lunes, 20 de abril de 2020

MI OPINIÓN...


Me gusta ser puntual, … exageradamente puntual. 

Sé que esto en la sociedad informal en que vivimos, donde lo “progre” es no aceptar ninguna norma, puede parecer de viejos o incluso de “facha” porque hoy cualquier cosa que vaya contra el pensamiento único de lo que se ha dado en llamar progresía es, antes que cualquier otra cosa, facha, fascista,… franquista, … en fin. 

Pero un servidor tuvo la inmensa fortuna de tener unos padres que creían en valores como la educación, el respeto, la amabilidad o la cordialidad e hizo el bachiller antiguo, el de siete cursos y dos reválidas, donde estas cosas se valoraban y se exigían al máximo. Si como decía Ortega “Yo soy yo y mis circunstancias” ( o ya puestos, como dice mi amigo el Dr. Sancho Miñano “Ca uno es cauno … y sus caunas “) pues todo ello me hizo ser en esta vida, entre otras muchas cosas, muy puntual. 

Tal vez por ello soy de los que a las 8:30 ya está en la puerta del colegio. Y mientras espero, incluso yendo de camino, me encanta escuchar la radio. Personalmente llevo años siendo un “fósforo” de ese genio de la comunicación que es Carlos Herrera. Primero lo seguía en Onda Cero y ahora en la Cope … y a esto último me quiero referir hoy con estas torpes palabras. 

Tras sufrir en mi infancia, adolescencia y una parte de mi juventud los coletazos de un régimen dictatorial, la falta de libertades, el miedo a la represión, la injusticia social, … llego ahora a lo que debería haber sido una cercana y plácida jubilación donde recoger el fruto de una vida de trabajo … y me encuentro con una de las peores circunstancias que nos ha tocado vivir y no lo digo sólo por el maldito virus chino, que también, sino por la autocensura que nos estamos imponiendo precisamente cuando jamás hemos tenido tantos medios para poder expresarnos. Pues, como decía, un servidor oye a Carlos Herrera en la Cope y ... para que lo digo. En cuanto lo expreso me saltan enseguida varios amigos, familiares e incluso gente que apenas si conozco a increparme con mejores o peores palabras, a criticarme o a calificarme y no precisamente bien. Y me duele… 

Si, me duele, porque hemos perdido cualquier referencia de que la Democracia significa más que cualquier otra cosa que no hay un pensamiento único; que cualquier idea siempre que se manifieste con respeto y en ausencia de violencia puede ser expuesta y debatida; que sobre cualquier ideología ha de primar el sentido común y el bien de todos; que no hay nadie en posesión de una verdad absoluta y que sólo con el compromiso, los acuerdos, el trabajo en común y en libertad saldremos todos adelante. 

Por si no fuera bastante triste estar aquí confinado cuando lo que más me pide el cuerpo a mi edad es oler, ver, abrazar, acompañar, brindar, ver, sonreir, … sentir tantas y tantas cosas buenas de la vida con la gente que quieres y te quiere… te encuentras que esa misma gente es incapaz de admitir tu opinión, tus ideas, tus palabras, … y a la más mínima te acusan, te señalan con el dedo…muchas veces hasta con el desprecio de quien se siente infinitamente superior a ti. 

Llega uno a unas edades, como decía mi suegro Paco Navas con gran sabiduría, que lo menos que puede esperar es que le escuchen y que le escuchen bien, porque no sólo hablan los estudios, las competencias académicas o profesionales, hablan también las experiencias de una vida intensa donde lo que más he aprendido es que nunca termina uno de aprender. 

En 1978, acabábamos de aprobar la Constitución, un compañero de la Academia militar, tal vez uno de los tipos más cultos que he conocido, escribió en una foto de despedida en la que todos expresamos nuestros mejores deseos para los demás: “Intellectus et tolerantia et optima virtutum” (Comprensión y tolerancia, las mejores virtudes). En aquellos momentos no entendí lo que mi compañero César, que así se llamaba, había querido decir, ...hoy lo veo con claridad cristalina…

domingo, 12 de abril de 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

"Yo soy la resurrección y la vida; 
el que cree en mí,
 aunque muera, vivirá, 
y todo el que vive y cree en mí,
 no morirá jamás"
JUAN 11:25


En esta Semana Santa que hoy termina, una Semana Santa que nunca imaginé tener que vivir en las tristes circunstancias actuales, me vienen tantos y tantos recuerdos reconfortantes de otros tiempos que quisiera de alguna manera plasmarlos por escrito para que nunca me olvide de ellos. 





