocadas, las discusiones tantas veces absurdas, o la infinita y estéril burocracia y aprecio a tanto buen compañero que he tenido y tengo en mi Colegio pero, sobre todo, me siento feliz cuando un alumno pequeñín me abraza espontáneamente en el patio; cuando entro en un aula y los chicos me piden que “haga magia”; cuando voy a llevarme a uno para un tratamiento de apoyo y los demás me dicen “llévame también a mí”; cuando en Educación Infantil tantos pequeñines que deberían asustarse por mi grandota presencia vienen a cogerme de la mano;… y, como no, cuando los mayores se ríen con mis tonterías o mis bromas; o me saludan por el pasillo con un sonoro "¡¡ buenos días !!" no exento de buen humor a sabiendas que siempre corrijo las faltas de respeto y cordialidad; que les voy a decir cuando me ceden el paso; cuando se “me pegan” en mis guardias de recreo para que les cuente alguna de mis historias … que son todas reales… o casi. Y alcanzo el cenit cuando ya mayores me saludan, me paran para conversar e incluso me escriben con un cariño desmedido, con un reconocimiento agradecido, y desde el tuteo que siempre me dieron aún me llaman “Don Carmelo” y yo siento su amistad sincera y me enorgullecen como algo propio sus éxitos … como me duelen sus fracasos, aunque de esos no quiero hoy escribir. Tampoco me quiero olvidar de tantos padres y madres que pasado los años aún me guardan una amistad entrañable compartiendo conmigo las noticias de sus queridos hijos, mis queridos alumnos… 

   Bendita profesión ésta que te permite mirar al futuro; hacer de tu trabajo una lucha diaria por un mundo mejor; compartir con tanta buena gente que mantiene intactas las ilusiones, las esperanzas, los sueños; trabajar con la vida por la vida… y dejar unas semillas plantadas en almas y corazones. 

A UN SERVIDOR, CON PERDÓN,LE GUSTA HABLAR ...



                                           "Las cosas podían haber 
sucedido de otra manera y, 
sin embargo, sucedieron así”
( Miguel Delibes. El Camino )

   Como tantas tardes-noches, cogidos de la mano, venía charlando con mi mujer mientras paseábamos a nuestro juguetón bulldog francés por lo que debía ser una hermosa y amplia mediana convertida por la desidia de unos y el vandalismo de otros en un vertedero lleno de basuras, pintadas, bancos y mobiliario urbano destrozados, con  individuos de aspecto inquietante sentados en ellos, pongamos que hablo de la Calle Mar Chica, cuando mi otra costilla y yo empezamos a comentar la de gente que nos cruzábamos que, a pesar de ir en grupo, iban con el móvil en la mano escribiendo de forma convulsiva por alguna de estas que han dado en llamar redes sociales. La conversación ha derivado a ello y nos hemos contado multitud de situaciones en que las personas hemos dejado de hablar usando esa maravilla para la comunicación que es la voz, cuestión ésta que sin la menor duda alarmaría a cualquier observador objetivo.

   Al llegar a casa nada más sentarme en mi despacho, no sé si por traición de mi subconsciente o por pura casualidad, mi vista se ha ido hasta mi biblioteca donde aún conservo un ejemplar del libro “1984” de George Orwell sin poder evitar cogerlo y abrir sus páginas sorprendiéndome las cosas que subrayé mientras lo leía hace muchos años…

   No pocas veces he tenido la sensación de que Orwell se podía haber quedado corto en su visión ¿apocalíptica? del futuro de la humanidad. Muchas veces, viendo como sin el menor pudor nuestros políticos, como ya hicieran Lenin, Stalin o Goebbels, usan la mentira como instrumento para alcanzar el poder y desde allí servir a sus intereses bastardos, me he planteado que la realidad siempre supera a la ficción…Hoy he tenido la sensación de que además del cambio climático, del regreso de ideas totalitarias en forma de nacionalismos o comunismos camuflados de populismos, del gravísimo problema migratorio, de la descomposición de las democracias y con ellas de los derechos humanos, … aún tenemos un problema peor: el ser humano llegará un momento que perderá la comunicación vocal e incluso con ella la comunicación escrita al menos tal y como la conocemos hoy.

   Basta con que lo comprobemos en las próximas fiestas navideñas, antaño entrañables fiestas, donde alrededor de cuatro tristes viandas las familias se unían, se charlaba, se relataban historias, se cantaba, se reía, … en definitiva, SE COMUNICABAN. Ahora, desgraciadamente, ya no es así. La gente se sienta ya como a disgusto en la mesa, los abuelos sólo son motivo de mofa cuando no de desprecio, y todos, absolutamente todos, tendremos durante esas cenas el móvil o la tableta a mano sin parar de escribir en ellas, sin escuchar lo que se cuenta, sin mirar a la cara del de al lado, … sin ser oyentes, nuestro interés estará en lo que nos cuentan por Whatsapps, Facebook, …

   La situación ya empieza a ser delicada, conozco parejas, matrimonios, que en vez de charlar cuando se acuestan - ¡ay! aquellas charlas intimas, aquellas confesiones, aquellos deseos expresados en voz baja , … - se llevan el móvil a la cama con la excusa de que lo usan como despertador y siguen dale que te pego con la red social correspondiente olvidando que a su lado tienen a una persona que le dijo un día que lo quería…

   Me dicen que no sea “antiguo ni carca” ( lo de facha ya es imposible no serlo hoy en día  según criterio de los  que se autodenominan ¿progresistas?), me dicen  que “ahora nos comunicamos más y mejor” y no tengo la menor duda de que nos comunicamos más pero, como en tantas otras cosas, la cantidad nunca fue un referente para la calidad. A modo de ejemplo pondría el uso de los denominados emoticonos ( palabra ya admitida por nuestra antaño rigurosa RAE ) que sustituyen a muchas, tantas, palabras y frases llenas de hermosura, emoción, sentimiento, acción.

   Termino como empezaba: no me imagino a un Delibes, un Cela, una Julia Navarro, por citar autores recientes, escribiendo: “tq muxo, mi ❤❤❤ “ .

MIS ROMANCES...



viernes, 12 de octubre de 2018

MI BANDERA...



   El próximo curso escolar nuestro Colegio cumplirá 40 años, es decir, los mismos que un servidor como maestro. Y aprovechando la circunstancia y la proximidad de la Fiesta Nacional (esa que tanto olvidamos) , he hecho entrega a nuestro Colegio de algo muy especial: la que fue su primera Bandera , la Bandera que en 1979 se entregó cuando se inauguró el centro.

   Seguramente se preguntarán por qué esta Bandera llegó y ha estado en mis manos hasta hoy y la razón es muy simple: nadie la quería. Les cuento: durante los primeros años de existencia del Colegio nadie se preocupó de que la misma ondease en su mástil correspondiente y destacado como es preceptivo y si lo hizo en alguna ocasión fue por algún motivo concreto procediendo el conserje a retirarla a los pocos días, es decir, para nuestra vergüenza, poco más o menos como hoy en día. Cuando en octubre de 1981 la Ley 33/1981 crea el nuevo escudo constitucional y éste se incorpora a la Bandera, esta Bandera que hoy entrego fue retirada y relegada a un almacén polvoriento donde en 1985 yo la encontré llena de suciedad y con el escudo del Águila de San Juan, escudo que aprovecho para comentar fue originario de los Reyes Católicos y no un invento del régimen de Franco como la mayoría piensa, dándose incluso la paradoja que nuestra Constitución del 78 se aprobó y editó con este escudo. Pues, como decía, la encontré en un viejo almacén y pregunté por ella respondiéndoseme que como no era constitucional ( sic ) había que desprenderse de ella. Los que me conocen saben de mi amor por los colores rojigualdas y por esa Bandera por la que juré hasta en seis ocasiones derramar - Dios no lo crea nunca necesario – hasta la última gota de mi sangre, razón por la cual me la llevé a mi casa donde procedimos a la retirada del Águila de San Juan, que regalé a un amigo coleccionista para su alegría, y mi mujer la lavó con una magia que cuando se secó parecía recién sacada de los telares con sus colores renacidos.


