martes, 17 de diciembre de 2019

¡¡¡ CANASTA !!!


“Cuando el director de un colegio privado de Springfield (Massachusetts) pidió al profesor Naismith que inventase un deporte para que sus alumnos pudiesen jugar a cubierto durante los meses de invierno, éste se puso rápidamente a trabajar. En poco tiempo elaboró las trece normas originales del juego inspirándose en varias fuentes y se jugó por primera vez el 15 de diciembre de 1891. Pese a que algunos historiadores del deporte han discutido la fecha (y proponen el 21), lo que nadie discute es que la popularidad del juego creció como la espuma y ya en los juegos olímpicos de 1904 fue incluido como deporte de exhibición.”


A pesar de las predicciones meteorológicas la mañana se levantó tranquila y mi biorritmo – cada día más autónomo por la edad – decidió que el despertador sonara una hora antes de lo previsto. Uno en su modestia ha decidido no perder el tiempo que le queda y antes de ponerme a dar vueltas y más vueltas en la cama eché mano al Ipad y me dispuse a retomar una costumbre que aprendí en mis años de bachillerato cuando todas las mañanas desayunaba con mi padre en el aquel querido Bar de Reina, sobre el que algún día tendré que escribir algún modesto apunte. Sólo tuve que abrir la primera pantalla y pulsando un icono me aparecieron los dos diarios locales más leídos. Al principio, lo de siempre, políticos que cada vez con más vehemencia se expresan – se escupen, sería más correcto – un odio más cainita, delitos con mayor o menor violencia cada día más frecuentes y... los deportes. Entre tanta noticia inquietante leí un titular que me hizo retrotraerme a mi adolescencia y juventud pues daba cuenta del fallecimiento de Damián Caneda. 

Damián Caneda, que destacó como un importante político malagueño y también como empresario andaluz, para mi fue siempre un ídolo del baloncesto local. Era un tipo altísimo y espigado que cursaba el bachiller en el entonces Instituto Nacional de Enseñanza Media ( hoy IES Leopoldo Queipo ) de Melilla. Que yo recuerde iba al menos tres cursos por delante mía … y jugaba a baloncesto de maravilla. Verlo con su melena tan de moda en aquellos años en una cancha era todo un espectáculo. Para colmo formó parte de aquel mítico equipo de baloncesto del Instituto que por primera vez y en la inauguración del polideportivo de La Hípica venció a nuestro eterno rival, La Salle, en un encuentro extraordinario rompiendo con una hegemonía salesiana de muchos años. Luego jugó también en aquel equipo de Regulares 2, el “Chafarinas C.B.”, fruto del gran trabajo del coronel Gavilá y que si no subió a la 1ª división del baloncesto nacional fue por la falta de un pabellón cubierto adecuado. Con el tiempo, Caneda terminó siendo jugador-entrenador de El Palo Caja de Ahorros de Ronda de Málaga al cual ascendió a la división de honor del baloncesto donde aún es un equipo de postín con el conocido nombre de Unicaja... 

Además, Damián Caneda jugaba de pivot… como yo, y a mi me hubiera encantado saber jugar como él. 


No llegué al baloncesto por casualidad. Desde muy pequeño mostré una torpeza inusitada para darle bien a un balón con los pies y un facilidad tremenda para romperme la nariz cada vez que intentaba rematar de cabeza. Por eso, aquel día que por primera vez me enfrenté a un aro de baloncesto y conseguí meter la pelota dentro, fui consciente de que ese era mi deporte por eso y porque desde que tenía once añitos un servidor medía 1,85 m que en aquella Melilla de españoles bajitos eran objeto de no pocas burlas. 

Mi primer partido de minibasquet fue en lo que hoy es la piscina de La Salle, por entonces un frontón que se había adaptado para campo de minibasquet. Y para premio me tocó jugar con el que era el mejor equipo colegial por entonces,  el que sería mi adversario durante muchos años y me haría sudar la camiseta lo indecible, me estoy refiriendo al equipo de La Salle que además de jugar en casa contaba con un Juanito Ríos como figura. El resultado no pudo ser más patético: perdimos 48-3 … Pero un servidor ganó tres cosas muy importantes: una que fui el que metió una canasta de personal y otra de un tiro exterior; otra, que allí nació mi buena amistad con el hoy doctor Ríos y la última que   ¡ juré derrotar a La Salle ! algún día.

Poco a poco y a pesar de todas las dificultades - piénsese que por aquella época no teníamos equipaciones, no teníamos entrenador, apenas si disponíamos de una cancha una hora a la semana, no teníamos balón reglamentario, los aros no tenían red o estaban muy deteriorados…- superamos la edad del minibasquet y nos pasaron a la pista de baloncesto y a los aros a ¡ tres metros ! Por aquella época conocí a Antonio González Mota que, acompañado de otro grupo de entusiastas como él, fundó el “Instituto Rayo”. Siempre he agradecido a Antonio que contara conmigo, jamás he conocido a nadie con tanta ilusión por el baloncesto como él. Este equipo que se presentó en la ligas escolares y en la de clubs en categorías infantil y juvenil como un equipo muy modesto desde los primeros momentos destacó y logró a base de entusiasmo, de mucha ilusión y de mucho trabajo, ser subcampeón de la liga infantil y tercero de la juvenil… Todavía recuerdo una tarde de Nochebuena que ¡ por una vez ! nos dejaron entrenar en el Instituto y estuvimos hasta que ya casi anochecido nos marchamos a cenar con nuestras familias. 

El baloncesto de aquella época era...como decirlo… “primitivo”. Nos equipábamos con la primera camiseta que pillábamos, a ser posible del mismo color todos cosa infrecuente, camiseta a la que previamente habíamos puesto de aquella manera un número. El principal problema era que casi todos los chicos del Instituto jugábamos con camisetas blancas, vamos, las camisetas de ropa interior de la época … Otra cosa que recuerdo perfectamente es que era muy raro que se suspendiera un partido por causas meteorológicas… Por ello tengo en mi mente una estampa del patio de La Salle lloviendo a cántaros, con el suelo inundado hasta 3 ó 4 dedos … y jugando contra uno de los equipos salesianos. Ni que decir tiene que el balón no botaba, nos resbalábamos continuamente y encima te pitaban “pasos” y que llegué a mi casa chorreando porque, esto se me olvidaba, muchas veces no había vestuario y si lo había o era lo más parecido a un retrete o las duchas no funcionaban o echaban agua fría… No sé como sobrevivimos pero aquí estamos. Con el “Rayo” jugué tres temporadas participando en las ligas escolares, de clubs y de categoría infantil, juvenil, junior y senior ésta última formada por una mayoría de equipos de los distintos regimientos de la Ciudad. Imagínense el tema: chavales de 11 a 14 años jugando contra tipos de 21, algunos de ellos habiendo jugado en las mejores ligas nacionales.


