domingo, 1 de septiembre de 2019

FERIAS, NO, POR FAVOR...


Queridos amigos:

Sabiendo que sólo os mueven las buenas intenciones y vuestra bondad para con mi persona quiero haceros un ruego: no me digáis que disfrute de la feria, sencillamente, no la soporto. 

Tengo mis razones. 

Mi infancia la pasé en una triste portería junto al Parque Hernández que era, como sabéis, el recinto ferial. Tras pasar la noche en vela por los ruidos de las orquestas en las casetas o los gritos por la calle, mi madre se levantaba para fregar bien temprano los orines de los guarros que lo hacían bien en el portal o en la fachada. El olor era insoportable. Entonces no había fregonas y mi madre tenía que fregar de rodillas con lejía e incluso a veces con Zotal.

Desde entonces fui un niño atípico, no me gustaban las ferias. Y si a eso unimos que no me apetecen para nada las grandes concentraciones humanas tendréis mis razones. 

Es oír la palabra "feria" y oler a meadas...

Gracias por soportar mis rarezas.

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