Recuerdo la noche del Sábado de Gloria cuando los chicos salían a la calle arrastrando latas y yo los miraba desde mi azotea junto a mis padres ¡Cuanto me hubiera gustado salir con ellos y hacer lo mismo ! Aún recuerdo que mi padre una de aquellas noches me preparó un cordel con unas cuantas latas de aquella leche de “Las 4 Vacas” – condensada y azucarada, decía la etiqueta y gracias a la cual tantos niños de entonces seríamos diabéticos de mayores o casi- y allá estuve recorriendo la azotea de norte a sur y de este a oeste dando, nunca mejor dicho, la lata. Luego, por la mañana, para desayunar mi madre nos ponía aquellas monas de Pascua con un par de huevos duros. Tengo que decir que a mí me gustaba, y me sigue gustando, muchísimo más los roscones de Reyes pero que no le hacía feo alguno a aquellas ricas monas… A media mañana solíamos ver la procesión del Resucitado a la que aún recuerdo porque portaba un Cristo muy pequeño que salía del sepulcro, Cristo hecho en escayola que en cierta ocasión no soportó un chaparrón y tuvo que ser sustituido al año siguiente por otro más aparente. Para el almuerzo, era tradición que mi padre preparase aquellos arroces “a banda” que tan bien le salían… Al caer la tarde, me llenaba la melancolía cuando no la tristeza por dos razones obvias: la primera era porque el lunes tenía que volver a clase con lo poco que me gustaba, quien me iba a decir que ahora daría cualquier cosa por volver mañana a mi colegio con mis niños, y la segunda porque se acababan los desfiles procesionales que tanto me ilusionaban. 


En aquellos tiempos, de tantas dificultades económicas en mi familia, con tantas y tantas privaciones y tantos sacrificios, nada me podía hacer imaginar que pasaría otros Domingos de Ramos viajando por Europa ... 


Y así recuerdo aquel Domingo de Ramos en Brujas que al levantarnos y abrir la ventana vimos todos los techos blancos por una nevada que cayó aquella misma noche. Ver aquel paisaje abrazado a mi mujer mientras las campanas de toda Brujas tocaban a Gloria fue una sensación que nunca olvidaré. 





También tengo un gratísimo recuerdo de un Domingo de Resurrección en Viena, desayunando con mi mujer y mis hijos aquellos Huevos de Pascua o aquellos conejitos de chocolate … que lo de la diabetes no sólo me vino de mayor por la leche de las 4 Vacas… 



Hoy me queda la esperanza y la oración. Esperanza de que el mismo Cristo que nos dijo las palabras que encabezan este apunte haga que pronto se termine este confinamiento y la humanidad encuentre una solución al problema del maldito virus, esperanza de que hayamos aprendido la lección y seamos capaces de construir una nueva forma de vivir más justa, más humana; y oraciones para que Cristo me oiga, nos oiga… 



sábado, 11 de abril de 2020

CRÓNICAS DE LA CUARENTENA. ( II ).