Tras el “Rayo” llegó el “Iberia” y aquí he de decir que pasé probablemente los mejores años de mi vida deportiva. El “Iberia” era un equipo “multicolegial” pues en él formamos un grupo de amigos que habíamos sido antes rivales en las canchas (el motivo era que por aquella época los alumnos de La Salle tenían que venir forzosamente a realizar el bachiller superior en el Instituto razón por la cual los que éramos amigos, aunque rivales, al estar en el mismo centro educativo, decidimos formar un equipo propio). Allí me encontré con Ángel Ruiz Migens, Nono de Pro, Antonio Salas, Osuna, … ¡ como nos divertimos ! Para empezar no había un partido al que llegáramos a su hora y para continuar decidimos hacer el baloncesto más anárquico y creativo que se puedan imaginar… la cuestión era pasarlo bien. Y tan bien lo pasamos que nos encontramos derrotando al Instituto “A” de los José Antonio, Fito y del inolvidable Pepe Nieto - sin duda el mejor deportista de mi generación - victoria que para ser justos hemos de achacar también a que ellos ya habían ganado la liga de clubs y a la escolar decidieron prestarle poca atención. Y con esta victoria nos plantamos en una final contra La Salle del extraordinario  José Antonio Quiñonero, hoy mi médico traumatólogo, que desde el principio se nos torció. Para empezar, nuestro profesor de Ed. Física, Paco Verdugo, decidió que debíamos tomarnos en serio el partido ( primer error ) y nos puso de entrenador a Manolo Gavilá       ( segundo error ) y tanto nos insistió que nos pusimos serios y abandonamos nuestra forma habitual de jugar ( tercer y definitivo error ) . Lógicamente perdimos aquel partido y bien perdido… 

Al curso siguiente, ya en sexto de bachiller, decidimos dar un salto a la "profesionalización" y formamos la sección de baloncesto de la S.D. Melilla de Paco López. Allí nos juntamos chicos de La Salle, del Instituto y alguno de F.P. Con aquel equipo, ojo ya con equipaciones y entrenador, nos tuvimos que tomar las cosas en serio aunque a Ángel R.Migens, Luisma López de la Manzanara , dos grandes amigos míos, y a un servidor nos costara no poco trabajo. Y tan en serio nos lo tomamos que derrotamos a todos los equipos regimentales y, por supuesto, a La Salle … y además dos veces porque la liga se jugaba a doble vuelta. No recuerdo bien el motivo pero no pude ir a la fase de sector en la Península donde obviamente poco podíamos hacer a pesar de que años antes con Caneda, Abril, Nieto, Muriana, … el baloncesto de Melilla cosechaba unos éxitos impensables de gente con tan pocos recursos. Y es que el baloncesto español comenzaba a despertar y el de Melilla salía de sus cuevas. Por cierto que aquel año inicié mis pinitos como entrenador de un gran equipo de chicos. Luismi, los hermanos Antón, ... , sinceramente creo que ellos me enseñaron a mí mucho más que yo a ellos y pasamos unos ratos inolvidables que aún hoy día recordamos con alegría. 

Al año siguiente, ya en COU, seguí jugando con la S.D. Melilla pero me tocó un premio gordo: me llamaron para entrenar al equipo de chicas del Instituto. Recuerdo con emoción el día que me presentaron a todas aquellas bellezas … entre las que se encontraba la que sería mi mujer. Creo que aquel COU fui el tipo más envidiado del Instituto y además fuimos campeonas y, una vez más, yo no pude acompañarlas a la fase de sector supliéndome mi anterior entrenador Manolo Gavilá que logró unos resultados interesantes. Que grandes recuerdos tengo de aquellas chicas a las que trasladé el espíritu del buen humor del “Iberia” a lo que ellas añadían un pundonor y un coraje extraordinario. Siempre llevaré en mis recuerdos a Pilar, Marian, las dos gemelas rubias, … y a una chica con unos preciosos ojos verdes en los que me perdí ...y aún sigo perdido. 

Al final de aquel curso me despedí, o al menos eso creía yo, del baloncesto…me iba a la Universidad de Granada. 

El deporte universitario español de la época era casi tan menospreciado como el actual, para que vamos a negarlo,  pero para mí lo primero que supuso fue la oportunidad de jugar alguna vez en un pabellón cubierto con unas medidas normales… Bien poco me duró aquello y la falta de posibilidades deportivas la suplí en compañía de mi buen amigo el doctor Pedro Sánchez Zambrano yéndonos algunos fines de semana al Campo de la Juventud de Granada donde por 25 pts de la época te dejaban acceder a no sé cuantas pistas de deportes. Como era de prever convencí a mi amigo Pedro para comprar un balón de baloncesto – barato y de plástico – con el jugamos además de a baloncesto a todo lo que se nos ocurrió … eso sí, haciendo el bruto o el animal  por decir alguna palabra fina. Éramos como éramos... 

Aquella experiencia no me salió nada bien y al año siguiente regresé a Melilla para estudiar Magisterio en el Campus de la UGR en mi Ciudad. Cada vez que lo pienso soy consciente de que aquella fue una decisión acertada que guió mis pasos por mi auténtica vocación y me permitió, además de volver a encontrarme a mí mismo,  poder volver a jugar a baloncesto. 

En la entonces Escuela de Formación del Profesorado de EGB, hoy Facultad de Educación, coincidimos un grupo de chavales que anteriormente habíamos jugado en equipos diferentes. Movidos por una ilusión enorme decidimos proponer a la Escuela que nos pagase la inscripción en las competiciones senior locales. La Escuela nos pagó la inscripción … y nada más. Ante ello nos dedicamos a visitar distintas firmas comerciales de la Ciudad a ver si alguna nos patrocinaba con una equipación… ¡Y anda que no tuvimos que dar vueltas! El comercio local, por entonces en un auge extraordinario, sólo pensaba en ganancias y para ellos subvencionar a un equipo y de baloncesto era tirar el dinero. Después de un verano entero “buscándonos la vida” dimos con un importante comerciante hindú que representaba las entonces afamadas marcas electrónicas de JVC y Nivico. No tuvimos que insistirle mucho pues el hombre enseguida participó de nuestro proyecto y nos sufragó ¡¡ dos equipaciones !! 

Y así nació el EUM JVC Nivico en con el que logré mis mayores éxitos deportivos y pasé una época de mi vida excepcional en todos los ámbitos. Aún mantengo una gran amistad con muchos de aquellos compañeros: Álvaro, Paco, Manolo, Carlos, … cuanta buena gente y cuantos buenos ratos entrenando casi a diario de noche en la cancha al descubierto de la Bandera de Marruecos. 

Tras aquella época dichosa vino el servicio militar, me casé con aquella chica que entrené y que a partir de ahora me entrenaría ella a mí, empecé a trabajar como profesor… y aún llegué a jugar algún partido que otro, sobre todo, en el pabellón cubierto de mi Colegio … quien me lo iba a decir después de tantos años jugando al aire libre y en canchas de cemento que iba a disponer de un magnífico pabellón cubierto con un piso extraordinario. Y, cosas de la vida, fue jugando en ese pabellón cuando una lesión de rodilla y otra de espalda me obligó a dejar la práctica del baloncesto para siempre… aunque aún alguna noche que otra sueño que estoy por esas canchas … 

No todo fueron rosas … pues mi astigmatismo con miopía me jugó muy malas trastadas, sobre todo, en aquella cancha de la Bandera de Marruecos con luces anaranjadas. 

