lunes, 10 de agosto de 2015

NOCHES DE VERANO



Fiel a sus citas de verano, llegan esas noches en las que el calor, la calor, los calores y las calores propias de la estación acompañan al Levante que se instala en estos lares allá por San Juan y suele no dejarnos hasta bien pasada la Virgen de la Victoria, arreciando entre tanto a los reinos mineral, vegetal y animal que decía la Enciclopedia Álvarez; envolviendo nuestras vidas en un halo de humedad que extrae de nuestros cuerpos hasta la última gota de sudor que seamos capaces de producir. Y es en esas noches, cuando con las ventanas abiertas de par en par no entra ni una pizca de aire, cuando uno siente almohadas y sábanas mojadas, cuando el pecho es un lago caliente y los cabellos y el rostro una sopa recién servida, cuando a todo ello añadimos una impenitente gota de sudor en la punta de la nariz que nunca sabes si arrastrará a babor o estribor; es, en ese preciso momento, cuando echas mano a un mando que desde junio tienes en la mesita de noche, compruebas que marca 23ºC y ….dejas que una seca primavera se adueñe de tu dormitorio. Momento en el que piensas cómo podíamos vivir antes sin ese gran invento que es la climatización o el aire acondicionado...... Y también es, justo en ese momento, cuando te respondes: “....viviendo....”.

Uno, que está muy cerca de dejar esa tercera juventud que representan hoy día los cincuenta para pasar a ser un sesentón sin juventud que valga, no puedo obviar sus recuerdos y es en esas calurosas noches cuando le llegan a borbotones; ahora que, precisamente, muchos de aquellos seres queridos que conforman esos recuerdos ya no están.

Y te llegan los recuerdos de cuando apenas oscurecía y tras haber regado generosamente las aceras y la tierra de la calle -que ni mucho menos todas las calles estaban asfaltadas- con agua con lejía, las familias sacaban aquellas sillas de anea, aquellas mecedoras o aquellas banquetas para ocupar, en principio, la puerta de su casa …. que apenas salieran los primeros botijos de agua fresquita, algún porrón de vino con gaseosa, aquellos tomates del Zoco o la tortilla española con su cebollita y perejil,... se irían extendiendo a la puerta del vecino, al de enfrente, …. porque, entonces, cuando no había “interneses, feisbus ni guasás” y la supervivencia del día a día dependía de la buena vecindad, de la amistad y de la familia, la gente compartía y conversaba.....y los más jóvenes escuchábamos de esos que hoy llamamos “viejos” historias que nos hacían admirarlos, conocerlos y, sobre todo, respetarlos.

Así, uno recuerda oír relatar de hombres curtidos por las olas y el sol, historias de temporales o de naufragios con la consiguiente pérdidas de padres, hermanos o hijos; historias de la situación de bancos de peces sin necesidad de GPS, sondas marinas, …..; predicciones del tiempo, más que acertadas, por referencias innatas o aprendidas siguiendo las indicaciones de sus predecesores; historias de calafates, patronos, contramestres, maquinistas, marineros,....; historias de faros, sus fareros y familias; ….y la noche se llenaba de olor a mar, de ruidos de olas y de imágenes de anclas......

Recuerda haber escuchado de su vecino “El Cartagenero” -hombre de la mar, incapaz de reconocer alguna letra- largos ripios o pareados improvisados, llenos de humor, sentimiento e ironía que, sin la menor duda, podrían haber llenado libros de literatura popular. Y que cuando uno hacia el bachillerato -el antiguo, eh- recordó releyendo a autores insignes como Quevedo.

Recuerda a su abuela Vicenta y sus historias de su lejano Aragón que tanto anhelaba, a sus otros abuelos, Paco y Juana unos gladiadores de la supervivencia diaria, recuerda a su tío Paco Millán, apodado el “Guardia Eléctrico”, hombre servicial, valiente y honesto donde los hubiera...., recuerda a tanta gente buena, ejemplar,....

También me vienen a la memoria, historias en voz baja -que por entonces, ser políticamente incorrecto te llevaba cuando menos al Cuartelillo o a la Comisaria- sobre aquella maldita guerra civil. Historias de venganzas, de injusticias, de crueldades …. de odios entre hermanos que sólo nos condujeron al dolor, a la miseria, al hambre y al atraso; a tener que construir en cada siglo una nueva España y estar siempre buscando la fórmula para que esas dos Españas, de las que Machado nos advirtió, puedan convivir en paz y prosperidad..... Y curiosamente era en estos temas donde las mujeres -siempre más sensatas y sufridas que los hombres- aportaban sus relatos y sus opiniones que, a veces, requerían que el marido les pidiese precaución....porque las paredes oían.

Esta última cuestión de que las paredes oyesen nunca la tuve yo muy clara....pero si tuve claro que había momentos para escuchar, para oír, para aprender....Y que esos aprendizajes me las podían dar aquellas personas sabias, experimentadas, vividas,... Aprendí, gracias a ellos, a escuchar para después, mucho después, poder expresarme como ahora lo hago...., aprendí a respetar, a admirar, a querer …... a la gente que me rodeaba. A valorar a mi familia y a mis vecinos, sus sacrificios, sus valores, su lucha por el día a día. A saber que para la inmensa mayoría de las personas nada es gratis y que sólo con nuestro esfuerzo y perseverancia llegaremos a la meta que nos propongamos.

Ahora miro otra vez el mando del climatizador, ….que gran invento......y cuanto hemos perdido por su culpa.


2 comentarios:

  1. Cada vez somos más "recuerdo" y menos "proyecto" y nos refugiamos en esos recuerdos para sanar nuestras heridas y llenarnos (aunque sean tristes) de optimismo, por lo que fuimos, lo que nadie (salvo el Alzheimer) puede quitarnos. Yo recuerdo las noches en las que se acababan contado "historias de miedo": No había nadie en el barrio que no tuviese su propia experiencia paranormal y también recuerdo como, por mucho calor que hiciera, acababas tapándote hasta la cabeza con esa sábana "antifantasma".

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  2. ....y además de todo lo que dices acertadamente, este humilde "rellenarenglones" pretende hacernos reflexionar sobre las cosas verdaderamente auténticas de la vida, sobre las cadenas que cada vez nos envuelven más, sobre los valores imperecederos. Máxime teniendo en cuenta, y tu que me conoces bien lo sabes, que no soy precisamente de los que piensan que "...cualquier tiempo pasado fue mejor..." y que mi mayor deseo es mirando a un futuro dejar algo bueno a unos tal Manolo, Marina, Miguel ....y lo que nos traigan.

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