jueves, 9 de junio de 2016

LECCIÓN MAGISTRAL



Y llega el fin del curso escolar que coincide con el fin de una etapa de un grupo de alumnos con los que he trabajado durante dos cursos académicos poniendo todo mi empeño, conocimientos y esfuerzo en hacer de ellos hombres y mujeres con un futuro feliz, responsable y competente. Ardua tarea a la que un día hace ya tantos años y con tanta ilusión decidí debía dedicar mi vida laboral....¡¡ bendita la hora !!Hoy mis alumnos, mis niños, tras un curso que, por razones que no son el momento oportuno de exponer, ha sido muy duro; esos niños y niñas apuntando ya para adolescentes que me hacen sudar tinta china; que arrasan mis cuerdas vocales; que acaban con la paciencia del santo Job; que todos los cursos me hacen decir aquello " ... sois los alumnos más petardos que he tenido.."; que en tantas ocasiones -gracias a Dios- no hacen caso de esos “¡¡callaros, silencio, a trabajar!!” porque prefieren hacer cosas más interesantes en una escuela que "exigen" sea necesariamente aburrida, disciplinada, llena de esfuerzos absurdos y calificaciones inútiles; una escuela que no da respuesta a sus inquietudes y sus necesidades como bien sabemos tantos maestros; una escuela que no terminó de entrar en el siglo XX porque aún hay por ahí tantos intereses en manipular uno de los más importantes servicios de esta sociedad; una escuela donde pensar, crear, innovar, ...parece estar prohibido por quienes confunden Educación, Pedagogía, Didáctica, Metodología o Psicología educativa con más y más burocracia estéril .. Pues bien, esos locos bajitos, .... me han vuelto -una vez más- a dar la LECCIÓN MAGISTRAL de fin de curso.



Y está mañana me han recibido en clase al grito de ¡¡¡¡ Te queremos profe !!!! que ha inundado mis ojos de lágrimas y mi corazón de satisfacción. Luego me han regalado un Fofucho Regular que no sé como han podido hacer tan parecido a mí con una pizarrita en la que han escrito “ Gracias, por todo profe “... y cuando ya sentado, que la emoción era ya de por si muy fuerte, creía que estas muestras de cariño eran más que exageradas ….han llegado las cartas. Todos y cada uno de ellos me han hecho entrega de una carta personal, caligrafiada a mano e intentando atender al máximo las reglas ortográficas “...que nos has enseñado sin tener que copiar las faltas ..” y con su mejor firma..... Contar lo que en ellas me dicen , me agradecen, me desean, me cuentan, me recuerdan, me dicen que les he enseñado y que quieren guardar en su corazón y en sus mentes para siempre demuestra el altísimo valor de estas generaciones, sus grandes cualidades emocionales, sus deseos de hacer las cosas bien, ...y también la ignorancia que los adultos, los que nos creemos mayores, cada vez más tenemos sobre ellos. Ellos a los que despreciamos creyendo que están embotados por las nuevas tecnologías o por el consumismo -que puede que también- pero que tienen un alma, una mente, unas ideas, unas nuevas formas de hacer las cosas que ya hubiéramos querido tener nosotros en aquella infancia y juventud en blanco y negro que nos tocó vivir.
Y yo, hoy, quiero y debo aprender su LECCIÓN MAGISTRAL, y quiero transmitirla a quienes tenéis la generosidad de seguir mis pobres letras. Quiero gritaros que tenemos unos niños, unos jóvenes que merecen muchísimo más de lo que les estamos dando y no sólo muchísimo más en cantidad sino, sobre todo, en calidad. Que necesitan de nuestra mayor atención, dialogo y comunicación, que necesitan tener modelos de personas que no les proporcionamos, que necesitan menos sobreprotección y más comprensión, que necesitan que compartamos con ellos, que les atendamos de verdad aunque les compremos menos cosas… Niños, jóvenes, que sin la menor duda son suficiente motivo para que de una vez por todas acabemos con estas malditas dos Españas, con nuestros intereses políticos, económicos, profesionales o religiosos bastardos y nos pongamos a trabajar con todo nuestro empeño para hacer un mundo mejor para ellos.
He dicho...

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