Cuando ya pensaba que todo estaba escrito me esperaba lo más importante de mi vida en el baoncesto: mis dos hijos, mucho mejores jugadores que su padre, que con sus partidos, sus grandes éxitos y su extraordinaria manera de jugar con un coraje que no sé bien de quien habían heredado, me hicieron disfrutar como nunca pude llegar a imaginar. 


Grandes amigos, amigos para siempre, y aquellas sensaciones cuando entraba a canasta y en bandeja dejaba el balón en el sitio preciso o cuando desde el “poste” lanzaba y al entrar el balón hacía aquel sonido tan característica…ver a mis hijos volar sobre el aro ...por todo ello y mucho más ¡¡¡ gracias baloncesto !!! 


A Damián Caneda, juegue ahora en las canchas que juegue… 

domingo, 1 de septiembre de 2019

ADIOS, SUEGRA, Y GRACIAS POR TODO...


El día 8 de agosto mi suegra, Teresa Trullas Ruiz, tras una rápida enfermedad murió en Málaga donde había sido desplazada. Mi suegra Teresa fue siempre una persona buena.

Con una timidez propia de su bondad dedicó íntegramente su vida a los demás estando al lado de quienes la necesitaban en los mejores y, sobre todo, en los peores momentos. Jamás la escuché pedir nada para ella … mientras centenares de veces la vi renunciar para beneficio de otros. Siempre se sacrificaba, siempre estaba allí donde se la necesitaba. Una mujer cuya única felicidad era ver contentos a los que la rodeaban.

El sábado 10 de agosto, le dimos cristiana sepultura junto a su marido, Paco Navas, persona muy querida y conocida en el mundo de la pesca que nos dejó hace muchos años, y esta familia quiere expresar, porque así es de justicia, algunos sinceros y emotivos agradecimientos:

Nuestro agradecimiento en primer lugar a Nasiba y Enrique Crespillo, cardiólogos del Hospital Comarcal, por su atención, compromiso y lucha para una rápida evacuación que gracias a ellos no se demoró más de lo que la maldita burocracia ya había demorado.

Nuestro agradecimiento al personal del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, popularmente conocido por “El Clínico”, por sus atenciones, amabilidades, cercanía, profesionalidad,… primero con mi suegra pero también con quienes nos desplazamos con ella. Todo hasta el último minuto.

Nuestro agradecimiento al personal de la aseguradora Santa Lucía por sus gestiones, amabilidad, atenciones y eficacia en la recepción, tratamiento, traslado y entierro de mi suegra. Ejemplar servicio de buen hacer de una antigua empresa española.

Nuestro infinito agradecimiento a todas esas personas que durante estas semanas se interesaron por la situación de Teresa y también a quienes posteriormente nos acompañaron física o a través de la distancia por teléfono en su sepelio. Estuvisteis a nuestro lado...

Gracias, gracias, gracias,...

Mi querida suegra murió rodeada de quienes la queríamos, de su hija y de sus nietos, de quienes estuvimos siempre con ella para lo bueno y para lo malo. Siempre la recordaremos... a ser posible con una sonrisa tal y como ella hubiese querido.

Y termino con un deseo: mi suegra amaba a su barrio donde tantos años vivió, el barrio Virgen de la Victoria. Y, casualidades, vino a morir en un Hospital cuyo nombre también es Virgen de la Victoria. Rezo y deseo porque nuestra Patrona la haya recibido a las puertas del Cielo para acogerla a su lado.

Amén.

FERIAS, NO, POR FAVOR...


Queridos amigos:

Sabiendo que sólo os mueven las buenas intenciones y vuestra bondad para con mi persona quiero haceros un ruego: no me digáis que disfrute de la feria, sencillamente, no la soporto. 

Tengo mis razones. 

Mi infancia la pasé en una triste portería junto al Parque Hernández que era, como sabéis, el recinto ferial. Tras pasar la noche en vela por los ruidos de las orquestas en las casetas o los gritos por la calle, mi madre se levantaba para fregar bien temprano los orines de los guarros que lo hacían bien en el portal o en la fachada. El olor era insoportable. Entonces no había fregonas y mi madre tenía que fregar de rodillas con lejía e incluso a veces con Zotal.

Desde entonces fui un niño atípico, no me gustaban las ferias. Y si a eso unimos que no me apetecen para nada las grandes concentraciones humanas tendréis mis razones. 

Es oír la palabra "feria" y oler a meadas...

Gracias por soportar mis rarezas.

viernes, 30 de agosto de 2019

AQUELLOS VERANOS DE ANTES...

No soy de los que añoren el pasado, ni mucho menos de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, … aún tengo esperanzas de que quede bastante bueno por venir, aunque el tiempo, inexorable, me vaya socavando ilusiones día a día.

Las circunstancias de este verano desgraciado me han hecho recordar otros veranos, aquellos veranos cuando mis ilusiones y esperanzas estaban intactas y uno se creía capaz de lo mejor a pesar de sus pobres recursos. Tiempos en los que te daban un domingo 25 pts que te permitían ir al cine, jugar al futbolín y hasta comerte un bocata con un refresco en Solis o en La Flor de Melilla. 25 pts, cinco duros, eran un poquito más de 0’15€.

Recuerdo cuando cogía de mi casa una toalla pequeña de las que ahora llamamos “de las manos “, me ponía mi único bañador, uno azul Meyba imperecedero, bajo unos vaqueros, una camisa de mangas cortas vieja y unas chanclas de goma. Y así con la toalla bien enrolladita me recorría a pié la distancia desde mi casa hasta la playa de Los Cárabos o de San Lorenzo, no menos de 3-4 km de ida y otros tantos de vuelta. Había otra playa, la de La Hípica pero ésta era sólo para "chicos pijos". Al llegar a la playa dejaba la toalla, la camisa, el vaquero y las chanclas en la arena que por entonces no había ni sombrillas - ni tampoco robos - y me metía a disfrutar del agua. Bueno, lo de disfrutar fue a partir de que aprendiese a nadar, que en esto fui tardío, circunstancia que me hizo padecer no pocos malos y crueles ratos tanto con amigos y hasta con familiares….

