domingo, 21 de abril de 2019

ESTE VIERNES SANTO...CARTA A MI MADRE


Querida madre:

Este Viernes Santo salí en procesión de Semana Santa… tal y como tú hacías todos los años hasta que las fuerzas te abandonaron. Sé que no te enfadará que no saliese con el Santo Entierro por el que tanta devoción siempre tuviste pero es que bien sabes que mi corazón es Regular y ese crucificado de la Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad que tantos años prestó servicios en la capilla del acuartelamiento Santiago nos pidió a estos viejos Regulares participar también modestamente en esta Semana Santa y nosotros nunca desobedecemos una orden y menos viniendo del mayor y mejor de los Generales.

Te confieso que salí con más precaución y miedo que otra cosa pues mi dolorida espalda ya sabes que está para pocos experimentos. Pero mis hermanos Regulares conociendo mis deseos me animaron a que los acompañase aunque sólo fuera un trecho, trecho que, gracias a ese Cristo de la Buena Muerte, se convirtió en todo el recorrido... y de esto quiero escribirte ahora.

Quiero escribirte de esas emociones que me enseñaste a sentir cuando apenas era un mocoso y con papá de la mano veíamos como cumplías tus promesas tras el Entierro; tantas veces descalza, siempre con un cirio en la mano que papá había provisto de un ingenioso cartón alrededor para que la cera ardiente no quemase tus manos, siempre rezando y pidiendo por los demás… sin acordarte para nada que tu salud también necesitaba de su ayuda.

Durante todo el recorrido os vi a los dos juntos y como hacías la señal de la cruz cuando el Cristo pasaba a tu lado, también vi la cara de papá riéndose de mi cabeza cada vez más calva. Os vi orgullosos de que vuestro hijo con su mejor traje y con el escudo de su Hermandad de Veteranos sobre el pecho acompañara con toda la modestia, respeto y devoción a ese Cristo en su Cruz, a ese Cristo que sufre, a ese Cristo que da todo por nosotros, a ese Cristo que nos salva entregando su propia vida. E hice como tú, mamá, fui rezando por tanta gente que lo necesita, que lo necesita mucho más que yo. Y también por vosotros, porque por vuestra forma de vivir, por vuestro hacer, por vuestro ejemplo, … merecéis un sitio junto a Él para seguir ayudándonos a los que por aquí abajo seguimos.

Le comenté a Luis, que portaba el Cristo delante mía, que también me pareció ver a nuestro amigo Paco Verdugo que nos dejó este año y que no podía de ninguna manera faltar este Viernes Santo. También saludé al hermano de Manolo Tomás al que saltándosenos a los dos las lágrimas le comenté que seguro que su hermano como representante de la Hermandad de la Guardia Civil nos acompañaba esa noche.

Vi, sobre todo, la fe… si mamá vi esa fe de la que tanto me hablaste sin conseguir que yo, siempre llenos de dudas, la alcanzase. Y es que como he dicho tantas veces tú fe era tan grande que nos sobraba para toda la familia. También vi esa fe en el rostro, en la mirada, en la comunicación no verbal ( nunca puedo dejar de ser logopeda ) de tanta buena gente al paso del Cristo o de su madre La Piedad. Vi a hombres muy aguerridos con lágrimas en los ojos, vi esa mirada intensa y esos labios temblorosos rezando, … rogando.

Vi y escuché también a una musulmana tocando el clarinete formando parte de la música de esta procesión de fe. Un gran y modélico ejemplo de esa convivencia entre religiones que tanto deseamos mujeres y hombres de paz y buena voluntad. Mayor ejemplo aún si tenemos en cuenta que era la mismísima Delegada del Gobierno en Melilla la que lo hacía dentro de la mayor de las modestias.

Tuve, cómo no, a mi mujer siguiendo el recorrido, acompañándome a su manera, preocupada porque mi espalda no dijese basta ya, seguro que rezando y pidiendo por todos nosotros, por toda su familia. Que gran mujer tuve la inmensa suerte de que me acompañara … en todo y para todo a mi lado.

Y paso a paso llegamos al final, retornamos a la Capilla Castrense de la que habíamos salido y allí sentí el emocionado abrazo de mis hermanos Regulares (muchas gracias Luis, Juanjo, Pedro, Carlos, Miguel, Mansilla y Margalef) y la firme promesa de que con el permiso de nuestro Cristo el año que viene estemos otra vez aquí, pasando lista de presentes.

Amén.

3 comentarios:

  1. ¡Vaya, Carmelo! Me has dejado sin palabras y con lágrimas en los ojos. Gracias por compartir conmigo este entrañable recorrido. He podido verlo mejor que si me lo hubieras mostrado como estamos acostumbrados últimamente: con las nuevas tecnologías a veces se nos olvida que la palabra escrita transmite mucho mejor los hechos y las emociones.
    Yo también espero estar presente el año que viene entre tus seguidores para volver a disfrutar de tus apuntes. APUNTES, con mayúscula.

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  2. Precioso documento. Es siempre un placer leerte. Un abeazo grandote.

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  3. Precioso escrito. Es siempre un placer leerte.
    Un abrazo enorme.

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