  • 04:15 Me levanto por tercera vez a orinar. O es la próstata … o son las cuatro San Miguel sin alcohol que me “inyecté” anoche con una cena “ligera”… 
  • 09:30 El ama viene a decirme que me levante, que no son horas y que hay que “arreglar la casa”. Me levanto, me lavo las manos y me preparo el desayuno: descafeinado, leche de soja, sacarina y unas tostadas con aceite, estoy a régimen. Me tomo la pastilla de vitaminas. Mientras desayuno el perro se me sube encima para comerse mi desayuno, al no lograrlo casi me muerde. 
  • 10:15 Me lavo las manos. Enciendo el móvil. Ya tengo 45 mensajes de whatsapps, la inmensa mayoría del Colegio… ¿pero no estábamos de vacaciones de Semana Santa? No los leo todavía. El ama me dice que estoy todo el día enganchado al móvil. El perro me ladra. 
  • 10:20 Ya ni pregunto si los pongo en el lavavajillas ¿cómo se pueden ensuciar tantos platos, vasos, cubiertos, sartenes, piezas de la Thermomix, … en esta casa? El ama me regaña porque he dejado la ventana equivocada del dormitorio abierta… que es “la otra” la que tengo que abrir, … el dormitorio sólo tiene una ventana…tengo que estudiar ese tema. Y ya que estamos provecha para corregirme cómo se lava un aparato extraño que aún no sé si es de mi cocina o algún producto nuclear traído de Chernobyl .
  • 11:00 Empiezo a secar los platos y demás . El ama vuelve a corregirme y me dice que parece mentira que todavía no sepa secar un plato. Me callo para evitar un homicidio premeditado y con alevosía. El perro intenta comerse el delantal tan atrevido que mi mujer me ha puesto. Echo las cortinas vaya a ser que algún vecino me vea de esta guisa… 
  • 11:10 Cuando ya he terminado de fregar aparece el otro ama para traerme más cosas para lavar. La miro prudentemente... con resquemor…
  • 11:15 Coloco los platos y demás en su sitio siguiendo instrucciones del ama…Gracias a Dios está en otra habitación, … me corregirá más tarde. El perro está enganchado al delantal, no sé que le ha visto. 
  • 11:30 Me lavo las manos. Miro los 106 whatsapps que tengo. Me alarma que siendo un día de vacaciones de Semana Santa, sólo del Colegio, haya 89…
  • 11:35 Ya sé que no me van a creer pero de los 89 whattsapps del Colegio hay instrucciones y documentos como para ponerse a trabajar tres cursos académicos, son muy curiosos estos mensajes pues se mueven para todos los lados, como el viento: los primeros te dicen que hagas unas cosas, los segundos te dicen que hagas todo lo contrario, … y los siguientes repiten con una creatividad incansable el ciclo. Por supuesto no hay una sola cosa que nos indiquen o documento que tengamos que rellenar que sirva para algo … pero a esto ya estoy acostumbrado tras 41 años de docencia… Me lavo las manos e intento asesinar al perro que huye raudo y veloz con una zapatilla mía en la boca. 
  • 12:10 Hago la cama, con una sola zapatilla puesta, e intento seguir todas  las instrucciones del ama. Me esfuerzo al máximo y cuando creo haberlo hecho perfecto, el ama me dice que la parte derecha debe colgar un poquito más para que no se vea la manta… Le explico que entonces ser verá por la parte izquierda a lo que ella con gran perspicacia me dice que esa parte casi no se ve. Le pregunto si es que vamos a tener visita y le vamos a mostrar lo bien que hago las camas… me lanza una almohada que me da de lleno. El perro se quiere comer la almohada. Me lavo las manos. 
  • 12:40 Me aseo, limpio cuidadosamente el lavabo y friego el suelo, dejo todo en su sitio …
  • 13:15 Miro al peso, creo que él también me mira… Nos veremos un día de estos... 
  • 13:20 Me visto de persona, hasta vaqueros con tirantes y zapatos castellanos. El ama me mira como un bicho raro y me pregunta que dónde voy. Al entrar al cuarto de baño me regaña por como lo he dejado. El perro me muerde los zapatos... 
  • 13:30 Limpio el polvo. Ya puestos, y aprovechando que las amas están en otro lado, no limpio lo que hay bajo los ceniceros, jarrones o tapetes, total si no se ve. Me lavo las manos. El otro ama me pilla y me echa la bronca... 