Por aquella época lo del protector solar, bronceador le llamaban entonces,  era cosa de niñas y un servidor blanquito y rubiales nunca consiguió ponerse moreno aunque, eso sí, ponerme rojo y con serias quemaduras no pocas veces,  circunstancias éstas que aún pago con periódicas operaciones de piel para quitarme “bichitos solares” indeseables. De lo que sí, tengo muy buenos recuerdos era de los juegos en el agua cuando hacía levante ( entonces no había banderas rojas ni socorristas aunque habían soldados de quinta que más de una y dos vidas salvaron ), recuerdo como las olas llenas de aire masajeaban mi piel, como golpeaban mi espalda arrastrándome decenas de metros, … Lo más divertido era cuando te llevabas una cámara neumática en lo que un servidor era un privilegiado pues mi padre nos solía traer viejas pero grandes cámaras que usaban los vehículos de la Junta del Puerto, el mantener un equilibrio sobre ellas, el dejarse llevar, … eran una gozada que ya me gustaría poder repetir ahora. Después del palizón del agua, sólo cabía secarse y si no habías adquirido la habilidad de cambiarte con la toalla enrollada en la cintura no te quedaba más remedio que ponerte el vaquero encima del bañador mojado y con aquellas simples chanclas de goma - ahora cuesta arriba - volverte a casita donde si tenías suerte aún no habían cortado el agua o tu madre te había dejado un barreño lleno para que te enjuagaras. Como esta circunstancia no se daba siempre, más de una y de dos veces no te podías quitar el salitre hasta el día siguiente … antes de volver a irte a la playa. Les aseguro que dormir con salitre en el cuerpo en una de aquellas sudorosas noches de levante era toda una experiencia que endurecía ¿o maltrataba? nuestros cuerpos infantes. 


Luego llegarían las chicas... porque bien pronto empezamos a descubrir que aquella compañera de Instituto tan poco agraciada con aquel uniforme azul y gris o aquella otra a la que no prestabas la mínima atención porque te decías “...es una cría...” , cuando se ponía en bikini en la playa … era otra cosa, … se transformaba… y enturbiaba tus pensamientos, enrojeciendo tu rostro cuando te decía aquella frase maravillosa de “… me puedes poner bronceador ...”. De esa época, tengo muy gratos recuerdos pues, aunque seguía quemándome con el sol, ya sabía nadar con desenvoltura y me pude quitar un peso de encima … o echármelo cuando mi tía me decía que me llevara a mis primos pequeños a la playa. Mis mejores recuerdos son, no obstante, cuando con mi novia de ahora ( 39 añitos casados ) íbamos y nos volvíamos andando de la playa. Cuantas conversaciones, cuantos secretos, cuantas caricias y besos ( ojito, besos de los de entonces que tenían mucho de romanticismo y sólo unas gotitas de erotismo, ...menudas eran las chicas ). Algunos días esperábamos sentados por si veíamos pasar a mi padre en coche a la salida del trabajo y nos ahorrábamos un buen trecho de subida con un sol de julio o agosto.

Pero ni mucho menos todo iba a ser sol y playa. Aquellas tardes …Si, aquellas tardes de juegos hasta altas horas de la noche que por entonces las calles de los barrios eran para los chicos y en ellas podíamos jugar sin el menor peligro. Fútbol, La Lata, Pico-Zorro-Teine, A la Una la Mula, Balóntiro...Luego, agotados, nos sentábamos en las puertas junto a nuestros padres y vecinos y entre tajada y tajada de aquellas incomprensiblemente frescas sandías escuchábamos grandes historias reales que nos hicieron admirar a aquellos que nos precedieron y que hoy deseamos, si nos dejan, contar a nuestros nietos.

En cuanto pegamos el primer estirón llegaron las tardes de música romántica, las charlas sentados en cualquier escalón o en aquellos duros bancos con las chicas, las risas, … los sonrojos, las miradas, … Y con ellas, venían las ferias, ferias que empezaban en junio en Cabrerizas, en julio en el Hipódromo y el Tesorillo, agosto en el Real y en septiembre, para cerrar la temporada, la feria de Melilla. Y allá que los chicos nos reuníamos en los coches de choque que eran donde ponían la mejor música, también en La Ola, o el Balancé, … y muchos paseos de un lado a otro y del otro a casa porque entonces íbamos a todos partes andando que por no haber no había ni para la COA que valía 0,50 pts o dos reales como se la conocía popularmente a la moneda con el agujerito en medio…

De aquellas ferias recuerdo con mucha ilusión dos cosas: los bailes y las actuaciones en el Auditorium. Los primeros se celebraban en las casetas oficiales de las ferias donde había que echar mucho, pero mucho valor, para dirigirte a la chica de tus sueños, normalmente rodeada de amigas y ante la atenta mirada de mamá y la tita cuando no del padre-ogro, y decirle aquello de “...¿quieres bailar…? ...” que si tenías la inmensa suerte de que la chica, previa autorización de toda su cohorte, te dijese que sí tenías otro problema más gordo pues lo que se dice bailar, lo que se dice, tú prácticamente nada. Menos mal que a un servidor, una vez vencida mi enfermiza timidez, aquello de mover los brazos y los pies siguiendo más o menos un ritmo nunca se le dio del todo mal … aunque sentirme ridículo, bien que me sentía. Lo mejor llegaba cuando el grupo musical , entonces le llamábamos "conjunto", tocaba aquello del Noches de Blanco Satén o la Casa del Sol Naciente que al fin y a la postre era para lo que tú habías sacado a bailar a aquella chica tan bonita. Y la abrazabas mientras ella apoyaba sus dos manos en tu pecho para evitar contactos “pecaminosos” y tú sentías su respiración … pero también la atenta mirada de la madre que en cuanto te acercabas demasiado ya estaba allí quitándote a su niña. Hoy lo recuerdo con mucho humor … pero no pocos ratos difíciles pasé por estas cosas. Desde estas líneas quiero mandar un beso agradecido a mi madre que me enseñó a cómo bailar de una manera “decente”… Luego yo solito ya aprendí estrategias para que aquellos bailes fueran más cercanos…aunque aún tengo marcadas en el pecho las manos de mi Tere intentando que yo “...no me arrimara tanto...”

En cuanto a las actuaciones en el Auditorium voy a empezar reconociendo que no recuerdo haber comprado nunca una entrada pues siempre teníamos algún amigo  portero – allá donde estés muchas gracias Pepe- que me dejaba pasar “de gorra” como se decía entonces. Y tengo que añadir que allí viví, vivimos, momentos extraordinarios ante solistas o grupos de gran altura: Miguel Ríos, Mocedades, Karina, Dúo Dinámico, Los Relámpagos, Los Diablos o Fórmula V. Lo mejor y más actual pues además de las actuaciones que traía la concejalía de festejos estaba Ayu Lalchandani y Gala Sanyo que hasta nos trajo a un Julio Iglesias en sus mejores momentos a la Plaza de Toros.

Pero si me tengo que quedar con un recuerdo de todos, me quedo con aquellas reuniones al atardecer o de noche en la muralla del barrio Virgen Victoria - “quedadas” que dirían ahora- donde nos juntábamos un grupo de amigos y amigas de los de verdad y mientras nuestro entrañable amigo Juan Antonio Pueblas sacaba los mejores tonos de su guitarra , que para eso era un artista y creo que lo sigue siendo, nos poníamos a cantar a nuestra manera… a veces hasta mirándonos a los ojos. Tanto miré yo los de una que llevo cuarenta y siete años perdido en ellos…

martes, 30 de julio de 2019

¡¡ VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN !!


