martes, 25 de agosto de 2015

TRES CARTELES OLVIDADOS




Navegando por las aguas contaminadas de los “Interneses” a veces uno encuentra cosas que tenía guardadas en no se sabe bien que cajón de los muchos recuerdos ..... Y así, me ha ocurrido que, como tantas otras veces, cuando uno busca una cosa determinada no la encuentra pero es motivo más que suficiente para que aparezcan otras que había perdido ni se sabe cuando....

En mi caso han sido tres carteles -antaño denominados “posters”- que tuve en mi habitación prácticamente durante todo el bachillerato....el antiguo, eh.

Como tantos otros jóvenes y adolescentes de mi época, los encontré un día mirando en uno de aquellos grandes almacenes de visita obligada en cuanto poníamos los pies en la Península, pies que a diferencia de ahora se ponían en contadas y señaladas ocasiones y siempre por motivos importantes ….que para desgracia de los de mi clase social, no solían ser unas vacaciones. Pues, decía, que allí los encontré cual amor a primera vista y además ¡ estaban en oferta! ….

Con ellos cubrí las paredes previamente empapeladas por mi padre -hombre polivalente donde los hubiera capaz de hacer con buena maña cualquier arreglo o decoración del hogar- usando para ello unos trocitos de “Fixo” en las esquinas...que había de ir reponiendo periódicamente pues amarilleaban el papel.

Decía que desde su compra me sentí identificado con aquellos tres carteles, pues los de mi quinta éramos muy dados a identificarnos con personajes reales o literarios que nos habrían de servir como modelos para construir posteriormente nuestras propias vidas y llenarlas de valores con mayor o menor acierto.... Es lo que tenía no conocer los smartphones, las tablets o la Play Station ….. y que nos interesaran otras cosas digamos que menos crematísticas pero con muchas más dosis de esperanza e ilusiones....que de eso había a raudales y no costaba dinero.

El primer cartel era un fotograma en blanco y negro de la película “La gran evasión” en el que se veía al actor Steve McQueen mirando al frente desafiante mientras bombeaba gasolina al motor de su Triumph TR6 modificada ( al contrario de lo que muchos puedan pensar no era ni una BMW, ni una Zündapp, reglamentarias en el ejército alemán )….. A su espalda está la alambrada que debía saltar para ser libre. Todo una declaración de intenciones para un chico de aquella época – en blanco y negro- llena de censuras, imposiciones y, sobre todo, sanciones si te pasabas sólo un mm. de lo que otros habían dispuesto para los demás como referencias incontestables.




El segundo cartel era un clásico. Para su descripción permítanme que tome prestadas las palabras de la Wikipedia: “...una fotografía del Che Guevara en la que aparece su rostro con la boina negra mirando a lo lejos. La foto fue tomada por Alberto Díaz (Korda) en 1960. A su vez esa foto fue editada para generar una igualmente famosa imagen en dos colores, generalmente en blanco y negro, en la que se contrastan los rasgos de su rostro. Esta imagen fue creada por el artista irlandés Jim Fitzpatrick. Finalmente un pintor plagió la imagen creada por Fitzpatrick y con ella imitó el estilo del también famoso cuadro de Marilyn Monroe de Andy Warhol para comerciarla con su firma en forma de póster....” Como decía, todo un clásico que no faltaba en locales ni habitaciones de juventud que se preciase. Y desde ya tengo que decir que a ninguno se nos ocurría pensar viendo ese cartel que la ideología comunista que defendía el personaje fuese ni mucho menos nuestro ideal político ….aquello era otra cosa. Era la fuerza y el desafío en aquella mirada, era la posibilidad de enfrentarse a los poderosos y vencerlos, era la aventura revolucionaria, ….era el combustible que alimentaba el motor de muchos jóvenes en una época en que vivíamos anhelando un futuro mejor …. Todo ello me hizo, años más tarde ya siendo universitario, leer – aquellos libros prohibidos- las “Obras completas de Che Guevara”y su lectura hizo que desapareciese en mí el mito y conociese más a Ernesto “Che” Guevara....Personaje que terminé de conocer cuando leí su famoso discurso del 11 de diciembre de 1964 en la ONU y que me da mucho que pensar sobre lo relativamente fácil que es para los medios de comunicación crear mitos y mantenerlos según qué intereses.




El tercer y último cartel es, sin la menor duda, la causa de este modestísimo artículo. Como el anterior también era una fotografía en blanco y negro del mismo estilo. Pero en esta ocasión el personaje supera a cualquier mito, supera cualquier otra relevancia histórica, supera cualquier influencia, ...incluso diría que supera la propia Historia. El cartel, imitaba uno de aquellos con el “Se busca” por encabezamiento....pero el proscrito era en esta ocasión un tal Jesús de Nazareth y rezaba así: “ Galileo. 33 años. Tez morena, barba y cabellos al estilo hippy. Cicatrices en los pies y en las manos. Se acompaña de leprosos, mendigos, perseguidos y una banda de 12 incondicionales. Escandaliza a las masas con frases tan revolucionarias como: "Amaos unos a los otros" y "Perdona a tus enemigos". Si lo encuentras,..., sigue sus huellas..” La recompensa era La Eternidad..... No sé cuantas veces leí aquellas palabras, no sé cuantas noches entre las páginas de algún libro de texto, cansado de estudiar los estilos de las columnas griegas o el teorema fundamental de la trigonometría volví mis ojos miopes hacia aquellas palabras, no sé cuantas tardes escuchando música en aquel cassette y mirando la lluvia caer tras los cristales, no sé cuantos veranos soportando aquellos calores …. Y un día lo olvidé, no me pregunten cómo, pero lo olvidé, .....olvidé las palabras del cartel...pero no a Él, porque Él, de una forma u otra, siempre estuvo ahí, aquí, allí …. y si no mi madre me hacía recordarlo.



Hoy, cuando tantas esperanzas e ilusiones se quedaron por el camino, por culpa propia pero también de los unos y de los otros, recuerdo como aprendizajes imperecederos lo que me mostraban -o yo imaginaba que mostraban- aquellos tres “posters”. Hoy, cuando como dice Tamara en una preciosa canción, “...la vida nos está dejando atrás...” y uno empieza a tener más recuerdos que proyectos, puedo comparar y comprobar las muchas estupideces que el ser humano hace, piensa, desea, dice o escribe. Hoy, ante un mundo decadente, falto de valores, ideales, emociones y sentimientos, lleno de intereses bastardos, más pendientes de la Bolsa que de la vida…....soy consciente de que aún conservo dentro de mí esos tres carteles como referentes, sobre todo en mi trabajo de educar a niños y niñas para un futuro mejor. Ojalá lo consiga.....


4 comentarios:

  1. Yo también recuerdo aquellos carteles. Fueron los únicos permitidos en NUESTRA habitación por la autoridad competente, osea, tú. Yo, como hermano menor, nunca tuve pósters.

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  2. Es lo que tiene ser hermano pequeño.....pero ¡¡¡ y todo lo lo que aprendiste a base de collejas!!! ...jejejeje

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  3. Me encantó leer esta nota, en la habitación que compartía con mis hermanas, entre discos de acetato y otras decoraciones, imperaba majestuoso el "Se Busca"...Y marcó mi vida para siempre!!!!!!

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  4. Estupendo articulo, cuantos recuerdos...

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