  • 13:45 Me siento en el ordenador y me pongo a rellenar y contrarellenar los documentos que me ha mandado mi equipo directivo y que a su vez les ha mandado para que nos manden desde el MEFP (antes MECD y más antes sólo MEC… nunca ME). El perro me trae la pelotita para que juguemos, se me pasa por la cabeza tirarla por la ventana a ver si hay suerte. El ama me llama para que ponga la mesa. Me lavo las manos a conciencia y luego me echo hidroalcohol… por si las moscas…
  • 14:30 Se me olvida tomarme las pastillas. Hay que reconocer que el ama sabe hacer de comer… y mira que decía que con eso de tener empleada de hogar se le había olvidado pero ¡que va! y encima está experimentando con la Thermomix… Yo creo que en realidad está experimentando conmigo. Hoy de postre tres torrijas, esta noche no me miro la glucemia… El perro me ha mordido tres veces. 
  • 15:00 Empieza el telediario, me acojono. Dicen que los varones obesos son los más letales por el maldito virus chino … días atrás leí que también los mayores de 60, diabéticos e hipertensos… ¡coño, sólo les ha faltado decir “… y que se llamen Carmelo…”! Me acojono más… y me lavo las manos. 
  • 15:10 Recojo la mesa. Friego los platos y demás porque es muy curioso esto del lavavajillas pues según el ama para meter los platos o cubiertos antes “hay que lavarlos” … Pues vaya una  mierda de invento. Seco los platos y demás. Guardo los platos y demás, se me rompe un plato… me regañan las dos amas. El perro vuelve a morderme el delantal. Empiezo a preocuparme: creo que el delantal me sienta bien.
  • 15:45 Me lavo las manos y me siento en el sofá. Me duermo. El ama ya no me tapa con la mantita, … la veo resentida con mi trabajo… 
  • 18:00 Me despierto con dolor en todos las articulaciones. El perro me mira  ... y sigue durmiendo. 
  • 18:05 Me como la última torrija que quedaba, no debería … pero me lo como. 
  • 18:20 Me vuelvo a sentar ante el ordenador. Hoy no hay tiempo para nada más pues tengo trabajo burocrático del Colegio que he de mandar el Jueves Santo que hasta nos han amenazado con tener que ir al Colegio saltándonos el confinamiento. He tenido que releerme el decreto para comprobar que no se puede hacer, vamos que no me muevo de casa. Si me llegan a decir esto no me lo hubiera creído y miren que del Ministerio me espero que monten cualquier circo … aunque a los docentes siempre nos toque el papel de domadores de leones… salvajes, recién traídos de la selva… y encima sin el látigo que antes por lo menos nos dejaban. 
  • 20:00 Empieza el show de sirenas, aplausos y mis dos amas como si estuvieran en un espectáculo. El perro se vuelve loco cuando se ponen a cantar el Resistiré … El vecino de al lado intenta tirarse por el balcón, no lo dejan… 
  • 20:30 Esta noche le digo al ama que me hago la cena. Empiezo por las cervezas… sin alcohol. Meto en la batidora dos manzanas, una zanahoria, una cucharadita de canela y un “nohequé” que he encontrado en la nevera, el ama me dirá luego que era un envase de plástico. Mientras me bebía el batido no lo he notado Durante la cena el perro intenta comerse algo y al no lograrlo se come medio cordón de mi zapato. Se me olvidan las pastillas. 
  • 21:00 Llevo la bandeja a la cocina. Me siento en sofá y me bebo otra cerveza… sin alcohol. Se me está acabando la cervezas. 
  • 22:00 Ponemos una serie de Netflix. Me gusta y no me duermo, estoy perdiendo las mejores costumbres. El perro se sube al sofá y se duerme roncando, animalito...¡como ronca! 
  • 01:15 Me acuesto. A ver si mañana me entero quien es el asesino de la serie porque llevamos 42 capítulos y ya hemos sospechado hasta del guionista. . Me tomo la pastilla de la tensión. Me voy a la cama y me pongo a leer un interesante libro que me tiene enganchado… El ama se acuesta pero antes se empieza a colocar las sábanas y la manta de forma que casi me tengo que salir de la cama. Los ronquidos del perro se oyen intensamente. 
  • 03:00 Me doy cuenta que me he dormido leyendo. Apago el libro electrónico y ¡hasta mañana!
PD.- El perro ronca toda la noche... 

