Cuando yo estudiaba el bachiller -el antiguo- y después en la universidad, nadie podía imaginar siquiera que iba a ser un ordenador, una tableta o un móvil... pero todo el mundo sabía lo que eran los apuntes. Es más, sin ellos no se podía sobrevivir académicamente hablando. Éstos que Vd., amable lector, ve aquí son, simplemente, eso: unos apuntes sobre mi vida.....
martes, 17 de diciembre de 2019
¡¡¡ CANASTA !!!
domingo, 1 de septiembre de 2019
ADIOS, SUEGRA, Y GRACIAS POR TODO...
El día 8 de agosto mi suegra, Teresa Trullas Ruiz, tras una rápida enfermedad murió en Málaga donde había sido desplazada. Mi suegra Teresa fue siempre una persona buena.
Con una timidez propia de su bondad dedicó íntegramente su vida a los demás estando al lado de quienes la necesitaban en los mejores y, sobre todo, en los peores momentos. Jamás la escuché pedir nada para ella … mientras centenares de veces la vi renunciar para beneficio de otros. Siempre se sacrificaba, siempre estaba allí donde se la necesitaba. Una mujer cuya única felicidad era ver contentos a los que la rodeaban.
El sábado 10 de agosto, le dimos cristiana sepultura junto a su marido, Paco Navas, persona muy querida y conocida en el mundo de la pesca que nos dejó hace muchos años, y esta familia quiere expresar, porque así es de justicia, algunos sinceros y emotivos agradecimientos:
Nuestro agradecimiento en primer lugar a Nasiba y Enrique Crespillo, cardiólogos del Hospital Comarcal, por su atención, compromiso y lucha para una rápida evacuación que gracias a ellos no se demoró más de lo que la maldita burocracia ya había demorado.
Nuestro agradecimiento al personal del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, popularmente conocido por “El Clínico”, por sus atenciones, amabilidades, cercanía, profesionalidad,… primero con mi suegra pero también con quienes nos desplazamos con ella. Todo hasta el último minuto.
Nuestro agradecimiento al personal de la aseguradora Santa Lucía por sus gestiones, amabilidad, atenciones y eficacia en la recepción, tratamiento, traslado y entierro de mi suegra. Ejemplar servicio de buen hacer de una antigua empresa española.
Nuestro infinito agradecimiento a todas esas personas que durante estas semanas se interesaron por la situación de Teresa y también a quienes posteriormente nos acompañaron física o a través de la distancia por teléfono en su sepelio. Estuvisteis a nuestro lado...
Gracias, gracias, gracias,...
Mi querida suegra murió rodeada de quienes la queríamos, de su hija y de sus nietos, de quienes estuvimos siempre con ella para lo bueno y para lo malo. Siempre la recordaremos... a ser posible con una sonrisa tal y como ella hubiese querido.
Y termino con un deseo: mi suegra amaba a su barrio donde tantos años vivió, el barrio Virgen de la Victoria. Y, casualidades, vino a morir en un Hospital cuyo nombre también es Virgen de la Victoria. Rezo y deseo porque nuestra Patrona la haya recibido a las puertas del Cielo para acogerla a su lado.
Amén.
FERIAS, NO, POR FAVOR...
viernes, 30 de agosto de 2019
AQUELLOS VERANOS DE ANTES...
Las circunstancias de este verano desgraciado me han hecho recordar otros veranos, aquellos veranos cuando mis ilusiones y esperanzas estaban intactas y uno se creía capaz de lo mejor a pesar de sus pobres recursos. Tiempos en los que te daban un domingo 25 pts que te permitían ir al cine, jugar al futbolín y hasta comerte un bocata con un refresco en Solis o en La Flor de Melilla. 25 pts, cinco duros, eran un poquito más de 0’15€.
