martes, 17 de octubre de 2017

QUERIDA TERE...


A pesar de que la fiesta adelantada de cumpleaños del viernes fue menos sorpresa de lo que habíamos planeado – y mira que nos lo habíamos trabajado, pero eres más lista que el hambre- creo que conseguimos pasar un rato verdaderamente entrañable como tú te mereces. Y allí estuvimos tu familia que, aunque seamos pocos -como bien dijiste- somos grandes, estamos unidos y queríamos demostrarte todo lo que te queremos.

Cuando apareció la tarta y al final de la trabajada presentación que te hicimos, me comentaste que si no iba a decir unas palabras como era costumbre en todos estos actos en los que nos reunimos la familia..... Y te dije que no, que no iba a hablar lo cual no dejó de sorprenderte.....

Hoy, día real de tu cumpleaños, te voy a dar mis razones: la primera es que creo que ya os tengo un poco hartos con tanto discurso sentimentaloide que cada vez más sólo sirve para que unos y otros hagan la gracieta correspondiente descomponiendo totalmente mis ingenuas intenciones; la segunda es que cada vez estoy más viejo y me cuesta terminar una frase sin que se me salten las lágrimas; y la tercera es que quería dejarte algo para hoy....aunque fueran estas modestas y torpes palabras.

En ese discurso emotivo que tú nos dedicastes al final, una demostración más del extraordinario grado de madurez que has alcanzado, terminabas llamándome “compañero de viaje” lo cual indica muy bien lo que sientes por mí. Yo por mi parte quiero decirte que para mí no eres mi compañera de viaje, ….. para mí... TÚ ERES EL VIAJE, MI VIAJE.

Decía una preciosa canción de hace muchos años “...que mi vida comienza, cuando te conocí..” y en mi caso eso es rigurosamente cierto. Más de una vez te he dicho que mis recuerdos de infancia son en blanco y negro y que mi vida toma color cuando gracias a mi madre nos fuimos a vivir al barrio y te conocí.

Desde entonces a acá, todos y cada uno de los segundos de mi vida han tenido un nombre, María Teresa, tu nombre. Y nada de lo que he hecho o por lo que he luchado, triunfado o fracasado hubiera tenido el más mínimo sentido sin ti. Razón por la cual siempre he expresado mi deseo de que nuestro viaje nunca termine y nos acompañemos en la eternidad..... dentro de mucho si no te importa.

Hoy pasamos, juntos también, la barrera -impone ¡eh!- de los sesenta que para tí más que sesenta octubres son sesenta de las mejores primaveras, por eso voy a terminar estas torpes palabras con el mismo deseo con el que acabé la presentación que te hicimos:

¡¡¡Feliz cumpleaños!!! Y que durante muchos años más veas hermosos paisajes, comas los mejores manjares, bebas los mejores vinos, bailes las más alegres sintonías, llores de alegría y rías de placer, … y que todo eso lo sigas haciendo con todos los que te queremos Mari Tere....Yo más que nadie.

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