CRÓNICAS DE LA CUARENTENA ( I ).

• 08:15 Oigo a mi mujer y a mi hija hablando en la cocina, y a pesar de que sobre las 04:30 me desperté y he estado con la tableta hasta casi las seis, me levanto, me lavo las manos y me preparo el desayuno: descafeinado, leche de soja, sacarina y unas tostadas con mantequilla que, una vez más, hoy voy a “tirar la casa por la ventana” y no me las voy a hacer con aceite. Me tomo la pastilla de vitaminas. Mientras desayuno el perro casi se me sube encima para que comerse mi desayuno.
• 08:30 Me lavo las manos. Enciendo el móvil. Caramba ya tengo 25 mensajes de whatsapps. No los leo todavía.
• 08:35 Empiezo a lavar los platos, hoy me dicen que el “lavavajillas descansa”. Siguiendo instrucciones severas de mi querida esposa y ama ( en estos días entiendo que esposa debe venir de esposar ) he aprendido que yo no sabía lavar ni los platos ni los demás enseres y que hay que lavarlos según una metodología y secuencias que ella ha diseñado…y que yo en ignorancia desconocía por completo.
• 08:50 Empiezo a secar los platos y demás. Me dicen que así no y me muestran otra manera para que el trapo no se moje tanto…Acojonante.
• 09:00 Coloco los platos y demás en su sitio siguiendo instrucciones del ama…
• 09:10 Me lavo las manos. Miro los 68 whatsapps que tengo. Voy a tener que bloquear a más gente…
• 09:20 Hago la cama siguiendo las instrucciones del ama. Incluso me ha enseñado a cómo cambiar las sábanas. Creo que lo he hecho bien… No, no lo había hecho bien, el ama me corrige. Me lavo las manos.
• 09:40 Me lavo los dientes, paso por el trono y me ducho… Por mucho cuidado que pongo, mancho el suelo con alguna gota de agua que se queda marcada en las malditas losas de cerámica…
• 09:50 Salgo de la ducha y me peso… Estoy en mi peso… más o menos...bueno… más .
• 09:55 No tengo problemas para elegir la ropa: me pongo el mismo chandal que ayer. Eso sí, me cambio de ropa interior.
• 09:15 Limpio el polvo. Es increíble como cogen polvo estos malditos muebles, de hecho he llegado a un acuerdo con el ama para que la estantería de mi despacho la limpie por etapas… Me lavo las manos.
• 09:30 Me siento ante el ordenador:
◦ Miro el mapa mundial con datos sobre el coronavirus. Me acojono.
◦ Abro el Facebook. 55 notificaciones. Bloqueo a más gente.
◦ Escucho en la Cope a Carlos Herrera me río pero llega el informativo de las 10:00 y me acojono otra vez.
◦ Me pongo a escribir mis cosillas para esos Apuntes para una Vida con los que llevo liado hace tantos años… Me intento relajar y mando a familiares y amigos lo que he escrito. No lo lee nadie o casi nadie. Gracias a los dos que durante esta cuarentena han leído los ocho o nueve apuntes que he escrito. Mi hija pasa la mopa mientras escribo. Me lavo las manos.
• 11:30 Subo al perro a la terraza. Mea. Me pongo a jugar con él. Se come o casi el palo de la fregona. Caga. Limpio las cacotas. Me siento un poco a respirar aire y que me dé el sol. Hace levante, está nublado y me tengo que meter en el salón de la terraza. El perro se mete conmigo y se mea en el salón. Limpio la meada e intento asesinar al perro pero huye de forma veloz y yo no estoy para ello. Vuelve el perro con cara de “haber sido bueno”. Le digo que nos volvemos a casa. Antes de salir limpio con la manguera la primera meada y me cago en su padre.