   Y de repente, un sol cálido de julio ilumina toda la cubierta entablillada de la Grúa a la vez que unos toldos amortiguan su luz cegadora y hacen que la temperatura bajo ellos sea muy refrescante. La Grúa, engalanada, empavesada que dirían sus marineros, izando todas las banderas y gallardetes de los códigos de señales envergadas a espacios regulares, en un nervio que va desde el torrotito al coronamiento, de forma que tengan cierta uniformidad y presenten una agradable y vistosa combinación de colores: rojas y blancas, después azules y blancas, luego las demás, siempre intercalando un gallardete cada 3 ó 4 banderas cuadras. 

   Hoy es un día grande para los marineros y los de la Grúa Flotante de 80 Tm no van a ser menos. Hoy para los trabajadores de la mar, ya puedan ser creyentes o no creyentes, es la Patrona, es la Virgen del Carmen, … La misma que casi todos llevan  tatuada, o portan en forma de medalla o guardada una imagen en su cartera muy cerca de la foto de los suyos. La misma que cuando la mar decide embravecerse, cuando se vuelve soberbia y no quiere que la naveguen, los marineros apretarán junto a su pecho rogándole que les deje llegar a puerto una vez más. Dura profesión y grandes sus gentes. 

   Bajo los toldos unos manteles blancos relucientes cubren unos tablones que hacen de mesa. Sobre los manteles, se ven apetitosos platos con pescados frescos, ensaladas, mariscos, … No faltan las garrafas de vino en cristal cubiertas de mimbre y las gaseosas La Casera para las señoras y los niños. 

   En una esquina, Sorroche con la ayuda de mi padre elabora un arroz “a banda “ cuyo olor despierta el apetito. Un poco más allá, Diego “El Gitano”, prepara sobre unas anafres unos espetos de sardinas. Tomé y “El Pintarroja” van colocando sillas y banquetas de todas las formas alrededor de las mesas. Joseito está atento a la barcaza para cuando lleguen los rezagados o Don Damián, el capitán. Paquillo “El Faratabaile” está en todas partes, a todos da conversación y para todos tiene la sonrisa cariñosa o el chiste de diferentes tonos, temas y formatos. Con un porte señorial, el único que lleva corbata aunque en mangas de camisa, que por una vez ha dejado la chaqueta perfectamente colgada en su taquilla, el “Tío” Emilio, Don Emilio Calabuig, jefe de máquinas, querido y respetado por todos porque a pesar de su a veces mal humor cuando hay que echar un paso adelante él será siempre el primero, hombre de oficio que sabía como pocos de la mar y de sus máquinas. Todos los hombres llevan un pitillo colgando de los labios mientras cocinan o hablan, y los que no, ya están cogiéndolo de la cajetilla. 

   Tras dejar la estacha, sube por la escala de gato Don Damián, el capitán, apodado cariñosamente por todos como “El Catalán”.Hombre sabio en cosas de la mar y justo, honrado y generoso en el trato a sus hombres, razón que le hace acreedor del respeto y el aprecio de todos ellos… Pronto, es uno más, en las faenas de ese día grande. 

   Las mujeres se acomodan y charlan de sus cosas recordando ¿cómo no? los malos tiempos pasados ese año con aquellos temporales de levante, de sus inquietudes y temores cuando la Grúa sale a la mar o de las lágrimas vertidas sobre el puerto cuando traían a sus maridos o hijos comida en un portaviandas metálico para ver si de alguna forma se lo podían hacer llegar… No son pocas, las que cuentas sus partos o enfermedades en solitario por estar sus allegados embarcados, … charlas de tristeza, de una vida muy dura, tan dura como la de sus marineros o más. Pero siempre llenas de esperanzas, fe e y alegrías en días como hoy. Entre todas ellas, una morena destaca por su belleza, su chispa y su buen humor contagioso… De pronto de sus labios sale una canción que hace que todos vuelquen la atención en ella. “El Faratabaile” coge una vieja guitarra y la acompaña en su cante, … un cante que sale del alma y llega al corazón… 

“Reina y Señora del Mar”,
Tú que vas por esos mares,
hazle llegar esta salve,
a los que en el cielo están.

Y siempre de madrugá,
quién lo iba a imaginar,
salieron de tierra firme.
Se los llevó el temporal.
………...
Diles Tú, Carmen Divina,
que desde que faltan ellos,
dentro de mi corazón,
llevó clavada esa espina.

Hoy yo les quiero cantar:
Virgen del Carmen Señora,
quiero cantar en memoria
de los que en el cielo están.

……….. 


   Los aplausos, los oles, y no pocas lágrimas, llegan desde Grúa y desde el bordillo del puerto donde a escucharla se han convocado muchos  pescadores… Es Maruja, María del Carmen, hermana de un pescador que se llevó la mar y mujer del maquinista más guapo de la Grúa. Es mi madre. 

   Los niños, porque hay más niños aunque yo no los vea, corretean y juegan por cubierta aprovechando las muchas oportunidades imaginativas que da lugar todo lo que por allí hay. Yo me he subido al puente de mando y desde el tubo intercomunicador no paro de dar pitidos y órdenes a la sala que máquinas ahora vacía. No puedo dejar de imaginar que gobierno aquella formidable nave y la dirijo al mejor rumbo para llegar a buen puerto. Toda una referencia de lo que años después tendría que hacer con mi vida… 

   Y entonces llega la hora de sentarse a comer, las risas, las historias, las bromas, las canciones, ...no enturbian para nada el buen apetito. El arroz, como no iba a ser menos, es una obra de arte como sólo Sorroche sabe hacerlas. El vino, aunque con casera para las señoras y los niños, aumenta sin duda ese ambiente de alegría, de felicidad. Yo los veo a todos desde aquel puente de mando, veo a mi padre grande y fuerte, con aquel pelo extraordinario y aquel bigote a lo Clark Gable que tan de moda estaba. Veo a mi madre, guapa no, reluciente. Los veo juntos, con el brazo de mi padre sobre sus hombros. Rodeados de gente buena que hacen de la amistad un compromiso inmortal. Son gente con valores, sentimientos, …como pocos. Tal vez, hoy, alguien diría que ya no los hay… pero en contra tengo que decir que sus hijos aprendimos de ellos y no tengan la menor duda que aprendimos bien. 

   El primer rayo de luz de la mañana me despierta, … todo ha sido un sueño. Pero les aseguro que hoy, 16 de julio de 2019, mi santo por Carmelo, este sueño va a ser mi mejor regalo. El sueño y saber que mi mujer, mis hijos, mis hermanos, … siguen aquí a mi lado. 

   ¡¡ Viva la Virgen del Carmen !! 


domingo, 9 de junio de 2019

PAÍS DE LOCOS...



Cada día soy más consciente que vivo en un país de locos… pero de locos perdidos… sin arreglo alguno para lo bueno, para lo malo y, sobre todo, para lo peor. Les cuento algunas pequeñas reflexiones: 

➤La saeta que más oímos en la Semana Santa en todas partes, pero muy especialmente en los sitios de mayor fanatismo con los pasos más famosos, es la saeta de Antonio Machado -si, esa saeta que todos llaman la “Saeta de Serrat” pero les doy mi palabra de honor que escribió Don Antonio- . Pues bien, dicha saeta si la leemos detenidamente podría considerarse como una “antisaeta” o, como poco, como una crítica a las Semana Santa. Crítica que se desprenden de cada párrafo pero fundamentalmente de los versos finales: 

“...¡No puedo cantar, ni quiero 
a ese Jesús del madero, 
sino al que anduvo en la mar!...” 