Recuerdo cuando cogía de mi casa una toalla pequeña de las que ahora llamamos “de las manos “, me ponía mi único bañador, uno azul Meyba imperecedero, bajo unos vaqueros, una camisa de mangas cortas vieja y unas chanclas de goma. Y así con la toalla bien enrolladita me recorría a pié la distancia desde mi casa hasta la playa de Los Cárabos o de San Lorenzo, no menos de 3-4 km de ida y otros tantos de vuelta. Había otra playa, la de La Hípica pero ésta era sólo para "chicos pijos". Al llegar a la playa dejaba la toalla, la camisa, el vaquero y las chanclas en la arena que por entonces no había ni sombrillas - ni tampoco robos - y me metía a disfrutar del agua. Bueno, lo de disfrutar fue a partir de que aprendiese a nadar, que en esto fui tardío, circunstancia que me hizo padecer no pocos malos y crueles ratos tanto con amigos y hasta con familiares….
Por aquella época lo del protector solar, bronceador le llamaban entonces, era cosa de niñas y un servidor blanquito y rubiales nunca consiguió ponerse moreno aunque, eso sí, ponerme rojo y con serias quemaduras no pocas veces, circunstancias éstas que aún pago con periódicas operaciones de piel para quitarme “bichitos solares” indeseables. De lo que sí, tengo muy buenos recuerdos era de los juegos en el agua cuando hacía levante ( entonces no había banderas rojas ni socorristas aunque habían soldados de quinta que más de una y dos vidas salvaron ), recuerdo como las olas llenas de aire masajeaban mi piel, como golpeaban mi espalda arrastrándome decenas de metros, … Lo más divertido era cuando te llevabas una cámara neumática en lo que un servidor era un privilegiado pues mi padre nos solía traer viejas pero grandes cámaras que usaban los vehículos de la Junta del Puerto, el mantener un equilibrio sobre ellas, el dejarse llevar, … eran una gozada que ya me gustaría poder repetir ahora. Después del palizón del agua, sólo cabía secarse y si no habías adquirido la habilidad de cambiarte con la toalla enrollada en la cintura no te quedaba más remedio que ponerte el vaquero encima del bañador mojado y con aquellas simples chanclas de goma - ahora cuesta arriba - volverte a casita donde si tenías suerte aún no habían cortado el agua o tu madre te había dejado un barreño lleno para que te enjuagaras. Como esta circunstancia no se daba siempre, más de una y de dos veces no te podías quitar el salitre hasta el día siguiente … antes de volver a irte a la playa. Les aseguro que dormir con salitre en el cuerpo en una de aquellas sudorosas noches de levante era toda una experiencia que endurecía ¿o maltrataba? nuestros cuerpos infantes.
Luego llegarían las chicas... porque bien pronto empezamos a descubrir que aquella compañera de Instituto tan poco agraciada con aquel uniforme azul y gris o aquella otra a la que no prestabas la mínima atención porque te decías “...es una cría...” , cuando se ponía en bikini en la playa … era otra cosa, … se transformaba… y enturbiaba tus pensamientos, enrojeciendo tu rostro cuando te decía aquella frase maravillosa de “… me puedes poner bronceador ...”. De esa época, tengo muy gratos recuerdos pues, aunque seguía quemándome con el sol, ya sabía nadar con desenvoltura y me pude quitar un peso de encima … o echármelo cuando mi tía me decía que me llevara a mis primos pequeños a la playa. Mis mejores recuerdos son, no obstante, cuando con mi novia de ahora ( 39 añitos casados ) íbamos y nos volvíamos andando de la playa. Cuantas conversaciones, cuantos secretos, cuantas caricias y besos ( ojito, besos de los de entonces que tenían mucho de romanticismo y sólo unas gotitas de erotismo, ...menudas eran las chicas ). Algunos días esperábamos sentados por si veíamos pasar a mi padre en coche a la salida del trabajo y nos ahorrábamos un buen trecho de subida con un sol de julio o agosto.
Pero ni mucho menos todo iba a ser sol y playa. Aquellas tardes …Si, aquellas tardes de juegos hasta altas horas de la noche que por entonces las calles de los barrios eran para los chicos y en ellas podíamos jugar sin el menor peligro. Fútbol, La Lata, Pico-Zorro-Teine, A la Una la Mula, Balóntiro...Luego, agotados, nos sentábamos en las puertas junto a nuestros padres y vecinos y entre tajada y tajada de aquellas incomprensiblemente frescas sandías escuchábamos grandes historias reales que nos hicieron admirar a aquellos que nos precedieron y que hoy deseamos, si nos dejan, contar a nuestros nietos.