   Esta bandera acompañó a mi familia en no pocos acontecimientos históricos: la portó mi padre en la manifestación más importante en esta Ciudad, cuando reivindicamos nuestra españolidad, y la paseamos gozosamente cuando ganamos las Copas de Europa y el Campeonato del Mundo de fútbol o de baloncesto.

   Siempre la he guardado cuidadosamente y la he tratado con el respeto y cariño que me enseñaron. Para mí, como espero que lo sea para todos los que formamos parte de este Colegio, es mucho más que una tela o como algún desgraciado dice “… un trapo...”. Tanto tiempo ha estado a mi lado que llegué a considerarla MI BANDERA e incluso alguna vez comenté que me gustaría que me acompañase en mis momentos finales… lejanos, espero.

   Sin embargo, cuando ayer la encontré perfectamente guardada y planchada me ocurrió como quien vuelve a ver a ese viejo amigo que no veía desde hace tanto. Estuve acariciándola un rato en mi despacho y entonces me habló - prometo que no había bebido más de lo justo y necesario – preguntándome por nuestro Colegio. Y entonces lo comprendí: esa Bandera que tantos hermosos valores representa, que tantas vidas lleva en sus colores, que tantos actos heróicos nos recuerda y representa, NO ES MÍA, NO PUEDE SER MÍA … porque es NUESTRA, ES DE TODOS LOS QUE DE CORAZÓN SENTIMOS Y AMAMOS A ESPAÑA no porque sea la mejor, sino porque es nuestra.

   Por este motivo he creído lo más conveniente devolverla a dónde nunca debió de salir, a nuestro Colegio Anselmo Pardo, para que esta vez nadie se olvide de ella, se la guarde y conserve en el tiempo como el símbolo sagrado que es, y en los grandes momentos ondee allí, en lo más alto del mástil para que todos: padres, madres, profesores, técnicos, conserjes, limpiadoras y, sobre todo, los más importantes, nuestros alumnos, reciban la lección de su belleza y el orgullo de sus colores, sintiéndola como NUESTRA, NUESTRA BANDERA.

domingo, 9 de septiembre de 2018

REFLEXIONES DESDE UN PARQUE ( I )


“...hay un parque aquí en mi barrio
que esto no es parque ni es na…
con unos bancos cansados
de ayudar a descansar...”
(Victor y Diego)

   Si me pongo a recordar, los parques han tenido una influencia decisiva en mi vida llenándola de recuerdos imborrables. Ahora, llegada la vejez, también resultan lugares muy interesantes, pues sentados en un banco se recuerdan con más claridad las cosas, se respira mejor la vida que nos queda y se valoran las cosas con más objetividad. 

   Andaba, pues, un servidor sentado en el Parque Forestal la otra tarde cuando mi mente, sin querer queriendo, se me fue de paseo a aquellos parques de mi infancia.

   Ya desde muy pequeño mi mundo se llenaba de magia en aquel Parque Hernández tan diferente al de ahora. Sus suelos eran de tierra muy parecida al albero que cuando llovía llenaba aún mas si cabe de fragancia el lugar aunque sus charcos dejaran nuestros zapatos domingueros de charol para el arrastre. Había pequeños rincones misteriosos donde mi imaginación infantil aprendió a echar alas. Recuerdo aquellas fuentes pequeñas, aquel reloj solar, el estanque de los patos, la pista de patinaje donde ya mocito eché no pocos bailes, …  y aquellos caminos laberínticos rodeados por parterres de flores. Cómo no, aquellos árboles que Don Venancio Hernández hizo traer de los lugares más exóticos… y los cedros de Ketama, inmensos como dioses míticos...

   Y luego estaban las personas…, personas sin cuya presencia el Parque nunca hubiera sido lo que fue. Con cuanto cariño recuerdo a Esteban “el fotógrafo”, con su máquina de fotos de madera y su caballito; si tuviera que poner cara a la amabilidad, educación y respeto sería la cara de Esteban con una sonrisa con la que siempre ocultaba su sufrimiento en aquella maldita guerra donde perdió su brazo. Era increíble como con un solo brazo Esteban manejaba aquella máquina y revelaba las fotos. Raro fue el niño de la época que no guarda aun hoy día en una foto en blanco y negro sus “galopadas” en aquel caballito; tampoco faltaban las clases de tropa que inmortalizaban su presencia en África. También estaba Manolo, el guarda del parque infantil, otro hombre marcado por la guerra, siempre tan cercano a los niños, siempre con la anécdota o el chistecillo en la boca, … cuantas sonrisas regaló Manolo, cuantas veces sus palabras curaron nuestras rodillas heridas, … Y luego estaban los carrillos, aquellos humildes carrillos de madera donde tantas horas pasé comprando, vendiendo y, sobre todo, leyendo. Y es que dos de aquellos carrillos eran de mi abuelo Paco y de mi tío Pepe. No pocas horas eché allí, unas veces porque me ponía a leer los tebeos que allí se vendían, otras porque acompañaba a mi madre mientras sustituía a mi abuelo o mi tío, otras, ya más mayor, porque el que los sustituía era yo. Una vida dura con frío, con calor, sin festivos ni vacaciones alguna, … sólo ahora comprendo la grandeza de mi abuelo Paco y mi tío Pepe capaces de aquellos enormes sacrificios “...para llevar algo de comer a la casa...”. También estaba el carrillo de Emilio,  que era el que más y mejores revistas y tebeos tenía, pero cuyo trato a los chicos a veces era temible. Para terminar, en los veranos veíamos los carrillos con ruedas de la familia Payá vendiendo aquellos polos que nos dejaban los labios y lengua marcados … y que en su palo a veces llevaban ¡ un premio !  En aquel Parque tuve también grandes amigos: Carlos, Momy, Elías, … Y con sus familias vivimos no pocos  momentos trágicos, como aquellos terremotos, uno de los cuales asoló Agadir, que nos obligaron a pasar noches enteras durmiendo dentro del Parque; aún cada vez que paso junto a la puerta principal y veo las dos hornacinas bajo los bustos de Guzmán el Bueno, me vienen a la memoria las veces que allí dormí o, ya en tiempos más calmados, jugué. Y por si algo pasaba, o alguno cría poder pasarse de madre, estaban aquellos guardaparques con sus uniformes grises y su porra que muchas veces cogieron … pero pocas usaron porque  no hacía falta; no pocas veces corrí de ellos  tras tirar piedras a las palmeras para comernos sus dátiles pues hasta ahí llegaban  nuestras inocentes travesuras.

   Muy pronto vendrían los destrozos “civilizados” de unas ferias que por poco acaban con un Parque tan bonito y entrañable. Pero eso es otra historia aunque poco bastó para que lo lograran...