➤Los apoyos con los que cuenta el comunismo en cualquiera de sus formas en España son numerosos y en todos los ámbitos: culturales, intelectuales, sociales y políticos, no en vano en el propio Congreso de los Diputados del Reino de España en la anterior legislatura teníamos a 67 parlamentarios explícitamente comunistas, a quienes votaron el veinte por ciento de los españoles, ... curiosamente casi el mismo porcentaje de compatriotas que creen que es el Sol el que da vueltas alrededor de la Tierra y no a la inversa. 

➤Es sorprendente que en este país donde todo, absolutamente todo, se politiza haya tanta gente, en tantos sitios de España, que podrían ser considerados como ultrapatriotas españoles, que aman a su patria y que defenderían sin la menor duda la unidad de España … que son hinchas fanáticos de un FC Barcelona - Barça en los ambientes - cuyas actitudes, manifestaciones, declaraciones, actuaciones, … podrían ser consideradas cuanto menos de odio a España y a todo lo que representa. Y, oigan, que no pierden oportunidad de ponerlo de manifiesto en cuanto pueden o les dejan. Pero nada, los españoles siguen ahí erre que erre sin que nada les afecte. Personalmente un día le comenté a unos grandes amigos barcelonistas - alguno de ellos muy de derechas - que estaban hechos de una pasta que si “Messi se cagaba en sus padres y madres” ellos terminarían aplaudiéndole. Afortunadamente al extraordinario futbolista nunca se la ha ocurrido tal barbaridad, entre otras cosas, porque es más que parco en palabras… pero yo tendría muchísimas precauciones de los Piqué and cia. 

➤Llevo meses leyendo y escuchando lo “malo” que es Pedro Sánchez – que oigan cuando el río suena ...- , que si ha falseado su curriculum, que si ha mentido en su doctorado, que nos está mintiendo a todos los españoles, que está traicionando a España, que es un trepa que sólo busca sus intereses personales,… Confieso que sólo mis amigos Sabrina, Paco ( Vizcaino y Varea ) y Gloria me han dicho que es un tío extraordinario, y todos ellos son gente de confianza a los que conozco de toda la vida, … Pero, hechos mis más concienzudos estudios demoscópicos, en ninguno de ellos me salía que “los sociatas” ganaran poco más que para pagarse un bocadillo de “morta” o de “salchi” en el más optimistas de los casos. Y llegaron las elecciones con sus resultados… Un servidor ruega “me lo expliquen”. 

➤Un servidor es melillense, vive en Melilla, ríe y llora en Melilla, intenta ayudar con su modesto trabajo a muchos niños que necesitan de su intervención, mis mejores amigos están aquí, … y aunque me he comprado una modesta casita en Cártama por si alguna vez me hacen abuelo, daría hasta la última gota de mi sangre si alguna vez mi Patria me lo exigiera para defender mi tierra… que dicho sea de paso espero que nunca me lo demande pues cada vez está uno para menos guerras y sí para muchas paces. Pues bien, de toda la gente que conozco por aquí, y les aseguro que tengo muy buenos amigos “rojos sociatas”, “gaviotas peperos”, “naranjitos”, “morados” y cepemistas que jamás comen "jalufo", después de hincharse de decirme lo bien que lo han hecho ellos y lo mal que lo han hecho los otros, siempre han terminado por decirme que Imbroda y Aberchan no se tenían que haber presentado. Pues eso, visto lo visto, “me lo expliquen...”. 


Un buen amigo psiquiatra me ha comentado que a dosis altas y durante un tiempo necesariamente largo de antipsicóticos típicos y tópicos … pudiera ser, ...incluso no sabe si recurriendo a aquellos electroshock. A la vista de ello, un servidor por si las moscas, ya se lo ha hecho ver por su médico y gran amigo ... ¡¡ que le confiesa estar peor que él !!

domingo, 28 de abril de 2019

HOMENAJE A ANTÓN Y JORNET



Buenas tardes a la familia de Antón y Jornet, buenas tardes a todos los que nos hemos reunido aquí para expresar nuestro sincero y emotivo reconocimiento a dos personas que nos dicen que se han ido … pero que ahora mismo siguen aquí,  entre nosotros. 

En contadas ocasiones la vida nos concede algunos privilegios. Para mi, uno de ellos, fue sin la menor duda, haber sido alumno de Doña María Teresa y de Don José María. Hoy también es un enorme privilegio poder asistir y participar en este homenaje a dos gigantes de la enseñanza, la Educación, el arte y la vida. Es pues una gran responsabilidad que me permitan unas modestas palabras en recuerdo de nuestros queridos profesores. He dicho modestas palabras … pero también quiero decirles, a modo de justificación de los posibles fallos que encuentren Vdes. en mi voz, que han sido escritas con el corazón en base a uno de los más nobles sentimientos que pueda tener y expresar una persona: el agradecimiento, máxime cuando este agradecimiento representa el de otros muchos.


En aquellos años en blanco y negro, donde tantos querían mantener nuestras bocas calladas, nuestros oídos tapados, nuestros ojos cerrados, en una Melilla jerarquizada y encorsetada, empobrecida en tantos sentidos,... una pareja de catedráticos de Lengua y Literatura españolas se empeñaron en que la luz y el verbo iluminaran las monótonas vidas de tantos y tantos chicos de barrio cuya única ilusión era pegarle patadas a un balón pero cuyos padres enviaban con mucho esfuerzo, sacrificio y esperanzas a aquel querido Instituto Nacional de Enseñanzas Medias para que tuvieran al menos la posibilidad de conseguir una vida mejor.

Y fue allí, en ese Instituto – al que por entonces no hacía falta poner ningún nombre porque sólo había uno – donde en sus aulas, Doña María Teresa y Don José María, nos enseñaron lo que voy a intentar explicarles como a ellos les hubiera gustado. 

Nos enseñaron que la oración, como la vida, está formada por muchas clases de palabras todas ellas importantes pero que sólo tienen sentido cuando unidas transmiten el mensaje, la emoción, el sentimiento, la descripción, la crítica. 

Nos enseñaron que el sujeto era muy importante … pero que no servía para nada sin el predicado con su verbo como núcleo fundamental.

Nos enseñaron que el complemento directo enriquecía a la oración ...y que el indirecto recibía muchas veces sus favores o sus desprecios.

Nos enseñaron que los complementos circunstanciales eran muchos… y que podían cambiar tanto la oración como la vida.

Nos enseñaron que había una voz activa… pero que también la había pasiva siendo ésta mucho más compleja.

………..

Nos enseñaron “ Helo, helo por do viene...” que una parte de nuestra historia la cantaron o recitaron de pueblo en pueblo al son de un instrumento, con unos sencillos versos octosílabos asonantes en los pares, consiguiendo, esta vez sí que sí, la mejor de las memorias históricas.