• 12:30 Antes de entrar en casa, me limpio las suelas de los zapatos con el agua con lejía que mi hija a puesto a modo preventivo. Por el color que están cogiendo las suelas me da la sensación de que es más lejía con agua que agua con lejía.
• 12:35 Compruebo que mi ama no ha parado de hacer cosas un segundo en la casa. Y me lavo las manos.
• 12:40 Mi hija, ama también, se queja de que no sabe de dónde sale las pelotillas grises en la casa…
• 12:45 Me siento en el sofá. Me duermo.
• 13:20 El ama me dice que ponga la mesa. Me lavo las manos.
• 13:40 Me lavo las manos con hidrogel y me siento a comer, antes me tomo la pastilla para la diabetes. El vino se ha acabado. El perro se quiere comer mi almuerzo.
• 14:15 Recojo la mesa. Friego los platos y demás (el lavavajillas sigue descansando). Seco los platos y demás. Guardo los platos y demás. Mientras, el ama no ha parado de hacer cosas en la cocina… bueno, no ha parado de hacer cosas todos los días por todas las habitaciones de la casa.
• 14:45 Me lavo las manos y me siento en el sofá. Me duermo. El ama me tapa con una mantita, que Dios se lo premia al ama...
• 18:00 Me despierto con dolor en todos los huesos.
• 18:05 Me como un yogur. Tiene mucha azúcar y no debería … pero me lo como.
• 18:20 Me vuelvo a sentar ante el ordenador. Facebook, 96 notificaciones. Bloqueo a más gente. Me pregunto si con todos a los que he bloqueado cómo puedo seguir recibiendo notificaciones…
• 19:15 Me siento inspirado. Voy a escribir un apunte bonito y emotivo…El ama está en el salón bailando ritmos látinos. Han conseguido hacer un grupo en el Facebook y a través de él reciben clase hasta los sábados. Son una secta éstos de los bailes latinos.
• 20:00 Cuando estoy en lo mejor del apunte empiezan a sonar sirenas, aplausos y mis dos amas se ponen a golpear cacerolas en el balcón del salón. El perro ladra y quiere mordisquearlas. Se ponen a cantar el Resistiré … me pregunto si yo resistiré.
• 20:30 Mi ama me pregunta qué quiero para cenar. Le respondo que cualquier cosa, algo ligero. Me pone una bandeja con seis trozos de tortilla de patata con unas anchoas por encima, tomates y mahonesa. En la bandeja me pone el pastillero para que me tome la de la diabetes. Mientras ceno el perro intenta comerse mi cena.
• 21:00 Llevo la bandeja a la cocina. Me siento en sofá y me sirvo un chupito de whisky, es un whisky malo, no había otro en el supermercado. La botella está casi vacía y hasta dentro de dos semanas no nos sirven del supermercado. Veo las noticias. Me acojono.
• 22:00 Mi ama me pregunta qué vemos. Ella se pone Outlander. Me duermo.
• 00:15 Me despierto. Me tomo la pastilla de la tensión. Me voy a la cama y me pongo a leer.
• 02:00 Me doy cuenta que me he dormido leyendo. Apago el libro electrónico y ¡hasta mañana!
• 05:00 Me levanto a orinar.
Y así voy disfrutando del día, de la tarde y la noche.