   Ahora el Parque es otra cosa, se ha asfaltado, se han embellecido y delimitado los jardines, se han puesto algunas coquetas fuentes – que no sé por qué no funcionan- y se han enlosetado sus suelos acabando con aquellos viejos rincones románticos; ahora apenas si se ven parejas paseando y sus bancos, antes llenos de chicas y chicos que comenzaban a relacionarse – no pocos noviazgos y matrimonios se iniciaron bajo sus palmeras – yacen vacíos de juventud y miradas románticas; ahora no se ven ya los vistosos uniformes en aquellos grupos de soldados con acentos de todas las regiones de España; ... ;  ahora más que otra cosa se ven madres que se ponen a charlar llenando el suelo con las cáscaras de las pipas que se comen - ¿cómo se pueden comer tantas pipas? - mientras sus hijos se dedican a destrozar jardines, flores y plantas; ahora se ven a individuos con mala catadura observando todo lo que pasa, esperando una oportunidad para no hacer nada bueno; ahora apenas se ven ya aquellas palomas azules o blancas y si unas tórtolas africanas que las están sustituyendo. Ahora faltan las personas...

   Ahora,   … no sé como decirlo, … ya no parece un parque… aunque por mucho que se empeñen seguirá, para muchos de nosotros, siendo EL PARQUE y aún sentado en sus bancos se puede echar, si te dejan, un rato agradable.


sábado, 25 de agosto de 2018

ESTO DE LA VEJEZ...

   No tengo conciencia de cuándo me empecé a sentir viejo…

   Me dice mi mujer, con todo cariño, “...tú siempre has sido un poco viejo...” y es posible que así sea pues es la que más y mejor me conoce, más incluso que yo a mí mismo. Pero, a fuerza de ser sinceros, no tengo constancia clara de cuando un servidor, dicho sea con perdón, se empezó a sentir “chivani” como diríamos del Cabo de Tres Forcas “pa bajo” o más concretamente “del Gurugú pa rriba”.

   Puede que fuera cuando di aquella conferencia en Magisterio sobre Educación Especial y al final se me acercó una bellísima y sensual chica a decirme “.. yo quiero ser como Vd.” que si bien me dejó anonadamente halagado … aquel “Vd.” me hizo trizas por fuera y por dentro, más que otra cosa porque yo apenas había cumplido los 30 y era la primera vez que alguien joven me hablaba “de Vd”… Puede que fuera cuando me di cuenta practicando Kick Boxing que uno ya no era físicamente aquel alférez de Regulares aunque algo siempre me quedara en el corazón. Puede que también fuera cuando aquel afamado médico traumatólogo me informó/ordenó que a mis rodillas “..se le habían acabado los deportes de salto...” lo cual suponía el abandono de una de las pasiones deportivas de mi vida: la práctica del baloncesto. Puede que fuera cuando jugando al padel con mi hermano, en el único partido en que le estaba ganando y de que manera, mi espalda me diera el primer aviso y cual navaja de Albacete entreabierta tuve que irme a urgencias. Puede que fuera cuando tomé conciencia que mis padres se iban. Puede que fuera cuando me di cuenta que tenía más pasado que futuro. ...En realidad no lo sé.

   Y aquí estamos, cada día más calvo, con una analítica llena de “poquitos”, el pastillero en el bolsillo, lleno de achaques y con una espalda que me ha aumentado, y de que forma, el espíritu contemplativo, es decir, cada día más viejo.

   Llegados a esta etapa uno ha de aprender – la vida siempre es aprender y pobres de nosotros si dejamos de hacerlo – unas cuantas cosas importantes. La primera, es tomar conciencia de que intentar comportarte como si fueras joven o pretender sentirte joven porque así lo mandan las modas es una utopía a veces ridícula y patética que además puede traerte consecuencias nefastas. La segunda, es tomar conciencia de que el tiempo se acaba… y que lo que te queda hay que vivirlo de la manera más maravillosa posible; llenar tu vida de sensaciones. sabores, olores, imágenes bellas, lecturas inteligentes, músicas entrañables, muchas risas y unas pocas lágrimas de alegría y, sobre todo, de la gente que quieres y te quiere … . La tercera, es decir lo que sientes pero decirlo fuerte y claro a la gente que quieres, hacedles saber lo importante que han sido y son  en tus vidas … no irte con la pena de no haber dicho un sincero “… te quiero...”. La cuarta, en relación con la anterior, es pedir algún que otro perdón, seguramente no muchos, pero alguno habrá que te dejará un sentimiento de paz impagable. Y la quinta ..., la quinta es cuidarte de una forma razonable: la vida no es mejor por ser más larga, es mejor cuando se vive con calidad.

   Sé que muchos me dirán que estoy profundamente equivocado, o que quién soy yo para dar estas lecciones… Es lo malo de ser maestro y profesor ( para otro día dejo la diferencia real entre ambos títulos universitarios que por cierto uno, en su modestia, posee) que uno se cree que puede seguir dando un consejo, una pequeña lección siempre con buena intención, sin soberbia alguna, ... para ayudar y alegrar.

   ¡Ay! benditas palabras esas de ayudar y alegrar que mientras ese Señor que por mi barrio unos llaman Dios y otros de forma distinta - que más dará - nos deje algo de consciencia debería ser lo que más nos uniera a bebés.  niños, adolescentes, jóvenes, maduros y viejos… pensionistas y mediopensionistas. Siempre la vida nos depara alguna ocasión o forma para ayudar y alegrar.

   Esa es otra de ser viejos… ¡¡ que no veas cuantas batallitas contamos, aunque sea para ayudar y alegrar !!

lunes, 9 de julio de 2018

QUERIDO DIOS...



   Querido Dios: 

  A fuerza de ser sinceros no sé ni como empezar esta carta…..Son tantas las dudas que tengo respecto a Tí ...Por una parte me mueve la fe infinita e inquebrantable de mi madre, por otra la indignación que siento cuando compruebo que ocurren cosas que nos hacen suponer que estamos dejados de la mano de Dios. Voy a tratar de explicarme lo mejor que pueda….. 

   Desde muy niño mi madre me habló de un Dios - no importa el nombre o la forma que le demos – lleno de amor y de justicia, un Padre que cuidaba de sus hijos aún dándoles plena libertad, un Padre poderoso al que teníamos que hacer llegar nuestras plegarias, ruegos y oraciones pero, sobre todo, nuestros hechos y acciones por los que un día seríamos juzgados…… Hasta aquí digamos que todo muy clarito, el camino es ancho no exento de curvas y tramos peligrosos donde te podías equivocar ...pero también rectificar. Y esa fue mi fe durante años, entre otras cosas porque mi madre me decía “...hay que tener fe….” 

   Pero llegó un día en que empezaron las dudas, empezaron los por qué y mi fe poco a poco se fue desmoronando como la arena en mis manos….Llegó un día en que a la pérdida de la fe se sumó la indignación y con ella llegó el momento en el que dejé de creer en Ti…..o al menos eso pensaba yo. 