En cuanto pegamos el primer estirón llegaron las tardes de música romántica, las charlas sentados en cualquier escalón o en aquellos duros bancos con las chicas, las risas, … los sonrojos, las miradas, … Y con ellas, venían las ferias, ferias que empezaban en junio en Cabrerizas, en julio en el Hipódromo y el Tesorillo, agosto en el Real y en septiembre, para cerrar la temporada, la feria de Melilla. Y allá que los chicos nos reuníamos en los coches de choque que eran donde ponían la mejor música, también en La Ola, o el Balancé, … y muchos paseos de un lado a otro y del otro a casa porque entonces íbamos a todos partes andando que por no haber no había ni para la COA que valía 0,50 pts o dos reales como se la conocía popularmente a la moneda con el agujerito en medio…
En cuanto a las actuaciones en el Auditorium voy a empezar reconociendo que no recuerdo haber comprado nunca una entrada pues siempre teníamos algún amigo portero – allá donde estés muchas gracias Pepe- que me dejaba pasar “de gorra” como se decía entonces. Y tengo que añadir que allí viví, vivimos, momentos extraordinarios ante solistas o grupos de gran altura: Miguel Ríos, Mocedades, Karina, Dúo Dinámico, Los Relámpagos, Los Diablos o Fórmula V. Lo mejor y más actual pues además de las actuaciones que traía la concejalía de festejos estaba Ayu Lalchandani y Gala Sanyo que hasta nos trajo a un Julio Iglesias en sus mejores momentos a la Plaza de Toros.
Pero si me tengo que quedar con un recuerdo de todos, me quedo con aquellas reuniones al atardecer o de noche en la muralla del barrio Virgen Victoria - “quedadas” que dirían ahora- donde nos juntábamos un grupo de amigos y amigas de los de verdad y mientras nuestro entrañable amigo Juan Antonio Pueblas sacaba los mejores tonos de su guitarra , que para eso era un artista y creo que lo sigue siendo, nos poníamos a cantar a nuestra manera… a veces hasta mirándonos a los ojos. Tanto miré yo los de una que llevo cuarenta y siete años perdido en ellos…
martes, 30 de julio de 2019
¡¡ VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN !!
domingo, 9 de junio de 2019
PAÍS DE LOCOS...
domingo, 28 de abril de 2019
HOMENAJE A ANTÓN Y JORNET
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."
domingo, 21 de abril de 2019
ESTE VIERNES SANTO...CARTA A MI MADRE
Vi, sobre todo, la fe… si mamá vi esa fe de la que tanto me hablaste sin conseguir que yo, siempre llenos de dudas, la alcanzase. Y es que como he dicho tantas veces tú fe era tan grande que nos sobraba para toda la familia. También vi esa fe en el rostro, en la mirada, en la comunicación no verbal ( nunca puedo dejar de ser logopeda ) de tanta buena gente al paso del Cristo o de su madre La Piedad. Vi a hombres muy aguerridos con lágrimas en los ojos, vi esa mirada intensa y esos labios temblorosos rezando, … rogando.
miércoles, 6 de marzo de 2019
MALDITA Y MALDITOS
Con la frente aún manchada de ceniza por la tradición del día de la fecha me dispongo a escribir ni más ni menos que sobre nuestra maldita Guerra Civil. Más de una y de dos veces he escrito que llevo toda mi vida escuchando, leyendo o estudiando sobre ella ... y todo lo aprendido sobre ella me lleva a la conclusión del tremendo horror que fue aquello y de la locura maligna que invadió a tantos españoles sin importar el bando para llevarlos a cometer aquellos crímenes horrendos. Ayer, leyendo un libro sobre ella encontré un párrafo que sintetizaba mi pensamiento y todo lo que mis padres y abuelos mi transmitieron:
"...La crueldad, la violencia, el odio son aspectos inherentes a una guerra, pero en la contienda que enfrentaba a los españoles se desencadenó una ola de odio y venganza que avivó los rescoldos de las cuentas pendientes. La basura humana encontró su hueco en esta guerra, la bazofia se acomodó ufana detrás de unas siglas y la incultura, la envidia y el odio a lo ajeno, se instaló en la vida de los españoles..."
