martes, 23 de diciembre de 2014

LOS GARBANZOS DE NOCHEBUENA



Sé que les sonará a tío raro pero el primer recuerdo que tengo de una Navidad es de ...... ¡¡¡ un cocido!!!
Eran aquellos, tiempos de muchas penurias y carencias, tiempos de calles en “blanco y negro”, de gentes delgadas con rostros tristes y enjutos, del “parte” de RNE, de uniformes que daban miedo, … y del “Vd. no sabe quién soy yo...”.

No me pregunten cómo pero aquel año, mi abuelo Paco, que regentaba un humilde carrillo en la Plaza de España, consiguió de estraperlo tres kilos de garbanzos que le llegaron en una gran bolsa de papel de estraza saltándose el racionamiento y los controles que de una forma u otra todavía existían en muchos productos de primera necesidad. Y aquello supuso algo así como si a la familia le hubiera tocado “El Gordo”. Recuerdo perfectamente como todos nos desplazamos al carrillo para contemplar de forma clandestina entre aclamaciones y piropos aquellos hermosos garbanzos. Luego vino la correspondiente admiración al verlos en aquellas ollas de agua durante todo un día para que en remojo con una cucharadita de bicarbonato se fuesen ablandando y así poder guisarlos mejor, cuestión ésta última que con arte y tiempo hicieron mi madre y mi tía contando con la inestimable colaboración de nuestra vecina Fatma que nos prestó una olla con las adecuadas dimensiones para guisar aquel “monumento”. Se me olvidaba mencionar que el resto de la familia “adornó” aquel cocido con lo que pudieron modestamente, que si un trozo de tocino, algún chorizo, un pollo canijo, …..y las polivalentes patatas.




Para que se hagan una idea, los comensales debíamos ser unos quince a los que nos “encajaron” en un salón de unos 12 m2 con lo cual a los niños nos tocó como siempre ...la escalera, donde junto a mis primos degusté aquellos garbanzos cuyo sabor era incomparable a los que alguna vez al mes mi madre hacía. Obviamente, se repitió y repartió entre los vecinos “un platito para que lo probaran” que celebraron a la par nuestra....

Pero lo que más recuerdo de aquella Nochebuena fue que al acabar con aquellos garbanzos -que vaya si acabamos- apareció una botella de anís y armados con ésta y las correspondientes panderetas y zambombas nos dedicamos a visitar las casas de nuestros vecinos donde fuimos recibidos con todo el cariño compartiendo lo poco que tenían, es decir, más anís, algún borrachuelo, algún rosco y turrón del duro, ….del duro de verdad.

Aquellas Navidades nada tienen que ver con las de ahora. Hoy sobra de todo hasta en la mesa más modesta,....¿de todo?..... no. Faltan “los garbanzos” que compartimos con la familia y con los vecinos, falta “la olla” que Fatma nos prestó, falta “el anis” que alguien trajo, faltan “las zambombas y panderetas” que suenen por las escaleras de los edificios y por las calles, faltan “los borrachuelos” con los que te recibían en casa del vecino, …. y, sobre todo, faltan la comunicación , la amistad, el cariño, la solidaridad, ….. ¡¡ aquellos valores !!

Hoy, en Nochebuena nos iremos de copas desde la mañana para llegar más que hartos a la cena......con la familia....con los viejos. Esa cena que cada vez nos gusta menos porque siempre alguien tiene “el mal gusto” de recordar a los que faltan, esa cena en la que se empeñan años tras año en recordarnos las viejas historias de la familia, esa cena en el que abuela nos quiere dar besos constantemente como si no nos hubiese visto desde hace meses -que efectivamente, los hace-, esa cena interminable que intentamos cada vez dure menos, para irnos de nuevo “de marcha” con los amiguetes. Amiguetes a los que saludaremos con gritos, aspavientos y con los que nos haremos centenares de fotos durante la noche … pero con los que charlaremos principalmente por el Whatsapps durante horas de lo que nos vamos a comprar o de qué regalar.... como venimos haciendo durante todo el año.

En definitiva, que cada vez nos alejamos del ser “humano” para convertirnos en el ser ….el ser ...”no sé bien qué” pero que evidentemente a mí, y creo sin temor a equivocarme que a otros muchos, no nos gusta nada y nos tememos lo peor.
De todas las formas, amable lector, déjame que modestamente te desee que, en unión de toda tu familia y tus seres queridos, pases unas FELICES FIESTAS......con muchos “garbanzos”.



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