  Comprobé que el ser humano es una auténtica chapuza proclive a los peores sufrimientos; coomprobé que la Creación, tú Creación, estaba diseñada de forma cruel -vease por ejemplo la cadena alimenticia donde unos “hijos de Dios” han de matar y comerse a otros “hijos de Dios” para poder sobrevivir -; lo comprobé cuando sentí como propio el sufrimiento inútil e injusto de tanto ser humano (o animal), sufrimiento del que en ningún caso podíamos culpar al hombre, lo compruebo estos mismos días cuando unos niños se ven en peligro de muerte por unas lluvias ¿también las lluvias monzónicas las provoca el hombre?; lo compruebo cuando me siento a trabajar con mis niños con enfermedades congénitas terribles, niños tantas veces llenos de bondad sin maldad alguna y cuya vida es y va a ser en el mejor de los casos una tortura para ellos y para cuantos le rodean. En fin, Dios, hay tanto sufrimiento, tanto mal que he llegado a preguntarme si esta vida no sería en realidad el infierno…… 

   Por otra parte no dejo de comprobar la “injusticia divina” de ver como el más fuerte se impone al débil, de como se explota al ser humano desvalido, como gente malvada triunfa y vive feliz rodeado de lo mejor mientras los más humildes, los que más creen y te rezan sólo reciben más y más sufrimiento. Compruebo también como en tú nombre se cometen y han cometido terribles matanzas llenas de odio, compruebo como la religión, tantas veces opulenta, nos miente, engaña y apoya a los poderosos pidiendo resignación a los que más sufren, …...y Tú mientras permaneces sordo, impasible ante del sufrimiento injusto de tus hijos. 
Muchas veces cuando me han preguntado por mis creencias he contestado que “….me gustaría ser cristiano….”. Ahora, sin embargo, me pasa como a uno de los médicos de “Cuerpos y Almas” que prefería ser ateo antes de creer en un Dios sordo y ciego ante el sufrimiento de la Humanidad y de los seres vivos… 
   Pero tengo un problema: mi madre y sus enseñanzas siguen en mí. Y rezo casi todas las noches por los mios que ya no están, sigo presignándome cuando paso ante una Iglesia, llevo flores alguna vez a la Virgen del Carmen para pedirle por mi gente, me emociona el Cristo crucificado de Santa María Micaela , o hablo con “El Chato” aquel Crucificado que restauró mi padre y que guardo en mi aula,….. 
  Y termino confesándote que sé de mis muchos defectos y pecados, sé que no debería haber hecho o dicho muchas cosas, sé de mis arrebatos e insultos, pero sé también de mi sincero arrepentimiento y de mis intentos de ser mejor…...Si de verdad estoy hecho a tu imagen y semejanza, y Tú de verdad estás ahí y lees estas palabras, y eres el Dios del que me hablaba madre sólo te pido que dejes de estar sordo y ciego y escuches a tus hijos para que la Justicia Divina sea alguna vez un hecho y no unas palabras vacías en un libro. 

   Mientras yo seguiré deseando a toda mi gente que el Dios de todos, a pesar de todas mis dudas, los llene de bendiciones. Amén.

jueves, 14 de junio de 2018

EL GUARDIA ELÉCTRICO


   No sabría decir si por la abundancia de aquellos días de levante o por aquella sociedad hiperjerarquizada gobernada por el general superlativo pero siempre recuerdo aquella época en blanco y negro, situación que se veía alterada por la presencia de algunas personas capaces de convertir aquella escala de grises en momentos de colores luminosos. Una de esas personas se llamaba Francisco Millán López conocido por toda la Melilla de entonces con el cariñoso apodo de “El Guardia Eléctrico”.

   Paco Millán había servido en el Tercio Gran Capitán I de La Legión cuestión que siempre consideró un honor y un privilegio. Al dejar el Tercio, y proviniendo de una familia muy humilde, consiguió con mucho esfuerzo una plaza en la entonces Guardia Municipal del Excmo. Ayuntamiento de Melilla donde pronto destacó por actitudes para el servicio y capacidad de trabajo. Todo ello le llevó tras los correspondientes cursos a formar parte de la Guardia de Tráfico y a usar como prenda de cabeza aquel salacot blanco tan característico que unido a su altura y fortaleza le proporcionaba una impresionante presencia.

   Verlo dirigir el tráfico era todo un espectáculo que congregaba a no pocos ciudadanos y a mucha chiquillería pues sus rápidos movimientos siempre acompasados con las necesidades de la circulación informaban y guiaban perfectamente a peatones y automovilistas. No era Paco Millán guardia de poner muchas multas, más bien todo lo contrario, a él le bastaba siempre de forma correcta y educada con apercibir verbalmente a cualquier infractor digamos que ...con contundencia legionaria; cuestión ésta a la que ayudaba, además de su ya señalado físico, una voz recia y enérgica. Sus formas cuando daba novedades a las autoridades sin descuidar un instante el servicio le valieron no poca simpatías de todas ellas.

   Pero cuando había que verlo era en Navidad. Esos días en que los guardias de tráfico recibían en nombre de todos los guardias municipales el aguinaldo que la sociedad agradecida por sus servicios les ofrecía. Y así, alrededor de sus puestos de tráfico se iban acumulando botellas de sidra, turrones, ….. Era en aquellos días cuando los alrededores del puesto de Paco Millán parecían una feria, allí había de todo lo mejor: botellas de los mejores licores, canastas completísimas, jamones (¡ menudo aquel manjar en esa época! ), …..cartones del mejor tabaco rubio, pavos y ¡¡ hasta un cerdo vivo !! con muchos kilos y debidamente atado. Todo ello serviría para alegrar las mesas navideñas de aquellos municipales que con una paga exigua tan sacrificado y excelente servicio prestaban a la Ciudad.

   Ahondando un poco más en la pobreza de aquellos guardias anotaré que Paco Millán vivía con su mujer María, una extraordinaria persona que sólo hizo el bien a todo el que la conoció que no dudaban en proclamar su bondad y buen hacer para con los demás, y cuatro de sus cinco hijos en una portería casi subterránea con apenas dos habitaciones y un patio interior donde nunca entraba la luz del sol.

   Y sucedió que Paco Millán fue a realizar unos cursos de tráfico a Ceuta y cuando vieron sus formas y peculiar estilo fue nombrado instructor del curso felicitando por carta el alcalde de Ceuta al de Melilla por tener en su plantilla un hombre tan valioso. Dicha carta la recibió el alcalde Don Rafael Álvarez Claro quien pidió a su chófer que lo llevara hasta “... donde estuviera Millán de servicio...”. Y así con coche oficial se presentó ante el guardia quien tras darle las novedades de ordenanza se puso a su disposición:

­- Millán vengo a felicitarlo, pues mire lo que me dice de Vd. el alcalde de Ceuta. Pídame lo que necesite ...yo había pensado en una condecoración, pensionada por supuesto…

- Señor Alcalde yo…..ya que V.I. lo menciona ….si me permite y no es ninguna falta de respeto …..yo quisiera que viera V.I. donde vivo …..por si hubiera alguna casa del ayuntamiento a la que pudieramos optar mi familia y un servidor.

   Se me olvida señalar que Paco Millán prestaba servicio en aquellos momentos junto al monumento al Alzamiento y que la triste portería donde vivía estaba sólo a unos pasos. Por lo que el Ilmo. Sr. Alcalde no dudó un instante en acompañarle…… Tras la visita, Don Rafael se dirigió a Paco Millán en estos términos:

- A partir de este momento queda relevado del servicio …..

- Siento si le molestado u ofendido …..pero además de guardia también tengo un deber como padre de familia – dijo Paco Millán.

