lunes, 11 de agosto de 2014

SÍNDROME POSTVACACIONAL MELILLITA (SPVM)




Probablemente lo podríamos considerar como una variante local, de Melilla, del conocido como síndrome postvacacional que por sus características y elementos la hacen singularmente diferente del general. Veamos algunas de estas variantes:

En primer lugar, este síndrome da comienzo nada más acercarse a los puertos de regreso a Melilla (Málaga, Almería y Motril) donde para empezar somos tratados, en todos ellos, como poco más que animales a los que hay que embarcar de cualquier manera. Bien es cierto que algunos ya han adoptado previamente ese papel y han llenado de basuras y detritus los escasos recursos puestos a su alcance. Pero también es cierto que todos hemos de soportar largas colas, estaciones marítimas inexistentes o en un estado propio de un país tercermundista, molestias innecesarias al pasajero haciéndole pasar por recorridos cada vez más largos y complicados, medidas de seguridad que a todas luces tienen infinitas posibilidades más de incordiar al pasajero que de detectar al delincuente, petición de la misma documentación (tarjeta de embarque, DNI,...) en repetidas ocasiones y por diferentes profesionales sin que uno termine de saber por qué, …Hasta que al fin conseguimos embarcar. Allí pasa de todo, desde aquellos que vuelven a comportarse como animales y destrozan, roban, rompen, … sin que casi nunca les pase nada; a que por ello seamos tratados como estos individuos sin el más mínimo reparo o respeto. También podríamos escribir sobre los problemas con el aire acondicionado o las colas para tomarte un mísero café... La travesía sigue sin pasar de siglo – ya mi padre tardó en 1941 prácticamente lo mismo que ahora se tarda en hacer esta travesía- y se ha escrito tanto sobre ellas que para qué me voy a reiterar en lo mismo....

En segundo lugar, desembarcamos en Melilla …. de aquella manera, pues los individuos antes señalados o lo toman como una carrera de supervivencia para bajar por la pasarela atropellando sin el menor reparo a mujeres y niños o no tienen la menor prisa por retirar su vehículo de la cochera del barco impidiendo la salida de todos los demás.... A todo ello, somos recibidos por unos policías y guardias civiles que si ya nos habían despedido como si fuéramos “presuntos” -siempre me he preguntado para qué me ordenan que “..abra atrás..” si luego no miran nada- ahora nos miran como si acabásemos de cumplir la condena e incluso si les sostienes la mirada ten por seguro que te paran para preguntarte si tienes algo que declarar o similar.... Luego están los policías portuarios -por favor, que alguien les quite los silbatos- con unos señaladores de mano fosforescentes indicándote que deprisa, deprisa, deprisa,.. salgas por aquí o por allí a veces de forma hasta contradictoria.

Y ya estamos en Melilla......
Con un nudo en la garganta te diriges a tu domicilio a ver cómo está todo....que por el camino ya ves que está todo igual de triste, vacío y sucio que antes de irte y por mucho que los empleados de la limpieza se esfuercen en ello. También te das cuenta de la cantidad de individuos sospechosos y ociosos que vagan por la Ciudad a ver que pueden hacer.... y no son turistas como ya quisiera el señor Mateo precisamente.

Luego deshaces las maletas,... la tuya en cinco minutos pero la de tu mujer... y los regalos aún tardaréis varios días....Y vuelta a empezar.

Obviamente, en esos momentos sin haber empezado aún a trabajar, el síndrome postvacacional melillita ya está instaurado y con el paso de las horas irá causando sus estragos. Ni te cuento cuando vuelves al trabajo y te encuentras a todo el mundo de mal humor. Tú que llegas con las fotos, las anécdotas y dispuesto a contar tus “aventuras” te llevas como primera respuesta algo muy típico del melillita: “ ...y no te daba vergüenza ir así vestidos...”, porque el melillita, del que alguna vez me ocuparé en otro escrito, es, ante todo, estricto en sus ropas y vestimentas no vaya a ser que alguien diga algo de ti.....y además tiene como “deporte local” el criticar con una navaja de aquellas de Albacete a su vecino sin el menor pudor y haga éste lo que haga....

Llegados aquí el síndrome postvacacional melillita ya no es tal ….sino que se ha convertido en una forma crónica de vivir habitualmente entre nosotros....con mala leche, con perdón, que diría aquél.

Menos mal que este año el MECD me ha llenado el primer trimestre de puentes ….seguramente para tratar ese síndrome en sus funcionarios....que buenos que son los jefes de “Madriz” de este Ministerio.





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