Nos hicieron ver lo difícil que era hacer un soneto … sobre todo si un tal Violante se lo mandaba hacer al  propio Fénix de las Letras.

Y tanto fue su empeño que, ya puestos, nos enseñaron a sentir, a sentir al maestro Machado, aquel que cuando dormía una fontana fluía dentro de su corazón, aquel que tanto marcó nuestras vidas, personalmente la mía, diciéndonos, y de que forma en aquellos tiempos de pocas esperanzas:
“… caminante, no hay camino, se hace camino al andar...”.
Cuando menos lo esperábamos, entre examen y examen de aquellos de verdad extraordinariamente rigurosos y exigentes, Doña María Teresa y Don José María aún tuvieron tiempo de contagiarnos una pasión: su pasión, primero por la novela y con ella por el teatro.

Y aquellos chicos por entonces adolescentes, o apenas jóvenes, aprendimos a comprender los valores que el personaje y la obra transmitían. Cómo no recordar las redacciones y discusiones sobre lo que representaban cada uno de los hermanos Karamazov; cómo no reconocer que la vida puede cambiarnos en un segundo tal y como le sucedía a Edmundo Dantes pero que con inteligencia, sacrificio, esfuerzo y fortuna podíamos convertirla en la del Conde de Montecristo; cómo “Doce hombres sin piedad” con criterios e ideas más que dispares podían llegar mediante el dialogo inteligente y la razón a un acuerdo por algo tan fundamental para una sociedad civilizada como hacer justicia. Fueron ellos Doña María Teresa y Don José María los que “sin querer queriendo” nos dieron la capacidad crítica para a través de la “Historia de una escalera” poder analizar una sociedad, la española, con sus injusticias, mentiras y violencias. Fueron ellos los que nos transmitieron la belleza, el dolor y la pasión del amor más sublime a través del inmortal Don Juan...

Con todo ello en las “mochilas de nuestras vidas” nos propusieron sacando tiempo de donde no lo había en convertirnos en los personajes de estas obras, en caracterizarnos y meternos en su piel, en llegar a tal metamorfosis que durante unas horas de nuestras vidas, embrutecidas por tantas cosas, dejásemos de ser nosotros mismos, chicos de barrio, para ser ...¡personajes de novela…! Y no me pregunten cómo consiguieron, para empezar, que transformáramos aquellas aulas sobresaturadas en espacios mágicos, en teatros con personajes que se movían entre el público, en público que en un momento dado se intercambiaba con los actores pasando éstos, a su vez, a ser público; donde los “libretos” eran hojas de papel escritas a mano que nos pasábamos unos a otros; en lugares donde la imaginación superaba cualquier problema de falta de recursos,…

Fue una inmensa fortuna tenerlos para aprender, conocer, participar, imaginar, criticar, analizar, redactar, … ver, oír, leer y hablar. Tantas cosas que faltan palabras de elogio o agradecimiento por y para lo que nuestros dos queridos catedráticos nos dieron.

Y nos lo dieron para siempre, porque Doña María Teresa Jornet y Don José Maria Antón nos enseñaron, sobre todo, a vivir… pero no de cualquier forma. Déjenme que acabe este sentido agradecimiento con unos versos del gran Calderón … leyéndolos como no pocas veces Don José María me hizo repetir hasta alcanzar lo que sus oídos querían y debían oír:
"¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."


Gracias Doña María Teresa, gracias Don José María, por enseñarnos a soñar, … a soñar con todos los sentidos despiertos. Su labor y su memoria siempre estarán en nuestras vidas como lo están ahora con nosotros.

Melilla, abril , MMXIX

domingo, 21 de abril de 2019

ESTE VIERNES SANTO...CARTA A MI MADRE


Querida madre:

Este Viernes Santo salí en procesión de Semana Santa… tal y como tú hacías todos los años hasta que las fuerzas te abandonaron. Sé que no te enfadará que no saliese con el Santo Entierro por el que tanta devoción siempre tuviste pero es que bien sabes que mi corazón es Regular y ese crucificado de la Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad que tantos años prestó servicios en la capilla del acuartelamiento Santiago nos pidió a estos viejos Regulares participar también modestamente en esta Semana Santa y nosotros nunca desobedecemos una orden y menos viniendo del mayor y mejor de los Generales.

Te confieso que salí con más precaución y miedo que otra cosa pues mi dolorida espalda ya sabes que está para pocos experimentos. Pero mis hermanos Regulares conociendo mis deseos me animaron a que los acompañase aunque sólo fuera un trecho, trecho que, gracias a ese Cristo de la Buena Muerte, se convirtió en todo el recorrido... y de esto quiero escribirte ahora.

Quiero escribirte de esas emociones que me enseñaste a sentir cuando apenas era un mocoso y con papá de la mano veíamos como cumplías tus promesas tras el Entierro; tantas veces descalza, siempre con un cirio en la mano que papá había provisto de un ingenioso cartón alrededor para que la cera ardiente no quemase tus manos, siempre rezando y pidiendo por los demás… sin acordarte para nada que tu salud también necesitaba de su ayuda.

Durante todo el recorrido os vi a los dos juntos y como hacías la señal de la cruz cuando el Cristo pasaba a tu lado, también vi la cara de papá riéndose de mi cabeza cada vez más calva. Os vi orgullosos de que vuestro hijo con su mejor traje y con el escudo de su Hermandad de Veteranos sobre el pecho acompañara con toda la modestia, respeto y devoción a ese Cristo en su Cruz, a ese Cristo que sufre, a ese Cristo que da todo por nosotros, a ese Cristo que nos salva entregando su propia vida. E hice como tú, mamá, fui rezando por tanta gente que lo necesita, que lo necesita mucho más que yo. Y también por vosotros, porque por vuestra forma de vivir, por vuestro hacer, por vuestro ejemplo, … merecéis un sitio junto a Él para seguir ayudándonos a los que por aquí abajo seguimos.

Le comenté a Luis, que portaba el Cristo delante mía, que también me pareció ver a nuestro amigo Paco Verdugo que nos dejó este año y que no podía de ninguna manera faltar este Viernes Santo. También saludé al hermano de Manolo Tomás al que saltándosenos a los dos las lágrimas le comenté que seguro que su hermano como representante de la Hermandad de la Guardia Civil nos acompañaba esa noche.

Vi, sobre todo, la fe… si mamá vi esa fe de la que tanto me hablaste sin conseguir que yo, siempre llenos de dudas, la alcanzase. Y es que como he dicho tantas veces tú fe era tan grande que nos sobraba para toda la familia. También vi esa fe en el rostro, en la mirada, en la comunicación no verbal ( nunca puedo dejar de ser logopeda ) de tanta buena gente al paso del Cristo o de su madre La Piedad. Vi a hombres muy aguerridos con lágrimas en los ojos, vi esa mirada intensa y esos labios temblorosos rezando, … rogando.

Vi y escuché también a una musulmana tocando el clarinete formando parte de la música de esta procesión de fe. Un gran y modélico ejemplo de esa convivencia entre religiones que tanto deseamos mujeres y hombres de paz y buena voluntad. Mayor ejemplo aún si tenemos en cuenta que era la mismísima Delegada del Gobierno en Melilla la que lo hacía dentro de la mayor de las modestias.