- No me ha ofendido Vd. lo más mínimo Paco, todo lo contrario. Le relevo porque en lo que tarde en llegar al ayuntamiento mi chofer le va a traer las llaves de una vivienda y quiero que hoy mismo sin falta se mude Vd. y su familia….¡¡Es más le ordeno que esta noche ya tienen que dormir allí!! ….no puedo consentir que un hombre de su valía y su familia duerman en ...en … bueno en lo que sea eso donde Vd. vive.

   Aquel mismo día con sus cuatro pertenencias se marchó Millán con toda su familia a una bonita y amplia casa en el Industrial donde vivió hasta el final de sus días.

   Y hablando de condecoraciones y felicitaciones Paco Millán ostentaba no pocas en su historial. Una de ellas es digna de relatarse si comparamos con los tiempos que corren en la actualidad: volvía a estar de servicio junto al monumento al Alzamiento cuando oyó gritos y un correr de gentes. Sucedía que un individuo había intentado asaltar la Armería Eibarresa próxima al lugar y se había apoderado de un par de escopetas de cartuchos y un cuchillo de monte con el que había hecho una fea herida a un empleado que en el suelo se desangraba. No lo dudó Paco Millán ni un instante y con su pistola Star de 9 mm corto apuntó al delincuente ordenándole que soltara las armas a lo que el individuo respondió abalanzándose sobre él. Sonó un disparo y el delincuente cayó al suelo….. Millán, hombre entrenado y ducho con las armas, le había disparado a una pierna en una zona no vital. Inmediatamente separó las armas del delincuente, pidió que se llamara a una ambulancia y atendió eficazmente tanto al dependiente herido como al delincuente realizando a ambos un torniquete con los correajes de su uniforme…… Al otro día en la prensa y en la calle se elogiaba el coraje y sangre fría del Guardia de Tráfico que además, como ya he señalado, fue felicitado y condecorado por el alcalde que en esta ocasión me parece recordar era Don Francisco Mir.

   También prestó, ya con sus años, servicios en el Museo Municipal haciendo de gestor, vigilante y guía con las visitas que acudían al recinto que siempre comentaban su buen hacer y se iban agradecidas con sus explicaciones y anécdotas. Todo ello fue motivo para que fuera protagonista de un amplio reportaje en televisión que hizo feliz a su familia y a sus muchísimos amigos.

  La última vez que lo vi fue recién trasladada la ya por entonces Policía Municipal al acuartelamiento actual donde también les habían cambiado el uniforme gris por uno más moderno en una gama de azules.... Estaba a punto de jubilarse y atendía la radio. Era un día caluroso y lo recuerdo sentado como siempre él lo hacía, es decir, dándole la vuelta a la silla. Con su cigarro impenitente miraba – estoy seguro que vigilaba - el tráfico de la calle…..Probablemente recordaría aquellos días de un servicio tras otro, …. ahora en la puerta del Buen Consejo, luego con lluvia, frio o calor intensos en el hospital Docker, ...por la tarde vuelta al Buen Consejo o la plaza Comandante Benítez……

  Murió apenas unos días después de haberse jubilado ….aquel maldito tabaco…. Su entierro fue todo un acontecimiento. Desde el primer momento una escuadra de Gastadores del Tercio Gran Capitán le rindió honores y su féretro fue portado hasta el Cementerio Municipal por sus compañeros policías y legionarios…. Aún se me saltan las lágrimas al recordarlo.

  Hoy sus hijos y nietos honran su memoria. Paco, Policía Nacional con un historial brillantísimo, condecorado por salvar con riesgo de su propia vida a una persona; Miguel Ángel que siguió la senda de su padre y hoy es Policía Local muy querido y apreciado por todo el mundo. Sus nietos: Paco y Carlos, que no queriendo ser menos también siguieron su ejemplo, y sirven en nuestra Policía Local donde estoy en seguro en más de una ocasión su abuelo desde ahí arriba les habrá aconsejado o guiado.

  Por mi parte, sólo me resta decir que, Francisco Millán López era mi tío, de lo que me he sentido más que orgulloso, abriéndome nada más mencionar su nombre no pocas puertas de muchos melillenses que aún hoy día lo recuerdan con aprecio, admiración y agradecimiento. Por mi parte siempre tendré presente su ejemplo y buen hacer.
Déjame , tito,  que ahora lleve mi mano derecha al primer tiempo de saludo.....

domingo, 10 de junio de 2018

MELILLITAS...


   Lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Arrastraba una maleta de cuero grande y pesada, me moría de ganas por estar con los míos y, para colmo, las cosas no me iban nada bien en la universidad. Con sentimientos tan contradictorios alcancé el hall del barco desde el que se producía el incomodo desembarco de pasajeros al puerto de Melilla . ¡¡Por fin!! tras ocho horas de viaje siempre agotadoras volvía a mi casa.

   Debía ser Navidad….En el hall de aquel Antonio Lázaro o Vicente Puchol nos congregábamos apretujados de forma anárquica decenas de personas de lo más variopinto: estudiantes que regresábamos, marroquíes en tránsito, representantes de comercio, algún que otro conocido profesional o comerciante de la Ciudad, algunos funcionarios, familiares que venían a pasar las fiestas y ….un pequeño grupo de soldados de reemplazo.

   Casi sin darme cuenta empecé a fijarme en aquellos chicos. Casi todos serían de mi edad ( yo ya había pedido una prorroga por estudios ). Volvían a la Plaza tras haber pasado seguramente el permiso correspondiente a la mitad del servicio militar y ahora les quedaba el trago de pasar la Navidad en solitario, seguramente su primera Navidad sin sus padres, madres, hermanos, novias, amigos y lo que era peor: aún les quedaba por pasar aquella eterna mitad de los dieciocho meses de servicio militar en África, en esa África donde tantos como ellos dejaron sus vidas, su sangre, su salud; en esa África donde ellos sufrían un régimen militar durísimo, una disciplina inmisericorde, con una escasez de recursos que en muchas ocasiones en aquellos años se acercaba a la miseria, en cuarteles con habitáculos oscuros, insanos, garitas sucias ….mirando al Gurugú….

   Casi todos guardábamos, probablemente por el cansancio del viaje, un respetuoso silencio. Menos ella…..Ella era una cincuentona en la que todo resultaba exagerado: aquel peinado escardado, la pintura y el maquillaje de su cara, las numerosas joyas de oro (¿?) que portaba, ….y, sobre todo, su voz. Y entonces lo dijo:
¡¡¡...porque ser de Melilla es un grado…!!!


   No pude evitar mirar la cara de aquellos soldados, sus ojos, sus miradas, …. hombres jóvenes que vendrían de los más variados lugares de una España que empezaba a dejar de mirarse a sí misma; hombres que seguramente habrían visto vastos horizontes, habrían conocido campos, bosques, lugares y gentes, ….; hombres con ideas de formarse y hacer una España distinta, infinitamente mejor; hombres que venían a regalarnos los mejores tiempos de su vida a nosotros, melillenses con complemento de residencia y con desgravación fiscal, para garantizarnos nuestro sueño, nuestras casas, nuestros coches de importación, ….Y entonces sentí un profundo desprecio por aquella melillita.


