domingo, 28 de marzo de 2021

AQUEL DOMINGO DE RAMOS

 


Otro Domingo de Ramos en que nada será igual… Otro Domingo de Ramos en el que no veré a La Pollinica… Otro Domingo de Ramos en el que me tendré que conformar con los recuerdos, como tantas ocasiones en este último año de pandemia.
Siempre tengo en el recuerdo de cuando era un niño y desde la triste azotea del edificio en que mi madre era portera veíamos pasar a los alumnos de La Salle vestidos de egipcios y con aquellas palmas trenzadas… Como me hubiera gustado ir con ellos… Recuerdo a mi madre con aquella fe infinita mirando La Pollinica que por entonces era más pequeña… Otros Domingos de Ramos.

Y, sin embargo, para mí habrá un Domingo de Ramos muy especial.

Aquella mañana salió un domingo primaveral, lleno de luz, con una temperatura ideal. Nos vestimos de gala y recogimos a los abuelos para llevarlos a ver La Pollínica y luego almorzar en un restaurante que habíamos reservado. Dimos un amplio paseo por el parque Hernández mientras esperábamos y saludamos a muchos amigos que se alegraban de vernos. En su momento, cuando ya se oían los tambores de guerra del Tercio Gran Capitán I de La Legión ocupamos un sitio a la sombra pues el sol calentaba ya avisando del verano…

Y empezó la procesión con sus penitentes, cofrades, palmas, … y los legionarios cantando el Novio de la Muerte.

Noté como mi padre se emocionaba y me preguntó:

-¿Ahora me quito la gorra, verdad? - señalándose la gorra de visera que le habíamos puesto.

-Sí tu quieres, sí, padre – Le dije sorprendido pues por entonces el Alzheimer lo tenía muy afectado y apenas si hablaba.

Pasaba el trono de La Pollinica ante nosotros, … muchos entonábamos el Novio de la Muerte… La escena era muy emocionante.

Y entonces mi padre, se levantó de su silla de ruedas y se descubrió ante el Cristo entrando en Jerusalen…

Mi padre no era creyente…pero siempre fue un hombre bueno. Necesito y quiero creer que hoy, Domingo de Ramos, junto a mi madre estará viéndonos desde el Cielo... y me recuerda que ante Cristo hay que descubrirse.