viernes, 3 de abril de 2015

MI FE....



Como tantos otros Viernes Santo, el día ha amanecido con bruma de levante. No obstante, por la tarde se nota la primavera en el piar de las golondrinas revoloteando por los cielos y en la luz que asoma ante de irse......Me asomo a la ventana y entonces llegan los recuerdos de otras primaveras y otras semanas santas.

Recuerdos de cuando yo era un niño y este día del año me sobrecogía y llenaba de emociones. Desde por la mañana, mi padre se esforzaba en preparar con cartones unos cuantos soportes para que la cera ardiente de las velas no cayera en las manos de mi madre ni de mis tías. Mi madre procuraba, aunque casi nunca pudiera, descansar para llevar mejor el esfuerzo de esa noche.....

Mi madre era una mujer con una fe extraordinaria, tanta que con la suya nos bastaba a los demás. Yo tenía fe en mi madre y aquellas noches de Viernes Santo mucho más..... 

En cuanto clareaba la tarde, mi madre se preparaba para acudir a velar a su Cristo, se vestía modestamente, se colocaba aquel velo negro que guardaba como un tesoro y acompañada de mi padre acudía a la Castrense para allí unirse a mis tías y rezar, ..y rezar, ...y rezar.....

Luego, venía aquella noche en la que mi mente infantil acostumbrada a mis juegos solitarios en una azotea se preguntaba tantas y tantas cosas que luego la vida con mayor o menor acierto me ha ido respondiendo …. Aunque no siempre...aún quedan muchas inquietudes para llenar las noches más oscuras. 

Con mi padre o alguno de mis tíos acompañábamos durante todo el recorrido la procesión del Entierro, calle arriba, calle abajo. A lo largo de la noche miraría no sé cuantas veces la cara del Cristo yacente y me preguntaría por qué un ser tan todopoderoso se dejaba matar así. También miraría a las autoridades, a los jerifaltes, siempre por delante, .... vestidos con sus mejores galas....y tomaría, tal vez por primera vez en mi vida, conciencia de la injusticia que son las clases sociales.....Precisamente en una procesión por Cristo. Él, que vino precisamente a hacernos todos iguales....y ni siquiera lo había conseguido en sus procesiones....



Pero, sin la menor duda, lo que más me sobrecogía era la cara de mi madre, descalza, humilde, iluminada por la luz de la vela,.....rogando a Dios por alguno de nosotros, implorando su protección, ... para todos ….. menos para ella. Retumban en mis oídos los tambores y me fijo que de vez en cuando una lágrima asoma a sus ojos. Está agotada por el trabajo en aquellas malditas escaleras que fregaba de rodillas, por la casa, por el carrillo, ...porque su corazón ya está enfermo. Pero un aliento que saca de no sé bien donde la hace caminar y caminar tras el Cristo yacente ….descalza.

Por algún lado veo a mi padre, con los zapatos de mi madre envueltos en papel de estraza, ...por si en algún momento ya sus pies no pueden más y necesitan de ellos para seguir....Mi padre, siempre ahí donde se le necesitara. Mi padre que aquella misma tarde había tenido que arreglar urgentemente y con un extraordinario ingenio aquella avería en el trono del yacente;......él, que no creía ni en la religión católica “...y eso que es la única verdadera...” decía....

Esta noche, volveré a ver esa procesión..... y aunque mi madre físicamente ya no esté, para mí su alma irá en cualquiera de las personas que con humildad van tras el Cristo. Esas personas cuyas caras reflejan la preocupación y el sufrimiento, esas personas que confían con fe -quien la tuviera- en un Cristo yacente tantas veces mudo e indiferente..... Y mirando entre la gente, también veré a mi padre con el paquete de papel de estraza....por si lo necesitan.

Yo creo en las personas, …...y creo en su fe.

by-nc-nd.eu_petit

1 comentario:

  1. Acabo de leer en facebook a tu hija, ahora me emociono con estos (tus) recuerdos. La familia está que se sale

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