   Sí, desde entonces no soporto a los melillitas, no soporto su chulería ignorante cuando cruzan la frontera y tratan a los marroquíes como si fueran seres inferiores exclusivamente a su servicio; no los soporto cuando en su ignorada ignorancia pretenden opinar de todo despreciando cualquier otra opinión que no sea la suya ...si es que tienen opinión; no los soporto cuando alzan la voz desde la barra del bar para criticar al alcalde, al delegado del gobierno, ...al jefe y en cuanto los ven aparecer pierden el sentido de la dignidad para arrastrarse baboseando ante ellos; no soporto sus cobardías e incapacidad para defender sus más elementales derechos dejando siempre , siempre, que sean otros los que les saquen las castañas del fuego; no soporto sus megalomanías y aires de grandeza donde sólo debería haber humildad; no soporto sus cobardías y su falta de compromiso con SU Ciudad de la que tanto alardean pero que no dudan en invertir fuera de ella ...para irse en cuanto puedan; pero lo que menos soporto es su falta de educación y respeto pues su “deporte nacional” es criticar constantemente a sus vecinos, a sus amigos, a sus conocidos ….en cuanto no los tienen delante.

   Son así y así han convertido esta Ciudad en el espacio decadente en el que ahora vivimos.

  Termino rogando que nadie confunda al melillita con el melillense que aunque puedan tener aparentes parecidos son seres de mundos diferentes empezando porque el melillita sólo se quiere a si mismo mientras el melillense quiere a su Ciudad.

domingo, 22 de abril de 2018

LLEGAMOS A UNAS EDADES....

Le llaman falta de ánimo..... yo le llamo recuerdos.
Le llaman falta de ilusión..... yo le llamo nostalgia.
Le llaman depresión...... yo le llamo melancolía.
Le llaman vejez.... yo, también le llamo vejez.


“Llegamos a unas edades” decía con inmensa sabiduría mi suegro, Paco Navas, cuando quería justificar un determinado estado de ánimo o la ausencia de inquietudes o deseos.

Y es que llegamos a unas edades ….a las que llegar no es poco, pues a nada que uno mire alrededor se da cuenta de cuántos no han siquiera llegado. Pero también llegamos a unas edades en las que una inmensa mayoría de las cosas que antes te ilusionaban, te frustraban si no las conseguías, incluso perdías el sueño pensando en ellas, ahora te resultan de lo más absurdo preguntándote por qué perdiste tanto tiempo en ellas.

Tiempo…..a lo mejor - o a lo peor - se trata de esa maldita dimensión que el ser humano nunca ha llegado a dominar. Tiempo en el que ves lo que has hecho, lo que no debiste hacer, lo que deberías haber hecho. Tiempo en el que te ves viviendo y sintiendo lo mismo que criticabas a tus padres cuando iban cargados de medicamentos a cualquier parte, cuando hablaban de lo que les dolía o de sus últimos resultados en sus pruebas médicas que no vaticinaban nada bueno. Tiempo en el que tu familia se empeña en que no envejezcas y pretenden que seas un viejo rockero y hasta deportista a pesar de que te cuesta levantarte del sofá o salir del coche. Tiempo en el que descubres que lo que más te apetece no es salir de copas o ver espectáculos sino leer una buena novela. Tiempo en el que todas las lágrimas que antes contenías con tu propia fuerza ahora se derraman sin poder contenerlas de forma alguna. Tiempo en el que recuerdas lo que hiciste hace años ….pero te olvidas de lo de hace un momento ...o de lo que aprendiste en el bachiller. Tiempo que te falta para mirar hacia adelante, para hacer proyectos, …...porque es eso, precisamente eso, lo que ya no tienes. Tiempo…..

Bien es cierto que nuestra actitud condiciona muchas veces la forma de vivir ese tiempo, pero no por ello el tiempo perdona y te concede más. Por mucho que ahora pretendamos vivir en una eterna juventud - mental y física -, por mucho que los descubrimientos médicos pretendan alargar esa etapa juvenil nada impedirá al maldito tiempo cumplir su cometido e ir deteriorando tus estructuras, tus sentidos, ….y hasta tus sentimientos. Y cuando lo consigue, entonces te conviertes en un viejo,... con toda su crudeza. Un viejo para tu familia a la que supones un lastre para poder ellos seguir viviendo su “eterna juventud”, un lastre para la sociedad que tiene que pagar tus caros medicamentos, las personas que te atiendan o la residencia a la que te mandarán…… porque ellos – ley de vida – han de seguir su camino juvenil y alcanzar uno y mil proyectos para los que necesitarán muchas, muchísimas, cosas que luego el tiempo las descubrirá inútiles.

Sólo hay una cosa que puede, por lo menos y mientras haya memoria, hacer que el tiempo más corto o más largo sea otra cosa: SER LO MEJOR QUE PUEDAS PARA LOS DEMÁS Y PARA TI. Y dentro de ello está no ser un incordio, no estar quejándote constantemente, no pretender ser el centro alrededor del cual deba girar la vida de tu familia, no dejar de darte ningún capricho porque te vaya a sentar mal o no te quede tiempo…..otra vez el tiempo.

Mi suegro era un tipo sabio ”...llegamos a unas edades...” decía. Yo no sé si seré más o menos listo pero si he leído a muchos listos, a muchos sabios. Uno de mis favoritos, Don Albert Einstein, decía: “El tiempo es una ilusión”, ahí lo dejo.






jueves, 29 de marzo de 2018

TRES JUEVES, TRES ABUELAS....

“Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión”. Con tales palabras me despertaba mi abuela Vicenta cuando yo era pequeño tal día como hoy, y no sé bien si por esta razón o por otras muchas tengo la personal sensación que este Jueves en que los católicos, al menos formalmente, se acuerdan de que lo son, es un poco el Jueves de las Abuelas…..Por falta de amor no sería porque si hay alguien que iguale – e incluso supere – el amor de una madre esa es sin duda la abuela, ….madre dos veces. Vaya pues mi homenaje a todas las abuelas que han sido, son y serán. Pero antes permítanme la modesta y humilde licencia de que les escriba sobre mis abuelas que como los jueves con los que empezaba este relato, fueron tres.

La primera abuela de la que tengo conciencia es de mi abuela Juana pero desgraciadamente sólo conservo un recuerdo vago aunque cálido y lleno de cariño. Para mi abuela Juana yo era “su” nieto y no sólo porque era un niño guapo con una cabeza llena de rizos rubios ( hay que ver como se estropea uno con los años….) sino porque yo era “su” Carmelo, el recuerdo vivo del hijo del mismo nombre que perdió en la mar y que le provocó aquella parálisis que la dejó ya para siempre dependiente y en silla de ruedas. Recuerdo su luto, su extraordinaria entereza para una vida llena de amarguras y miserias, una MUJER con mayúsculas de la que sin duda mi madre heredó muchas cualidades. Si recuerdo bien de ella cuando mi padre la subía en alguno de aquellos coches prestados o por el parque Hernández en algún paseo….pero sobre todo la recuerdo en su dormitorio oscuro de aquella casa minúscula, ...en la cama, sin una radio o una televisión, ...horas y horas sólo acompañada por alguna de sus hijas, en una pobreza infame e injusta. Yo no sé si habrá un paraíso pero si sé que si lo hay mi abuela Juana estará en él por méritos propios. 


