Hace unos días, mientras pasaba de un canal a otro de tv. me tropecé con esa pesadez diaria que Antena 3 se ha empeñado en emitir a la hora de máxima audiencia de lunes a jueves y que a muchos nos está haciendo cambiar nuestro aprecio por las hormigas… Uno de esos tantos programas repetitivos hasta la saciedad en cuanto a formato y desarrollo, con invitados que ya empiezan a tener el sillón desgastado de tantas veces que han venido a contar lo mismo; un programa que se alarga en el tiempo con decenas de anuncios y que es usado sin misericordia como plataforma publicitaria para cualquier estreno, creación, …, en definitiva, un programa magazine que si se emitiese una vez a la semana probablemente no produciría el hartazgo que nos produce a no pocos… Pero es la tv. que ahora se hace en todos los canales y la prueba la tienen en que TVE ha decidido emitir, para competir en la misma franja horaria, un programa que no es sino más de lo mismo aunque tal vez con más zafiedad aún y peor gusto.
Pues bien, como decía, mientras pasaba de una canal a otro me paré escuchando una entrevista que el tal Motos hacía a un ¿cantante? al parecer muy popular cuyo último “noséquédisco” lleva una canción que, dicho sea con perdón, repite sin pudor alguno “… iros a tomar por culo …” que, a parte de estar verbalmente mal dicha y escrita, es de una grosería incalificable. Pero, en fin, parece que por escuchar dicha estrofa mucha gente pagará. Cosas de los actuales tiempos.
Como no podía ser de otra manera, apenas terminar de ver y escuchar aquello, me decidí, como casi siempre, a coger el libro electrónico que tengo en la mesita de noche para continuar tranquilamente en la cama leyendo la última novela de Pérez Reverte que me está entusiasmando.
Pero antes, mientras me ponía el pijama y colocaba la almohada extra “de lecturas”, me dio por reflexionar sobre lo afortunado que era por haber disfrutado en mi infancia, adolescencia, juventud y madurez de una música con autores y cantantes de aquellos años en los que no existían éstos y éstas que hoy revientan estadios a base de "cosas" como el llamado “reguetón” con unas letras que más parecen salir de una bragueta que de una boca humana.
Mi mente me regaló entonces los recuerdos de canciones de Alberto Cortez, aquellas maravillosas canciones que llenaban el alma de sentimientos y nos educaban en filosofía para la vida. Aquellas canciones que eran poesía con música que te hacían sentir vivo en una España en blanco y negro… Grande, Don Alberto, que hoy sigue emocionándonos desde el Cielo, pues ya saben que él decía no ser de aquí ni de allá:
Me gusta ir con el verano
Muy lejos
Pero volver donde mi madre
En invierno
Aquella noche, mi mente, estaba generosa y tras el regalo anterior decidió seguir y me trajo a Serrat, Don Juan Manuel Serrat, y aquello de:
Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa
Y escondido tras las cañas, duerme mi primer amor
Llevo tu luz y tu olor
Por dondequiera que vaya
Para, una vez más, darme cuenta de lo maravilloso que es haber nacido a orillas del Mediterráneo.
Al ir a bajar la persiana, nunca del todo, pues soy de los que gustan de dormir con algo de luz, al quedar la habitación en penumbra, recordé aquella actuación de Mocedades en el Auditorium Carvajal donde, como tantas veces sucede en esta decadente ciudad, antes y ahora, se fue el fluido eléctrico y nos quedamos a oscuras. Hecho este que hoy con tanta “música enlatada” y "voces digitalizadas" hubiera provocado la suspensión de la actuación … Pero aquel Mocedades echó mano de unas cuantas guitarras y, ante un publico que iluminaba la noche con sus mecheros, con la inigualable voz de Amaya Uranga empezaron a entonar:
Es bandera de niebla, su poncho al viento
Lo saludan las flautas del pajonal
Y animando a la tropa, por esos cerros
El arriero va, el arriero va
Y muchos jóvenes de aquella época, jóvenes sin apenas recursos pero con el corazón lleno de ilusiones y esperanzas, comprendimos que tendríamos y deberíamos luchar mucho para cambiar aquello de:
“Las penas y las vaquitas
Se van por la misma senda
Las penas son de nosotros
Las vaquitas son ajenas
Aún no había terminado de acomodarme en la cama, cuando me vino un regalo más, esta vez el arte subía de escalón y desde el otro lado del Atlántico, LA VOZ, la de D, Frank Sinatra, me decía:
Tal vez lloré o tal vez reí
Tal vez gané o tal vez perdí
Más ahora sé que fui feliz
Que si lloré, también amé
Puedo seguir hasta el final
A mi manera
Reconozco que alguna lágrima asomó a mis ojos y una cierta placentera melancolía me invadió antes de “ponerme a charlar” con Don Arturo Pérez Reverte sobre esa Isla de la Mujer Dormida que me tiene fascinado. Tras una hora y media de lectura placentera el sueño comenzó a vencerme y me dije que ya era hora de dormir y a ver si esta noche tenía suerte con los sueños pues no sé si a alguno le pasará lo mismo pero las malas noticias que recibimos día a día también afectan a los sueños convirtiéndolos en pesadillas. Pero aquella noche, la felicidad musical decidió acompañarme hasta llegar a la fase REM y una preciosa canción de Los Beatles me contó al oído que la vida es "The Long and Winding Road", es decir, un largo y sinuoso camino. Escuchar aquella letra aprendida en español, casi dormido, al lado de la mujer de mi vida, me hizo sentir lo afortunado que he sido y soy:
El largo y sinuoso camino que lleva a tu puerta
Nunca desaparecerá, he visto ese camino antes
Siempre me lleva aquí, me lleva a tu puerta
Al día siguiente, la espalda seguía erre que erre dándome molestias, las pastillas de la tensión y la diabetes me esperaban junto al desayuno … pero yo seguí sintiéndome un ser afortunado por haber tenido, hasta en música, los maestros que tuve.
Bendito sea Dios...