domingo, 1 de septiembre de 2019

ADIOS, SUEGRA, Y GRACIAS POR TODO...


El día 8 de agosto mi suegra, Teresa Trullas Ruiz, tras una rápida enfermedad murió en Málaga donde había sido desplazada. Mi suegra Teresa fue siempre una persona buena.

Con una timidez propia de su bondad dedicó íntegramente su vida a los demás estando al lado de quienes la necesitaban en los mejores y, sobre todo, en los peores momentos. Jamás la escuché pedir nada para ella … mientras centenares de veces la vi renunciar para beneficio de otros. Siempre se sacrificaba, siempre estaba allí donde se la necesitaba. Una mujer cuya única felicidad era ver contentos a los que la rodeaban.

El sábado 10 de agosto, le dimos cristiana sepultura junto a su marido, Paco Navas, persona muy querida y conocida en el mundo de la pesca que nos dejó hace muchos años, y esta familia quiere expresar, porque así es de justicia, algunos sinceros y emotivos agradecimientos:

Nuestro agradecimiento en primer lugar a Nasiba y Enrique Crespillo, cardiólogos del Hospital Comarcal, por su atención, compromiso y lucha para una rápida evacuación que gracias a ellos no se demoró más de lo que la maldita burocracia ya había demorado.

Nuestro agradecimiento al personal del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, popularmente conocido por “El Clínico”, por sus atenciones, amabilidades, cercanía, profesionalidad,… primero con mi suegra pero también con quienes nos desplazamos con ella. Todo hasta el último minuto.

Nuestro agradecimiento al personal de la aseguradora Santa Lucía por sus gestiones, amabilidad, atenciones y eficacia en la recepción, tratamiento, traslado y entierro de mi suegra. Ejemplar servicio de buen hacer de una antigua empresa española.

Nuestro infinito agradecimiento a todas esas personas que durante estas semanas se interesaron por la situación de Teresa y también a quienes posteriormente nos acompañaron física o a través de la distancia por teléfono en su sepelio. Estuvisteis a nuestro lado...

Gracias, gracias, gracias,...

Mi querida suegra murió rodeada de quienes la queríamos, de su hija y de sus nietos, de quienes estuvimos siempre con ella para lo bueno y para lo malo. Siempre la recordaremos... a ser posible con una sonrisa tal y como ella hubiese querido.

Y termino con un deseo: mi suegra amaba a su barrio donde tantos años vivió, el barrio Virgen de la Victoria. Y, casualidades, vino a morir en un Hospital cuyo nombre también es Virgen de la Victoria. Rezo y deseo porque nuestra Patrona la haya recibido a las puertas del Cielo para acogerla a su lado.

Amén.

FERIAS, NO, POR FAVOR...


Queridos amigos:

Sabiendo que sólo os mueven las buenas intenciones y vuestra bondad para con mi persona quiero haceros un ruego: no me digáis que disfrute de la feria, sencillamente, no la soporto. 

Tengo mis razones. 

Mi infancia la pasé en una triste portería junto al Parque Hernández que era, como sabéis, el recinto ferial. Tras pasar la noche en vela por los ruidos de las orquestas en las casetas o los gritos por la calle, mi madre se levantaba para fregar bien temprano los orines de los guarros que lo hacían bien en el portal o en la fachada. El olor era insoportable. Entonces no había fregonas y mi madre tenía que fregar de rodillas con lejía e incluso a veces con Zotal.

Desde entonces fui un niño atípico, no me gustaban las ferias. Y si a eso unimos que no me apetecen para nada las grandes concentraciones humanas tendréis mis razones. 

Es oír la palabra "feria" y oler a meadas...

Gracias por soportar mis rarezas.