Tuve, cómo no, a mi mujer siguiendo el recorrido, acompañándome a su manera, preocupada porque mi espalda no dijese basta ya, seguro que rezando y pidiendo por todos nosotros, por toda su familia. Que gran mujer tuve la inmensa suerte de que me acompañara … en todo y para todo a mi lado.

Y paso a paso llegamos al final, retornamos a la Capilla Castrense de la que habíamos salido y allí sentí el emocionado abrazo de mis hermanos Regulares (muchas gracias Luis, Juanjo, Pedro, Carlos, Miguel, Mansilla y Margalef) y la firme promesa de que con el permiso de nuestro Cristo el año que viene estemos otra vez aquí, pasando lista de presentes.

Amén.

miércoles, 6 de marzo de 2019

MALDITA Y MALDITOS



Con la frente aún manchada de ceniza por la tradición del día de la fecha me dispongo a escribir ni más ni menos que sobre nuestra maldita Guerra Civil. Más de una y de dos veces he escrito que llevo toda mi vida escuchando, leyendo o estudiando sobre ella ... y todo lo aprendido sobre ella me lleva a la conclusión del tremendo horror que fue aquello y de la locura maligna que invadió a tantos españoles sin importar el bando para llevarlos a cometer aquellos crímenes horrendos. Ayer, leyendo un libro sobre ella encontré un párrafo que sintetizaba mi pensamiento y todo lo que mis padres y abuelos mi transmitieron:

"...La crueldad, la violencia, el odio son aspectos inherentes a una guerra, pero en la contienda que enfrentaba a los españoles se desencadenó una ola de odio y venganza que avivó los rescoldos de las cuentas pendientes. La basura humana encontró su hueco en esta guerra, la bazofia se acomodó ufana detrás de unas siglas y la incultura, la envidia y el odio a lo ajeno, se instaló en la vida de los españoles..."
Con todo y ello, la mayoría de los españoles supervivientes se propusieron superar aquella miserable desgracia, razones no les faltaban para ello: "... La guerra arrasó como un huracán la vida de los españoles, cuando pasó la tempestad, solo el tiempo podría volver a asentar cada vida en su sitio, junto a su futuro y sus sueños...".
Y, por mi fe, que hubo momentos en la Transición que creí que lo habíamos conseguido... pero no, bastó una crisis en la que deberíamos habernos unidos todos para superarla y haberla salido de ellas mucho más fuerte para que unos políticos ignorantes, zafios e incultos apoyados por unos niñatos imberbes mentales -pido perdón por mis groseras palabras pero no encuentro nada más suave para denominarlos- con propósitos bastardos y sectarios decidiesen en contra de la opinión de la inmensa mayoría sacar a los muertos de la maldita Guerra Civil, intentar de nuevo cometer todos los errores que nos trajo aquel experimento republicano y dividirnos a los españoles en rojos y azules porque a ellos les da la gana y les beneficia. Y así, y por la corrupción imperante en los grandes partidos que construyeron la Transición, nos encontramos hoy día, en pleno siglo XXI y con la que ha caído, con que pretenden gobernar este país desde el comunismo disfrazado, el separatismo irredento racista y nacionalista o la rancia ultraderecha camuflada.

Y no hay derecho, no tienen ningún derecho a no dejarnos a la inmensa mayoría de los españoles, gente de bien, honrada, libre y llena de ilusiones "... tener la fiesta en paz...". Los españoles del siglo XXI se merecen algo nuevo e infinitamente mejor.



sábado, 19 de enero de 2019

NUEVA ETAPA



   Hace 25 años comencé un sueño..., hace 25 años a iniciativa de mi buen amigo José Luis Estrada por entonces director provincial de Educación que me pidió “… ya que el MEC te ha pagado la carrera de logopeda por qué no abres un gabinete privado para que podamos disponer de este servicio en Melilla y los docentes con problemas de la voz no tengan que irse a recibir tratamiento fuera de Melilla...” me lancé a una aventura que llenó mi vida de experiencias, conocimientos, emociones, ...primero en mi propio domicilio, luego en aquel deteriorado despacho del Mantelete, pasando por otro con goteras en plena Avenida, luego al bastante más digno y profesional de la calle Primo de Rivera, terminando ahora en el coqueto gabinete de Ramírez de Arellano. Años muy importantes en mi vida personal y profesional que me han permitido aprender muchísimo de mi profesión, aplicarlo en mi principal actividad docente y conocer a grandísimas personas a nivel profesional y humano.

    Hoy, antes de nada, quiero dar las gracias a mucha gente: a todos mis compañeros logopedas por el cariño y el respeto que siempre me han mostrado; a mis amigos y conocidos médicos, psicólogos, ... en los que siempre encontré la ayuda y colaboración que necesitaba además de un inmerecido reconocimiento y confianza. Pero, sobre todo, quiero agradecer a mis pacientes, sin ellos este sueño de ser logopeda nunca hubiera sido posible. Han sido casi 600 pacientes con los que he acertado, o tal vez no, pero a los que puedo asegurar puse todo mi empeño, esfuerzo, conocimientos y dedicación por serles útil y ayudarles a superar sus patologías. 


   Hoy tengo un sabor agridulce, por una parte me marcho disfrutar de unas horas libres que creo haberme ganado y que a estas alturas de los años cada vez me exige más este cuerpo que me soporta; por otra, me dejo cosas por hacer,  cosas que, alguna vez contaré largo y tendido, algunos personajes no me han dejado hacer por motivos que me atrevería a considerar casi esquizoides o perversos… pero esto empieza a ser algo anormalmente "normal" en esta sociedad melillita enferma en la que vivimos. 

   Me voy, pues, contento … y sin cerrar mi puerta de logopeda a la investigación, tal vez a alguna publicación, a la formación o a mis queridas colaboraciones altruistas con aquellos que de otra manera no podrían acceder nunca a un logopeda. También me quedan mis niños en el colegio… aunque allí unos ignorantes se hayan empeñado en que lo que hacemos no es Logopedia si no otra cosa, como si un alumno o un paciente con una patología en la voz, el habla, el lenguaje o la comunicación le importasen poco o mucho las teorías casi conspirativas que algunos aluden para diferenciar las terapias, rehabilitaciones o reeducaciones según se hagan en gabinete, clínica, despacho o aula… que “mandat opus” que diría el político. 

   Me reconforta al máximo que una excelente y profesional compañera Vanessa se haga cargo desde hoy mismo de mis pacientes con los que les aseguro la mayor calidad en el servicio a los mismos, dejo allí también para la atención psicológica a mi hija Marina cuya colaboración y presencia en estos años han sido tan importantes para mí como lo seguirán siendo. 

   No es un adiós… pero si es una despedida, una despedida que me hubiera gusta fuese por y de otra forma pero que como ya he señalado me abre otras puertas a este amor de mi vida profesional que es y será la Logopedia porque cuando uno es logopeda lo es para siempre.