Pero si es por recuerdos, por emociones compartidas, por los valores que me transmitió y enseñó,….. mi abuela fue sin duda mi abuela Vicenta. Maña recia de Belchite que vivió y murió queriendo y añorando al Aragón de su alma y con ella a su Virgen del Pilar. Si mi abuela Juana era todo humildad, mi abuela Vicenta era señorío, orgullo, nobleza y hasta elegancia dentro de sus pobres recursos. Su vida estuvo marcada, y de que forma, por la maldita Guerra Civil en la que perdió todo: casa, tierras, amigos, …. y hasta su pobre hermana que fue ejecutada estando embarazada por el terrible delito de estar casada con un republicano. Cuando contaba los horrores de aquella Guerra lo hacía siempre sin odio alguno pero nunca podía evitar llorar, lágrimas que ahora con el tiempo comprendo y entiendo mucho más que entonces y que, aunque sólo fuera por ellas, me hacen maldecir cualquier guerra o actos violentos. Tras la Guerra se vio en la obligación de emigrar bien lejos de su querida Zaragoza y por iniciativa de un cuñado comandante de Falange, que los protegió de las insidias cobardes y envidias miserables de sus propios vecinos buscándoles trabajo en Melilla, recabaron todos en esta Ciudad que bien pronto hicieron tan suya como las propias y en las que para empezar pasaron no pocas penurias….entre ellas mucha hambre. Siempre enlutada pero sin una arruga o la más mínima mancha o desperfecto en sus ropas, con su moño bien colocado y peinado, con unas gotitas de algún humilde perfume y su Virgen del Pilar en el pecho mi abuela Vicenta recorría nuestras calles saludando a vecinos y amigos que aún hoy día me recuerdan “a la señora Vicenta...” por su educación, bondad y solidaridad con todo aquel que la necesitara. Mi madre adoraba a su suegra Vicenta y todavía cierro los ojos y las veo cogidas del brazo paseando o en la cocina con unos delantales puestos. Mi abuela Vicenta me dejó muchas cosas, muchas más de las que ella jamás llegó a imaginar pero sobre todo me dejó algo que me enorgullece: el que cada vez que oigo una jota aragonesa algo se mueve dentro de mí y tengo que apretar bien fuerte los dientes para que no asome en ellos unas lágrimas. 



Mi tercera abuela en realidad fue la abuela de mi mujer: Doña Joaquina. Y para empezar tengo que decir que su vida fue digna de ser novelada. Vivió no se cuantas guerras, sufrió lo indecible y estuvo a punto de perder la vida unas cuantas veces teniendo aún tiempo para salvar la vida de otros. Emigró primero a Argelia y luego a Francia, en la primera le tocó el periodo de la independencia y otra guerra cruel, sanguinaria que la marcó para siempre. Vivió muchos años en Paris y hasta se convirtió en una parisina más, trabajando a destajo, dándolo todo y sola, siempre sola, soledad que muchas veces ella misma buscaba por su propio carácter singular ….pero solidario, humano, generoso, …. Para mí era un aire de libertad cuando la conocí en los años 70 apenas empezaba yo a conocer a la nieta de sus ojos. Aquella mujer venía de un mundo, nos hablaba de un mundo que nada tenía que ver con aquella España en blanco y negro de intransigencias en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Eran tiempos en los que yo no terminaba de entender y sorprenderme con sus opiniones radicales sobre la política en Francia o sus discusiones con mi suegro sobre la falta de libertades en España….Ni pocas veces me reí cuando mi suegro decía : “..esta mujer va a hacer que nos metan a todos en la cárcel..” y lo decía más que convencido. Joaquina nunca vivió para ella, siempre vivió para los suyos, para su hija y sus nietos. Y como reza su lápida fue una inmensa luchadora que jamás se rindió ante nada ni ante nadie. 



Grandes mujeres mis abuelas a las que me faltan, como tantas otras ocasiones en mi vida, palabras para darles las gracias. Ejemplos de la inmensa valía de unas mujeres en tiempos muy difíciles en los que no pocos hombres muy machos ellos no dudaron en derrumbarse o rendirse. Van por y para ellas mi agradecimiento y mis oraciones. Ojalá fuesen ciertas todas las palabras de los Evangelios y la fe que ellas tenían porque entonces tendría el consuelo de saber que mis abuelas están “ a la diestra de Dios Padre...”.

lunes, 26 de marzo de 2018

AQUELLOS COCHES ( I )....


Tengo dos cosas de las que  me arrepiento en mi vida: la primera, es no haber estudiado más; la segunda, en total relación con la anterior,  es de no haber aprendido más de mi padre…

Mi padre, entre otras muchas cosas, era un genio de la mecánica del automóvil. Yo soy capaz de confundir la tapa del delco con el tubo de escape…..Pero nada de ello me ha impedido ser un apasionado de los coches y casi casi puedo asegurar que en cada etapa de mi vida he tenido uno como referencia. Hoy me apetece hacer un pequeño repaso de todos esos coches que hasta el día de hoy han formado parte -y de que forma- de mi vida y la de los míos.

El primer coche que viene a mi memoria es un BMW Isseta. El Isetta fue uno de los microcoches más exitosos producidos en los años posteriores a la IIª GM ; una época en la que se necesitaba un transporte económico y de corta distancia. Aunque el diseño era italiano, se construyó en países como España, Francia, Brasil o el Reino Unido. Debido a su peculiar forma de huevo y sus ventanas de burbuja, adquirió el apodo de coche-pompa o coche-huevo que así fue como lo denominamos en nuestra familia siempre. De hecho, fue hace pocos años cuando me enteré que era un BMW. En nuestro caso, el coche pertenecía a una de las “señoritas” de la Sección Femenina en cuyo edificio malvivíamos en una miserable portería ejerciendo mi madre de portera, de limpiadora, de repartidora, ... Mi padre, por su parte, ejercía de mecánico de cualquier de los coches de las “señoritas”. Y mira tú por donde una de ellas se compró uno antes de sacarse el carnet de conducir...pero le cogió miedo y periódicamente se lo cedía a mi padre “...para que lo moviera..” y revisara. Y bien que lo movimos...En él llegamos a subirnos hasta 5 personas e incluso en cierta ocasión fuimos a Nador para traerle un encargo a la “señorita”. Me llamaba muchísimo la atención su apertura por delante o su bandeja trasera donde no pocas veces eché un sueñecito. Muchas veces pienso que hoy, para el uso que hago en ciudad de mi coche, me vendría de perillas tener un coche-huevo como aquel…

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Pero si hay un coche que representara mi infancia y una parte de mi adolescencia ese sería sin la menor duda el Hillman Minx. Hillman Motor Car Company fue un fabricante británico de automóviles, fundado en 1907 La marca Hillman se mantuvo en el mercado hasta 1976. En su momento fue también producido en Japón por el grupo Isuzu del que muchos años más tarde también tendría yo otro vehículo extraordinario. La historia de nuestro Hillman es digna de ser contada: el coche fue adquirido por Don Damián, capitán de la Grúa Flotante de 80Tm de la que mi padre era maquinista naval, y era mi padre el que le hacía todo tipo de mantenimiento o arreglaba sus averías. El coche duró ni se sabe, hasta el punto que era prácticamente imposible conseguir una pieza de repuesto….y ahí volvía a actuar mi padre con su creatividad y capacidad de adaptación. En su momento, Don Damián decidió adquirir un nuevo vehículo y mi padre le propuso comprarle el viejo Hillman a lo que Don Damián respondió regalándole el coche. Y así nos vimos propietarios de nuestro primer vehículo. Mi padre, una vez con las manos libres para hacer lo que quisiera con el coche lo “tuneo” como diríamos ahora, reforzó y de que forma su ya potente motor, lo arregló de chapa que era su punto más débil, le cambió el volante por uno de un camión alemán precioso, le sustituyó sus curiosos intermitentes que ya no daban para más por unos de piña de un viejo Mercedes, le puso una tapicería de cuero rojo hecha con unos retales que consiguió,… y hasta le arregló una gravísima avería de rotura de un palier haciendo él otro idéntico en un viejo torno, …. No puedo contar las horas que mi padre le echó a aquel Hillman, como tampoco puedo contar los viajes (¡!) que hicimos con él a la Bocana, a Nador, a Yasinen, ..y hasta Monte Arruit. Aquel coche significó mucho en nuestras vidas, significó ahorrar para poder echarle unos duros de gasolina e irnos de paseo, significó un lugar donde dormir o pasar la noche cuando aquellos terribles terremotos o aquellos levantazos, incluso cuando nos sentíamos tan solos en aquella azotea y teníamos miedo mi madre y yo nos bajábamos al coche y allí nos quedábamos hasta que regresaba mi padre….Lo tuvimos no sé cuantos años hasta que su chapa y la sujeción del motor dijeron basta a la sabiduría de mi padre……