domingo, 5 de abril de 2020

LAS LLAVES Y EL CABALLO DE CARTÓN.

Cuando echo la vista a atrás, cosa muy normal en los que hace ya algunos años superamos los sesenta, aparecen en el recuerdo decenas de personas mágicas que he tenido el privilegio de tener a mi lado. 

Desde estos “apuntes” he hablado en muchas ocasiones de ellos como una forma de homenajearlos y mostrarles mi infinito agradecimiento. Hoy voy a relatarles una anécdota que aunque no recuerdo haberla vivido claramente si me fue contada centenares de veces como una muestra de lo travieso que era ya desde muy pequeño… 

Mi familia era muy pobre, viéndonos hoy día nadie podría adivinar las miserias y hasta el hambre que pasó mi familia. Como muestra de ello he decir que nací en una casa de dos habitaciones … sin servicios y con una cocinilla que era más bien un pequeño armario empotrado de una sola puerta. En ella vivían mis abuelos maternos,  mis padres y yo. Para empeorar la situación, mi abuela Juana era paralítica. 

Tendría yo como tres añitos y aquellos Reyes me habían traído un viejo caballo de cartón que mi abuelo Paco había comprado de segunda mano en no sé bien que sitio. A mí el que fuera de primera o segunda mano y le faltara un trocito de oreja me traía sin cuidado porque según me cuentan me pasaba el día “sin romper nada” subido en el caballo de cartón y gritando: 

-¡¡ Ade… ade… aallo...ade aallo !! 

Una de aquellas tardes, como era habitual, mi otra abuela vino a visitarme y me trajo unos caramelos de chocolate que yo devoré dicen que hasta relamiendo el papel. Mi abuela Vicenta vivía cerca de la playa y tenía una casa muy grande donde un servidor disfrutaba como un conejo explorando por los lugares más insólitos... y haciendo travesuras. Desde su casa hasta donde yo vivía había un buen trecho, una cuesta muy empinada y… no había autobuses. Con esto mi abuela Vicenta hacía por visitarme todas las semanas y cuando llegaba a casa casi, casi, había que hacerle una reanimación cardiorespiratoria. 


Aquella tarde, después de reponerse, tras jugar un buen rato conmigo y contarme cuentos con aquel acento maño tan extraordinario, me dejó junto al caballo y se puso a hablar con mi madre y mi otra abuela de sus cosas…Al rato, llegó mi padre con el mono de trabajo cubierto de grasa y tras los saludos se puso a contar no sé bien que cosa del trabajo. Y así llegó el momento de que mi abuela Vicenta tuviera que marcharse para lo cual cogió su bolso y repasando su interior exclamó: 

-¿Dónde están las llaves de mi casa…? - Y ahí empezó el drama… 

Tengo que aclarar que por entonces eso de tener varias llaves de las casas no era al uso y que de la casa de mi abuela sólo había una llave … Y así toda la familia se puso a buscar las llaves de la casa de mi abuela… 

-¿Habéis mirado bajo la mesa… mira en la cocinilla… no estará bajo la cama…? Fueron repitiéndose como posesos hasta que alguien hizo … "la pregunta": 

-¿Carmelín, … tú sabes dónde están las llaves de la abuela? 

-Aallo – contesté yo rápido y con cara de no haber roto un plato… 

-No, hijo, caballo ahora no… ¿has visto las llaves de la abuela? - dijo mi padre. 

-Aallo, aallo

-¡¡No, ahora no hay caballo, ahora las llaves de la abuela!! – gritó mi madre que cuando se ponía de mal genio era para empezar a correr. 

-Aallo, mamá, aallo – dije poniendo un puchero. 

Y así un buen rato para cada vez mayor desesperación de los adultos y acompañamiento de llantos míos. 

Ya habían empezado a hablar de tener que tirar la puerta o llamar a un vecino que antes había sido ladrón pero que a raíz de la Guerra Civil se había hecho cerrajero, … Pero una vez más fue la inteligencia e intuición de mi padre lo que salvó aquella situación pues no se le ocurrió otra cosa que coger el caballo en peso y agitarlo… ¡¡¡ y empezaron a sonar cosas en su interior !!! entre ellas el sonido de unas llaves… 

Había pasado que un servidor, en mi inocencia, usaba el caballo de cartón no sólo para montarlo sino para guardar todo lo que me encontraba… entre ellos las llaves de mi abuela que hábilmente introduje por la oreja rota del caballo… 

Con la habilidad que le caracterizaba, mi padre fue sacando todo lo que había dentro del caballo: un peine, un pendiente de mi madre, dos piedras, no sé cuantos muñequitos, unas chapas, una cucharilla y por supuesto las llaves de mi abuela. También apareció un duro, una moneda de cinco pesetas, que nadie supo de dónde la había sacado pues hacía mucho tiempo que esas monedas “no visitaban” la casa. 

Y yo con una sonrisa de oreja a oreja, miraba a todos y les gritaba: 

-¡¡ Aallo… aallo !! - como diciéndoles que ya se los había dicho yo pero que no me hacían caso. 

El caballo de cartón sólo sobrevivió unos meses más…