Con todo y ello, la mayoría de los españoles supervivientes se propusieron superar aquella miserable desgracia, razones no les faltaban para ello: "... La guerra arrasó como un huracán la vida de los españoles, cuando pasó la tempestad, solo el tiempo podría volver a asentar cada vida en su sitio, junto a su futuro y sus sueños...".
Y, por mi fe, que hubo momentos en la Transición que creí que lo habíamos conseguido... pero no, bastó una crisis en la que deberíamos habernos unidos todos para superarla y haberla salido de ellas mucho más fuerte para que unos políticos ignorantes, zafios e incultos apoyados por unos niñatos imberbes mentales -pido perdón por mis groseras palabras pero no encuentro nada más suave para denominarlos- con propósitos bastardos y sectarios decidiesen en contra de la opinión de la inmensa mayoría sacar a los muertos de la maldita Guerra Civil, intentar de nuevo cometer todos los errores que nos trajo aquel experimento republicano y dividirnos a los españoles en rojos y azules porque a ellos les da la gana y les beneficia. Y así, y por la corrupción imperante en los grandes partidos que construyeron la Transición, nos encontramos hoy día, en pleno siglo XXI y con la que ha caído, con que pretenden gobernar este país desde el comunismo disfrazado, el separatismo irredento racista y nacionalista o la rancia ultraderecha camuflada.
Y no hay derecho, no tienen ningún derecho a no dejarnos a la inmensa mayoría de los españoles, gente de bien, honrada, libre y llena de ilusiones "... tener la fiesta en paz...". Los españoles del siglo XXI se merecen algo nuevo e infinitamente mejor.
sábado, 19 de enero de 2019
NUEVA ETAPA
Hace 25 años comencé un sueño..., hace 25 años a iniciativa de mi buen amigo José Luis Estrada por entonces director provincial de Educación que me pidió “… ya que el MEC te ha pagado la carrera de logopeda por qué no abres un gabinete privado para que podamos disponer de este servicio en Melilla y los docentes con problemas de la voz no tengan que irse a recibir tratamiento fuera de Melilla...” me lancé a una aventura que llenó mi vida de experiencias, conocimientos, emociones, ...primero en mi propio domicilio, luego en aquel deteriorado despacho del Mantelete, pasando por otro con goteras en plena Avenida, luego al bastante más digno y profesional de la calle Primo de Rivera, terminando ahora en el coqueto gabinete de Ramírez de Arellano. Años muy importantes en mi vida personal y profesional que me han permitido aprender muchísimo de mi profesión, aplicarlo en mi principal actividad docente y conocer a grandísimas personas a nivel profesional y humano.
Hoy, antes de nada, quiero dar las gracias a mucha gente: a todos mis compañeros logopedas por el cariño y el respeto que siempre me han mostrado; a mis amigos y conocidos médicos, psicólogos, ... en los que siempre encontré la ayuda y colaboración que necesitaba además de un inmerecido reconocimiento y confianza. Pero, sobre todo, quiero agradecer a mis pacientes, sin ellos este sueño de ser logopeda nunca hubiera sido posible. Han sido casi 600 pacientes con los que he acertado, o tal vez no, pero a los que puedo asegurar puse todo mi empeño, esfuerzo, conocimientos y dedicación por serles útil y ayudarles a superar sus patologías.
Hoy tengo un sabor agridulce, por una parte me marcho disfrutar de unas horas libres que creo haberme ganado y que a estas alturas de los años cada vez me exige más este cuerpo que me soporta; por otra, me dejo cosas por hacer, cosas que, alguna vez contaré largo y tendido, algunos personajes no me han dejado hacer por motivos que me atrevería a considerar casi esquizoides o perversos… pero esto empieza a ser algo anormalmente "normal" en esta sociedad melillita enferma en la que vivimos.
No es un adiós… pero si es una despedida, una despedida que me hubiera gusta fuese por y de otra forma pero que como ya he señalado me abre otras puertas a este amor de mi vida profesional que es y será la Logopedia porque cuando uno es logopeda lo es para siempre.