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Y un día, con el apoyo y resolución de mi madre, compramos una Siata de segunda mano medio nuevecita. Se la compramos al Sr. Almosnino con quien tan buenos negocios siempre hicimos. Los orígenes de la Ebro Siata son un tanto confusos y complicados. En un país que empezaba a despegar económicamente, la demanda de vehículos industriales ligeros subió como la espuma y SIATA transformó en furgoneta unos 7.000 SEAT 600. Era una pequeña furgoneta que muy pronto mi padre adaptó a todas nuestras necesidades….entre ellas la del primer gran viaje por la Península que hizo mi familia. Lo primero que le cambió - adelantándose a la fábrica en algunos años – fue el humilde motor del 600 por uno casi nuevecito de un 850, luego la transformó por dentro poniéndole unas literas desplegables y hasta una cama respetando siempre un gran maletero. Y con ella nos embarcamos hacia Almería, subimos hasta Alicante donde dormimos en ella en Novelda, luego en Albacete y más tarde en Madrid, donde tras pasar unos días en los que mis padres siguieron durmiendo dentro de la Siata y yo y mi hermano en casa de mis tíos, nos marchamos a Zaragoza donde también dormimos y posteriormente en el Monasterio de Piedra,…..recuerdo al regreso lo que le costaba a aquel motor subir Despeñaperros…. Una aventura como nunca imaginamos que vivimos gracias a aquella humilde Siata por unas carreteras de España que en nada se parecían a las de ahora….Con ella, hicimos la mudanza al barrio Virgen Victoria donde conocería a la mujer de mis sueños. En ella compartimos alguna que otra salida con su familia mientras a mí se me iban los ojos y el corazón por aquella niña….
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Casi de sorpresa, nuevamente a iniciativa de mi madre, mi padre se compró el coche de su vida pues aunque aún disfrutó de por lo menos tres más, su Simca 1200 fue para él un cambio cualitativo de enorme importancia. Y es que la familia por fin levantaba cabeza y los ascensos de mi padre a jefe de equipo primero y a subencargado de talleres después supusieron un aumento de los ingresos a la familia que nos convertía en clase media, importantísima clase media a la que, otra vez, el sr. Almosnino, que nos dio tantas facilidades, hicieron posible la compra de un coche nuevo, nuestro primer coche nuevo. Con este coche aprendimos a conducir mi mujer y yo...y si no me equivoco también mi hermano, con este coche también vinieron mis padres a ver mi jura de bandera, …. con este coche salí yo con mi mujer de novios…. Para mí, y no me pregunten por qué, aquel coche era la imagen con cuatro ruedas de mi padre…

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Luego vendrían mis coches, tanto para mis padres como para nosotros, .... nuestros coches, los de Tere y mío…pero esa es otra historia que otro día contaré.

viernes, 23 de febrero de 2018

AQUELLA TARDE DE FEBRERO.......

Recuerdo aquella tarde mucho mejor que la de hoy mismo…..
Era lunes y tras acabar mis clases en el entonces Colegio Nacional García Valiño me acerqué a la galería del Tiro del Acuartelamiento Santiago a practicar una de mis aficiones favoritas: el tiro deportivo. No sé si por el tiempo o por el día pero aquella tarde sólo coincidimos en la galería dos de los habituales: el entonces capitán Juan Martínez Ferrol, excelente tirador de pistola velocidad, y un servidor. Nos saludamos con buen humor como siempre y apenas llevábamos unos movimientos de calentamiento y algún que otro disparo cuando escuchamos al corneta tocar ni más ni menos que Generala. Juan salío de su puesto de tirador y entre risas me comentó que “...otro turuta novato, anda que se la ido bien la flauta...”, sonreí pero algo dentro de mí me dijo que no era un error del corneta.
Al poco, entró uno de los soldados de servicio en la galería y muy excitado nos dijo que había habido un asalto al Congreso y había tenido que entrar la Guardia Civil…. Juan y yo nos dirigimos al cuerpo de guardia, pues por el acuartelamiento todo eran carreras de soldados y vehículos de un lado a otro, y el oficial de guardia nos dijo un nombre “...Tejero...”. Ni Juan ni yo tuvimos la menor duda: era un golpe de estado.
Entonces vinieron los miedos, los recuerdos, …., los no puede ser, los este país siempre igual…. A mí personalmente - acababa de terminar mis prácticas como alférez de Infantería y me podían movilizar en cualquier momento – me venía a la cabeza una y otra vez una escena de la película “Llueve sobre Santiago”…..
Me marché a recoger a casa de mis suegros a mi mujer y allí me hablaron de que “..por lo visto los de ETA han entrado en el Congreso y ha tenido que ir la Guardia Civil...”. Fuí tajante con mis padres y con mis suegros: “….¡¡ es un golpe de estado, no os enganéis !!...”. Hasta pasadas unas horas no pudimos confirmarlo…
Luego llegaron los rumores, las llamadas de unos a otros y otros a unos, los “mensajes” más o menos velados,…… y la historia, la historia que volvía a golpearnos. Por si las moscas me armé con un revolver Llama de 6” y procuré que toda la familia estuviéramos juntos, juntos como siempre...Por si las moscas mi documentación militar encima y mi uniforme de campaña en el maletero del Renault 14 ….
Y nos metimos en la confusión. Nadie tenía claro que pasaba. Hablé con mandos del Ejército amigos que me transmitieron su enorme preocupación por lo que estaba pasando, su inquietud y su certeza de que algo así iba a pasar. Curiosamente todos me indicaron que me iba a tener que volver a poner el uniforme...en el peor de los casos. Hablamos con las familias de algunos políticos que también nos expresaron sus temores e inquietudes,…., alguno hubo que pasó la frontera como pudo.  Hablamos, escuchamos, …. y un escalofrío nos recorría el cuerpo cuando pensábamos en aquella maldita Guerra Civil, y las caras de mis padres y mis suegros me hablaban de aquellas miserables historias de odios, de venganzas, de injusticias y de barbarie que para estas cosas los españoles somos únicos....
Ya tarde, cuando el agotamiento empezaba a hacer mella en nosotros llegó el discurso del Rey …. y amaneció el día con aquella vergonzante salida de los guardias por las ventanas…..
Lo demás, ….. lo demás, estoy convencido que todavía queda alguna página por ahí para escribir, alguna página importante de los hechos.
Al año siguiente, mi mujer me daba mi primer hijo.....un hijo que se crió en libertad y en democracia. Amén.