sábado, 9 de julio de 2016

COLOR ESPERANZA

Termino de leer en estos días la trilogía de Santiago Posteguillo sobre la histórica figura de Publio Cronelio Escipión “El Africano”. Interesantísima obra que invita, cuanto menos, a la reflexión de cómo se conducen y gobiernan los pueblos y sociedades. 

La primera conclusión que saco es lo poco que ha cambiado la política desde aquella época de la República de Roma. Las traiciones, las mentiras, la corrupción o el uso del miedo como instrumento de poder son tan parecidos a los actuales. Para qué mencionar la actitud del pueblo dejándose arrastrar por los vientos de unos senadores que poco o nada los representaban. La segunda conclusión que obtengo es lo miserable e injustos que son los pueblos y sus instituciones con quienes mejor le sirven. Sin duda, el caso de Escipión es paradigmático. Por último, no quiero dejar pasar el significado del apellido Escipión sobre el que se insiste varias veces en esta obra. Derivado de “scipio significa “bastón o apoyo” y se pone siempre como ejemplo para la familia Escipión donde una generación debía siempre apoyarse en la siguiente. 

Viene todo esto a cuento al comprobar como nuestro pueblo y, sobre todo, nuestros gobernantes no ya desprecian a las figuras más importantes sino que se permiten hacerlo con generaciones enteras. Podríamos poner muchos ejemplos pero el tema de la Educación es, sin la menor duda, uno de los más importantes.

Desde que cuando se hace desaparecer la LGE ( Ley que algún día habrá que estudiar con detenimiento y de forma objetiva para darnos cuenta de sus excelentes servicios) por una LOGSE que suponía una necesidad importantísima de medios y una apuesta de futuro muy arriesgada y controvertida, como así lo han demostrado los hechos, hasta llegar a la inútil e ineficaz LOMCE, no hemos levantado cabeza con la Educación que hemos de proporcionar a las generaciones futuras. No obstante, aparentemente de forma contradictoria, actualmente y durante estos años hemos dispuesto -y disponemos- de profesionales de las Ciencias de la Educación, de la Pedagogía o de la Psicología educativa de gran altura, hemos dispuesto -y disponemos- de jóvenes profesores universitarios, de profesores y de maestros con unas inquietudes y unas ganas de innovar como tal vez pocas veces hemos conocido en nuestra historia. Y sin embargo “...nihil movetur, vel movetur retro ...” ( nada se mueve, o se mueve hacia atrás...) como hace esta fatídica LOMCE que pretende encontrar soluciones a la Educación en el siglo XXI con respuestas del siglo XIX ignorando o ninguneando a quienes podrían dar extraordinarias aportaciones. 

Y ahí andamos, jugando con las ilusiones y el trabajo de tantos mientras los “senatores” optan por los Wert de turno. 

Pero como todo en la vida , “eppur si muove” y en las aulas -desde la universidad hasta educación infantil- hay mucha gente trabajando que nos hacen a los que con el “...corazón de tiza y el alma de patio de recreo...” no perder ni un ápice de esperanza en que un día podamos tener un sistema educativo eficiente, eficaz, innovador, ... y capaz de formar para el futuro unos españoles que superen de una vez por todas nuestras lacras históricas. 

A ver si pudiera ser antes de jubilarme......

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